Brell filosofa para sus adentros: Todos tenemos una forma invisible, la que construimos en nuestro interior, la que nadie puede percibir, y esa forma que habla con nosotros, que modela nuestras acciones, que resulta espejo de nuestros más recónditos deseos y flaquezas, una forma que construye nuestra auténtica realidad…
Que…, que…
En fin.
(Cuando uno dice en fin,
es que ya se ha cansado de pensar. A partir de entonces todo es divagación y
malas digestiones.)
Brell el Joven:
absolutamente inexpresivo, nadie averiguaría sus pensamientos, sus emociones,
su estado, digamos, espiritual, una máscara, una esfinge de duro granito
(atentos a su estómago):
Inescrutable Boceto: se diría que en las garras de
Moebius. Todo lo digerible invita a lo reflexivo.
Marta: ¡Que te den por el culo, cabrón!
Borja: ¡Muérete, cerda!
Marta, levantándose colérica de la cama:
¡Un niñato de mierda que ni sabe ponerse un condón!
Borja: ¡Pues habérmela chupado! ¡Si me hubiera
corrido en tu puta boca no habría pasado nada!
Marta: ¡Que te la chupe tu madre… y que se lo
trague ella!
Paula: Y ahora a buscar otro puto taxi.
El vestíbulo de Deless
se halla sumido en una penumbra confortable, prometedora. Forradas de madera
clara las paredes de la que penden pequeñas lámparas que proyectan luces
cálidas y apaciguantes, todo sugiere el matiz del bienestar, mesura y
delectación, una atmósfera sabia donde el manjar y la complacencia se
imbricasen para un absoluto acomodo del cuerpo y el alma. La luz indirecta
invita a degustar en el interior la copa sosegada del licor caro, la cerveza de
marca conventual, bien fermentada por el sabor de los siglos, el oporto o el
jerez, el blanco sabiamente amontillado. Descartados el vodka barato y…
¡muchísimo más el salchichón y la rana rebozada en azúcar!
Panorámica. La cámara elevada se mueve despacio sobre la
calle. Se ven edificios y árboles, la calzada recta y poblada de coches, la
esquina donde entre otros transeúntes una pareja cargada con dos bolsas al
borde de la acera, mira con insistencia los vehículos que se acercan por su
izquierda. Fundido en negro.
(Y nada parece ser
reconocible allá abajo, confundido todo en incruenta y vulgar mezcolanza.)
El fárrago urbano, el
disparatado croquis de la ilusión…
¿Van a ir a casa? Ya
afuera del refugio gastronómico y alcohólico.
Demasiado temprano.
Pero… ¡las bolsas!
Paula no deja de
pensarlo una y otra vez.
Paula: ¿Y qué hago yo con este medio drogado
en casa hasta la noche?
Un soldadito de plomo
al que hay que encerrar en la vitrina.
Un taxi con el piloto
verde encendido se detiene frente a ellos. Brell lo mira con extrañeza. Se
diría que… viajamos al pasado, y maldito si uno sabe por qué. Esa luz verde,
esa…
Cada uno es culpable a
su modo… pero todos somos culpables.
Cada uno crea sus
culpas concienzudamente, sin perdón.
Estos dos forman una
molécula extraordinaria: quién de los dos el ARN que lee las instrucciones,
quién de los dos el ADN que las lleva escritas…
Ignacio Brell y Paula
Coloma son dos figuras de cartón piedra, dos personajes, dos imágenes latentes
nacidas de la emulsión de una película de 35 milímetros expuesta a la luz a
través de un objetivo: los descubre desnudos, histéricos en el fondo, farsantes
sobre todo, inútiles lamentablemente. ¿Adónde nos llevará esta sucesión de
fotogramas, esta serie de imágenes que va a reproducir una ilusión de la acción
original con todo su movimiento…, ese vaivén de aquí para allá, de un lado a
otro de su existencia, ese carrusel de actos sin un guión previo? Rancios y
antiguos a pesar de su contemporaneidad, de su época moderna, tal vez
desaparezcan en su excursión de 24 fotogramas por segundo de su vida bajo el síndrome del vinagre.
