Ahora ya no me arrepiento de estar horas y horas sin hacer
nada, incluso estando en el mismo taller, entre maquetas y objetos medio
manipulados, atontada por este aire de venenos. No experimento el menor
remordimiento de sentirme sólo abrazada
por el tiempo, todavía enraizada en él, sintiéndome del mundo, aún de su
misma sustancia. ¿Qué es lo espiritual entonces, cuando una percibe que es
solamente en lo físico donde se nota viva, diferente, tal vez necesaria?
Eva, ahora, es un espíritu flotante, vagaroso sobre las
tierras y las aguas.
¿Has pagado tus 18 dólares?
(Una manera de decir: “No te olvides de darle un gallo a
Asclepio.”)
Pero, aún…
(Boquea, se agarra a las sábanas, silbidos, irregulares
exhalaciones que parecen emanar de la espesa atmósfera, un aire a lo
Cheyne-Stokes, podría decirse, a la moda de… [desfile de mortajas].)
En cuanto a…
El Universo Mayúsculo: si finalmente se estableciera su
edad exacta, ni un segundo más pronto o más tarde, eso sería la prueba de que
existe una pauta cósmica, un patrón de inimaginables propósitos, una especie de
programa o un prediseño de actuación
inconcebible de comprender por la mente humana por su absoluta desmesura,
puesto que sólo son verificables, sí lo son, las teorías físicas.
(“Universo”, dijo, “allá voy.”
A rodar.)
¿Ahora te das cuenta que no necesitabas mirar al exterior,
más allá de la ventana? Si habías de morir joven, y lo eres, te era suficiente
tu interior, todo estaba allí, mirar hacia adentro para verlo todo. Bastaba la
ventana para descansar la vista, para reposar las ideas y apartar las manos de
cuando en cuando del trabajo y sus pestilencias.
Venganza contra la muerte a deshoras: “Cuando comprendió
que era de verdad una artista, dejó
de hacer obras: ahora ya lo sabía. Y
mano sobre mano, se puso a esperar.”
Merde pour la poésie.
Cómo decirlo…
Son las cosas increíbles las que merecen ser visualizadas:
Right After.
Que sea.
Si no existe lo que
haces visible, ¿cómo es entonces que
existe al hacerlo visible?
Con el tiempo, una
fabrica su propia leyenda, se hace poquito a poquito en la memoria siempre
inquietante de los otros, pero… no has tenido tiempo suficiente para tal
maquillaje, tú misma existencia, corta y de un final tan bruto como inesperado,
ha bastado para erigir un mito apropiado para las épocas.
2014, 11 de enero,
sábado, en un lugar de Nueva York. Eva
Hesse: 78 años (Saturno se olvidó de ti).
-Buenos días, Mrs.
Hesse. Felicidades.
-Buenos días, Mr.
Grau. Gracias.
(En el Village:
maravillosas y pequeñas calles arboladas llenas del color del invierno
–soleado-.)
-Hace una excelente
mañana a pesar del frío y la nieve que cubre las aceras.
(Luminosa y limpia,
transparente mañana cuando los rayos del sol bañan de luz clamorosa hasta los
rincones más sórdidos del barrio, y el aire helado que parece descender de las
ramas acristaladas de los grandes árboles se antoja perfumadamente marino.)
1970, 11 de enero,
domingo, en un lugar de Nueva York. Eva Hesse: 34 años.
(En el Bowery: la
calle que parece huir como alma que lleva el diablo hacia el norte del SoHo,
que querría desgajarse de lo tenebroso y el crimen que deja atrás.)
(Las aceras y la
calzada están sucias bajo la fría lluvia y la neblina gris, el tráfico humeante
y ruidoso taladra el cerebro, la mirada de la gente es torva y atemorizante
bajo el chirrido rojo de los neones, y en cualquier gélida esquina se agazapa
el cuchillo que ha puesto precio a tu cabeza: un par de dólares.)
-¿Qué vamos a hacer
entonces?
-Pasear, por ejemplo.
¿Recuerda cuando los árboles caminaban junto a usted?
-Déjese de tonterías.
Pasear, ¿adónde?
-Hacia atrás. Volver
atrás. Pero sólo será posible hasta 1970.
-Será suficiente. No
comprendo demasiado bien lo que ha ocurrido después de esa fecha. Así que,
refrésqueme la memoria en este día deslumbrante en el que hasta la verdad
resplandece. ¡Ja!
-Desde luego. Empezaré
por el principio. Quiero decir por el final… ¿o prefiere que empiece a relatar
desde el medio?
-Desde el medio…
¿desde el medio de qué?
[En efecto:
RIGHT AFTER:
¿Dónde se halla el medio?
Pero sé de los
extremos.
Y entrambos…]
Como una falla: no se
ve la carpintería que sostiene todo el tinglado (material y… ¡conceptual!).
¡Qué se va a ver!
…………………………………………………………………………………………….(Por
otra parte, ¿adónde conduce una genealogía, hacia adelante o hacia atrás?
¡Quién sabe!
Es el tiempo lo que
termina pudriéndose, en cualquiera de las formas con que disfrace los
acontecimientos, los pasares, los seres y los objetos.)
Digamos que sólo
entiendo el tiempo de una manera, entendámonos, sólida, como un proyectil
pesado y lento, pero inmutable e indetenible, y siempre hacia delante, buscando
una diana invisible en algún punto del cosmos que es difícilmente imaginable…
…………………………………………………………………………………………….
Es un pensamiento un
tanto extravagante.
Es de lo extravagante
de donde extraigo lo mejor de mí misma.
…………………………………………………………………………………………….
Cualquiera sabe los designios de…
Nadie mueve los “hilos” de ti, salvo que aceptes de buen
grado ser una marioneta. (En el arte o en la vida.)
-¿No será usted una de esas abuelitas neoyorquinas no poco maliciosas
que se van pudriendo sin darse cuenta y disfrutan parte del día degustando
licores dulces y chismorreando sin cesar en un apartamento del Upper West Side
sentadas con la bombonera sobre el regazo junto a las grandes cristaleras que
reciben la luz del sol crepuscular abatiéndose mansamente sobre las aguas
doradas del Hudson?