Se apean antes de
alcanzar Germanías, en la misma esquina de Antiguo Reino, que es por donde,
ladinamente, les ha traído el envilecido taxista tan igual de estafador que el
anterior (pero no poeta).
Cruzan el primer tramo
de la calzada, atraviesan el pasillo central de la Gran Vía y aguardan junto al
semáforo. Verde. Salvan el otro tramo de la calzada que conduce al túnel y se
meten por Ruzafa. Un minuto después se hallan en Junco, sentados a una de las mesas pegadas a la pared, paralelas a
la barra forrada de cuero marrón.
Dos Martinis.
(Paula y el chiste:
¿Cómo has adivinado que también a mí me gusta el Martini?
Ah, ¿tu también querías un Martini…? Camarero, que sean
tres.)
Un aparato de
televisión al fondo del local retransmite un partido de tenis sobre una pista
de hierba. Brell alza la vista de cuando en cuando y contempla algún lance del
juego.
Pero ¡que diablos…! Es
un partido diferido… ¡y de hace tiempo!
Un Wimbledon sin
sorpresas:
Schmidt vs García (2006), descubre
alelado.
Ese partido y esos
sets anticipan la final del siglo de 2008.
Paula le mira a él
abiertamente sin pensar en nada (porque a veces, es posible no pensar en nada).
El camarero se acerca
con las copas. Lo primero que hacen los dos es comerse la aceituna clavada en
el palillo, sin dar tiempo siquiera a que macerara debidamente en el líquido
dorado y turbio.
Brell observa
fascinado la verdedorada superficie.
Abril de 2008.
Quién lo iba a decir.
Pocas fisuras deja
abierto el futuro por donde atisbar hoy.
Qué te parece, divaga
Brell el Joven, después de 2001, una odisea del espacio…, después
de todas las tonterías futuristas imaginadas… treinta años más tarde… todo tan
distinto, tan imprevisible entonces, ni el puto teléfono móvil, ni la
tableta...
El tiempo, como la
luz, si pudiera ir hacia atrás… (etcétera).
Verano de 2006.
Verano de 2007 (pasó
como una exhalación, pero era la antesala de El Gran Acontecimiento).
En 2007, mi querido
amigo, los fantasmas, libres de cadenas y sábanas blancas, ya habían crecido.
En 2007 el verano
sería extremadamente benigno, el cielo de un azul purísimo y la esencia de la
tierra, de sus árboles y sus piedras, de sus aguas y de sus vientos, de aromas
tan naturales que embriagaban de sencillez…
Verano de 2008 (algo
que no ha de suceder en estas páginas).
Todos los veranos
terminan siendo caros al recuerdo.
Una triste tarde
londinense.
Un testigo de
excepción (y partidista) de la contienda de 2006, DFW, narrará las vicisitudes
de la final sobre hierba que sería la antesala del otro partido, la verdadera
final del 2008, que ha de pasar a la historia del deporte de la raqueta
(perdonad terminología y estilo cronístico del relato: perdonad sus muchas
faltas) sin duda ninguna, y así lo reconoce otra leyenda del tenis mundial en
uno de sus habituales (e irrebatibles) exabruptos, John Mcdonald, alias King:
Este ha sido el mejor partido de la historia del tenis. Y a ver quien tiene
cojones de rebatir la afirmación (el tío se las gasta buenas).
El testigo del 2006: David
Foster Wallace (que viaja a lomos de la luz, hacia delante, hacia atrás…).
El testigo del 2008,
Brell. Un Brell pasado de rosca en
7-2008 (después le perderemos de vista para siempre jamás sin que vuelva a
turbar nuestra conciencia).
El lugar: Wimbledon.
Los personajes: Roger
Schmidt, El Limpio y Rafael García, Culo Quisquilloso.
Silencio, por favor.
(Silencio sepulcral,
silencio inglés.)
Dos jóvenes caballeros
vestidos de blanco y badana con su correspondiente logo en la frente empapando
el sudor, provistos de sendas raquetas, se disponen golpear una bola amarilla
evitando que se estrelle contra una red alzada en la pista que se eleva sobre
el suelo de hierba poco más de un metro.
¿Sacará García?
¿Qué pasa si dejo la
fenelzina?
Serás otro. Quizás
Schmidt, quizás García. Quizás tú mismo, pero el verdadero, el único, sin
gemelo sobre la tierra.
Serás Dios. El único
Dios.
¿Quién soy yo?
¿Cástor o Pólux?
¿Pólux o Cástor?
¡Qué más da!
Ha pasado el tiempo.
Y, ¿ahora qué?
Los hechos no te
necesitan a ti para seguir su curso.
(Sobre todo, los del
pasado.)
La fenelzina ya no
sirve. Y no eres Schmidt, ni eres García. Ni siquiera eres un gemelo de los
siete mil millones de seres humanos que pueblan la tierra. Ni eres Cástor ni
eres Pólux. Sólo hablas con los muertos, si es que también tú puedes hacerlo
como aquel vate irlandés, aquel tipo que ansiaba huir a la isla de Innisfree y
alzar allí una choza junto a las orillas del lago y sumirse en la paz, pero en
la paz auténtica, aquel poeta cuyos acicates para escribir poesía eran la
lujuria y la cólera, herramientas físicas y emocionales difíciles de aceptar en
un tipo que calcula métricas con la sola inspiración.
¿Dónde está la pista
de juego? ¿Dónde está la tierra? ¿Y el espacio? ¿Y la vida? ¿La vida sin
fenelzina? Sin fenelzina: ¿qué maléfica sustancia enemiga del ser humano
indefenso construye entonces la realidad sino el mayor dolor y la más grande
tristeza, el más grande desconcierto?
Quizás el Nardil, ese
fármaco sucio, ayudara a soportarla, o por encima de cualquier otra terapia, la
televisión: no leer, no pensar, sólo permanecer estático frente el televisor
durante horas y horas, él, un tipo capaz de escribir con sentido más de dos mil
doscientas páginas, juntarlas con orden, darlas a la imprenta,
maquetarlas, publicarlas y... venderlas.
Estar atento o somnoliento, o dormido o muerto en vida viendo una y otra vez The Wire pirateada y comprada por cuatro
perras por una mujer derrotada que ya no sabe qué hacer con él, con ese trasto
paranoico…
DFW: los errores, que son siempre iniciales y él no lo sabía,
ni supo nunca de Cesare Pavese.
Finalmente, en el
tiempo de la uvas doradas y la llegada del limpio y fresco y vivificante aire
primerizo del norte, se ahorcó un viernes por la tarde, un viernes cualquiera,
una tarde cualquiera y en calma, en el patio de su casa (una casa cualquiera,
ni siquiera fue después de eso la
casa del ahorcado). Bajo sus pies la silla por donde había subido al cielo caída
en el suelo, una silla vulgar, de las que puedes encontrar en cualquier rincón
de cualquier casa, porque para elevarte al cielo, pues tampoco hace falta gran
cosa, basta con lo que tengas más a mano, una silla, una soga, cualquier droga
legal, etcétera.
La fecha del memorable
partido de tenis: julio de 2006.
La crónica: agosto
de 2006 (The New York Times Magazine).
He ahí el campo
sagrado de los Dióscuros: Roger y Rafael.
Los verdes campos de
un edén.
El saque de Schmidt,
impecable, clava a García en la hierba: ni se mueve: el español agacha la
cabeza y se encamina al otro lado frente a la red, preparándose para restar.
Boceto ya ha apurado el primer Martini.
Podría pedir el
segundo. Basta con alzar la mano y te lo sirven hasta sin palabras. Es así de fácil.
La alza.
¿Sabes?, la aceituna
amortigua los traidores efluvios del alcohol, maléfico él.
La aceituna en un
Martini es una cosa seria.
Paula: Mejor será que se emborrache de una vez
por todas, que pierda la conciencia de sí mismo y de todo, de mí, de Laura… de
Hanna… ¡Pobre hijoputa!
Boceto se ha convertido en el perfecto
filósofo. No hay quien pueda con él ya en el interior de esa bruma de ociosidad
y divagación típicas del cónsul…:
El olvido nos hace
mejores, pues siempre, absolutamente siempre, hemos sido peores sin remisión…
Desde que tengo uso de razón (qué extraña apelación, uso, razón, ¿pues que
utilizamos la razón y no el interés o la obtención del placer en nuestras
acciones…?) no recuerdo un solo año de mi vida del que no me arrepienta de media
docena de hechos, un centenar de pasos en falso, e incluso de alguna infamia,
las sucias canalladas, los silencios criminales, los errores, hasta el delito…
Hanna, Laura… las
invitadas (como Cirenes que acabaran mal y desastrosamente sus días):
Un festín donde lo
visual mata las palabras, donde reina el entendimiento primario, el de las
cuevas, el de la inocente magia, el de las formas sin dioses todavía que
replicar en humanas.
Es el olvido,
dictaminó en su fuero interno, lo que protege del pasado, de sus humillaciones
y desplantes ridículos, de las equivocaciones, de la estulticia, de lo perverso
y los fracasos… El pasado estaba muerto, no iba a volver, sus hechos, acciones
o sucesos eran irreversibles: sólo había que recordar de él lo conveniente, aquello
que no agredía la sensibilidad de un presente abierto a cualquier contingencia
buena o mala.
¿Qué más da que la
sangre no sea un ácido, las venas de metal o el corazón una pequeña máquina
debajo de una carcasa de resina? Aun sin tornillos ni circuitos integrados
somos artefactos que exigen un combustible diario y al cabo del tiempo se
deterioran hasta acabar inmóviles e inútiles: nos pudre el óxido de la vida.
Red, dos más.
Volvió a ratificarlo:
El tiempo siempre es el mismo… Son las cosas y los seres las que se encaminan
al deterioro, a la fatal conclusión de su podredumbre y total desaparición. El
tiempo es el soporte…
Revés demoledor de
Schmidt.
¿Qué has hecho con tu
vida?
Lo que todos: el
camino a la muerte (lo más disimuladamente posible, sin azadón en las manos).
Todos igual. Y los
únicos muertos que no huelen son aquellos que los han incinerado el mismo día
que la palman. Si no es así, huelen a carne hecha mierda a pesar de los
líquidos balsámicos, los ramos de flores y los inciensos, a pesar de las
palabras, de las lágrimas, del ciprés de olor terrenal y seco, del cielo azul
de piedra, de la lágrima, del recuerdo, de la lápida…
La aceituna del
segundo Martini sabe aún mejor que el del primero. Qué cosas. Y deben ser del
mismo árbol… del mismo olivo, quizás de la misma rama, del mismo racimo… Esos
viejos troncos negros, retorcidos y
sólidos, las hojillas y el envés de plata… arbolotes milenarios.
Ace monumental de García.
Iguales de nuevo.
Nuevo saque de García.
Resto de Schmidt a la
red.
Uno describiría su
vida…, sí, como una gráfica a los pies de la cama de un hospital, sólo que el
tipo estaba enfermo desde el día que nació y condenado a sobrevivir en esa cama
(y definido días tras día por esa gráfica clínica) hasta que de puro viejo y
viscoso, ya muerto, se vertiera sobre sí mismo como un líquido denso y
pestífero, gráficamente…
La mejor coartada que
atenúa los estropicios de una vida especialmente miserable:
Sabedla, hermanos… Uno
está programado por una genética infalible, programado el cáncer y su fecha de
aparición, programado el talento, la burricie, el desahucio, el éxito,
programado hasta el fiasco de tu matrimonio, las pervesiones, el gandul de tu
hijo, tu colección de sellos, la alopecia, los itinerarios a lo alto del fresno
o la encina, del olivo…
¿Puedes tomarte en
serio a un escritor de vanguardia radical (una de sus dos novelas publicadas en
vida sobrepasaba ampliamente las mil páginas de mínima letrería, palabrerío diría Bolaños, y lejos de
contar una historia anticipaba un sueño cómico y monstruoso de su época
revuelta) que una vez a solas en su casa, al pie de una palmera y aspirando la
fragancia de dos limoneros en el patio, escucha a U2 y viejos cedés de Simon
and Garfunkel a la vez que lee novelas de Tom Clancy para adquirir el tono
exacto, el estilo de la época?
7 juegos: bolas
nuevas.
Piensa en tu padre:
Lo dijo como al
desgaire, como si los muros de Jerusalén no se vinieran abajo después de tamaña
sentencia:
Cuando descubres que
no tienes talento sólo te queda la perseverancia, ir hacia delante aunque no
sepas adónde.
Derecha demoledora del
español.
Ir hacia delante… A la
triste velocidad del animal domesticado, diestro en la rutina y la disciplina
menos admirables.
Eso se lo dijo su
padre con absoluta crueldad y parsimonia una noche de estío que olía jazmín, a
tierra regada, a las copas de los árboles nocturnos y olorosos junto la entrada
a la casa de una planta y seis habitaciones con un extenso jardín poblado de
pinos en la parte delantera y un patio de tierra con media docena de limoneros
y una piscina en la parte posterior donde se cobijaba la familia Brell todos
los veranos, una decena de kilómetros más allá del calor asfixiante y
pestilente de la ciudad que aún en la medianoche hervía del fuego absorbido
durante las terribles horas diurnas e interminables del sol urbano de agosto.
Un Martini es una cosa
seria, decía Buñuel, que preparaba los mejores del mundo, como los hacían en el
Plaza de Nueva York (eso decía él en México D.F., donde no podían arrearle
estopa en Europa). Un Martini y su ginebra, a esa hora de la tarde, te pone
verdaderamente serio: -Metafísico estáis. –Sólo pensativo.
Martinis para todos
los gustos: a lo Cheever, a lo Parker, a lo Chandler, a lo Capote, a
lo…
Abril de la tierra
muerta:
Estás en el cementerio
acariciado por el sol que intensifica el color y el aroma de las flores o bajo
la lluvia oscura que ensombrece el ánimo, asistes a los duelos, examinas las
borrosas pero reconocibles caras de los deudos que disimulan el fastidio tras
las máscaras compungidas, ves las tumbas, las hileras de los nichos, los
paseantes que se mueven sosegados entre los enhiestos y alargados cipreses
ásperos y mayestáticos, pero no ves al muerto, no ves la caja de madera
bruñida, las asas de bronce, los llamativos relieves, la cruz aterradora, no
ves al sepulturero, panorámica es tu visión… El muerto eres tú.
Doble falta.
¿Quién eres?
Tus sobras.
¿Y eso?
El preámbulo del
tercer Martini algo abusador de Bombay,
de la tarde del pegajoso y dulce día abrileño consagrado a Venus, veneris, diosa de la vegetación y los
jardines.
Delante de ti, esa
otra diosa terrenal disfrazada con los trapos de su época, embadurnada de
cremas, con el pelo pintado, con el coño todavía fresco a pesar del clima
traicionero de la primavera valenciana, los muslos aún firmes, depiladas las
piernas, afeitado el pubis a la brasileña… esa es tu mujer, tu santa esposa,
pues Dios os casó en uno de sus templos más preclaros, la Basílica (de los
desamparados nada menos), ahí te quiero ver con las arras cayendo a puñados y
toda la gloria celestial entreverada arcangélicamente en la música del órgano
de las grandes ocasiones… Delante de tus narices moderadamente alcohólicas una
mueca de asco, de cansancio de ti y todo lo que representas: la nada
exquisitamente envuelta en adornos culturalistas de latiniparlo; así que los ojos de la compañera en el dolor y en la enfermedad, en la pobreza (¡y en la
riqueza!) y en la adversidad, han
adquirido una turbiedad que roza lo criminal. Tu mujer, querido, siente por ti
una aprensión que raya en el miedo (qué digo miedo… ¡pavor!) a la contaminación
bacteriana (¡qué digo bacteriana!), a la polvorienta, andrajosa y bíblica lepra
viral múltiple, imprevista e invisible, acechadora (cáncer, sida, paranoia,
esquizofrenia, alzheimer…), de nuestro tiempo pecador maldecido por los pocos
dioses que aún andan entre galaxias, el Hubble y la EEI, huyendo como alma que lleva el diablo de los agujeros
negros y, digámoslo de ese modo, de otras singularidades (¡cómo la especie
humana!).
La pelota al clavo:
0-15.
Tú y yo gravitamos
sobre el otro de forma similar: reconocernos recíprocamente los defectos y las
carencias de uno y otra nos libran de ellos.
Ese drive se queda corto, le ha faltado
velocidad. Punto al resto.
¿Cómo no apiadarse de
todos esos que me rodean? Están condenados a muerte en el mismo instante de
nacer: ya son extrañamente culpables.
No hay remisión.
Filosofa, imagina
diálogos y eso que él, el peripatético no es la brillante guionista. (¿Quién es
usted? No soy la guionista. Puedo enseñarle los huevos peludos, si es menester
y es su deseo.)
¿Y si vivimos en el
sueño de alguien, si somos producto de una conciencia dormida?
Somos materia… en el
espacio y en el tiempo, algo palpable y oloroso, táctil.
¿Y por qué no damos en
creer que los sueños también sean materia, algo palpable…?
Revés cruzado desde el
fondo de la pista.
Se acabó el fair-play.
Punto de ruptura para
Schmidt.
El primer sorbo del
tercer Martini le dijo a Boceto: Era
el tiempo aquel que ellos dos eran jóvenes, impuros y ambiciosos pero sanos: un
amanecer de verano en Malvarrosa, después de haber estado haciendo el amor toda
la noche, apenas encendiéndose el cielo por encima del horizonte marino,
permanecieron en silencio comiendo galletas integrales y bebiendo zumo de soja,
y picoteaban de cuando en cuando unas bolitas oscuras, al parecer de algas
gasificadas. ¿Pensarían cada uno por su cuenta que la vida era un maravilloso
regalo?
Se comió con deleite
la aceituna.
Se quedó mirando el
palillo sin recompensa.
Qué poco te da la
vida.
¿De qué color es el
patito que flota en el agua jabonosa de su bañera?
Ella le siguió la
broma a su anciano padre aquella tarde, ay, tan lejana, de las
presentaciones.
Amarillo.
Lo imaginaba.
Entonces, usted y yo nos vamos a entender.
A ella la comprensión
de ese viejo la traía al pairo. Disimulaba, jugaba, seducía con las piernas al
aire y en los ojos la malicia.
Eran los tiempos de
rasgar los paquetes del papel de regalo, de abrir los brillantes lazos de las
cajas sorpresa, de coger el primer bombón, así, con un poco de vergüenza…
El segundo sorbo del
tercer Martini interrogó con maldad:
¿Qué puede verse más
allá…?
¡Lo de detrás!
Un partido de tenis es
la eternidad, sobre todo si quieres que gane tu jugador favorito, y siempre hay
uno que es tu favorito, el juego per se
tiene poco atractivo y es un tanto monótono, en especial si los dos jugadores
se limitan a golpear la pelota desde el fondo de la pista y no se arriesgan a
subir a la red, o si uno de ellos (y no es tu jugador favorito) es simplemente
un sacador de cañonazos: saque, volea, punto… y adiós. Un aburrimiento total.
El saque directo matará este deporte, que será como cazar conejos en un
descampado con una escopeta de doble cañón y cartuchos expeditivos, expansivos
a diez metros y de desenlace fatal para el gazapo.
Fin del partido: el
trofeo lo alza Schmidt. La mirada de García se halla teñida de rencor homicida:
ya llegará la mía. Llegó: Wimbledon, 2008.
Pero antes, una
experiencia religiosa, escribió Foster Wallace en julio de 2006 en su casa de
Indian hill boulevard, en Claremont, mientras se atiborraba de salchichas sin
mostaza y galletas saladas en forma de pececitos y otros animalitos terrestres
como Dumbo, el elefantito, o Yogui, el oso, el pato Donald… En fin.
El tercer sorbo del
tercer Martini propende a lo filosófico:
La dignidad de un
hombre debería estar, por lo menos, a la altura de la barra de un bar.
Saca Schmidt: ace… (¿Será la repetición de 2006?)
Pero todavía daba para
más ese tercer sorbo matador del tercer Martini:
Un bar Charlie que se precie debería estar
sumido en luces cálidas, suaves, adormecedoras, casi en penumbras, oloroso a
moqueta y madera, a paredes enteladas añejas, a cuero gastado y a cristales que
susurran en lugar de destellar, a taburetes sólidos y a un mostrador pulido,
ennoblecido de mil arañazos y mil
confidencias, victorioso de mil copas y mil conversaciones, diez mil
dislates, disparates… Ah, pero en el otro extremo de la barra milagrosa, como
nacida del humo insobornable de mil cigarrillos emboquillados y mil horas de
soledad, con las piernas cruzadas y el pelo cardado, la puta de irónica
sonrisa, rubia química, recién duchada y sola, la rubia…
García se precipita a
la red y consigue devolver la dejada de Schmidt. Punto para el español.
Volea del suizo.
La frase más cruel y
estúpida la escribió el tal Nabokov:
Tienen un hijo ciego… El amor es ciego.
Podríamos decir, pues, que el citado autor sentencioso, eslavo, ruso,
inteligente y malasombra, reaccionario y apátrida, era un auténtico miserable
que ni creía en Dios ni en Cervantes, ¡ni siquiera en don Quijote! ¡Pobre
diablo! Así murió, cazando mariposas en lugar de batallar contra molinos de
viento.
Primera manga para el
español.
De acuerdo, el futuro
no existe. Pero es imposible no tener conciencia de él. Para estar en el futuro
tienes que haber muerto, lo sé: Yo soy el
futuro que nunca pudiste ver. Pero la conciencia de él es antes.
Durante todo el día
tuvo la sensación de que algo o alguien invisible le tocaba, palpaba sus
entretelas.
Coge ese palillo ahora
libre de la aceituna… atraviésate el ojo izquierdo lentamente… Deja uno de los
dos, al menos, en buenas condiciones…
El fluido espeso,
cristalino, se desliza de la cuenca del ojo… Un sacrificio azteca, inútil.
Aquí estoy, padre, montado
en caballo de silla.
¿Quieres en este
instante, Paula mía, que te escriba un waka?
Schmidt ha sumado ya
cuatro aces en los tres primeros
juegos.
Brell, hijo de una
estrella… siempre que empezaba a oscurecer sentía un frío inevitable. Odiaba la
noche, la huida de la luz.
Se imaginaba demasiado
a sí mismo en lugar de comprobarse. Se desprendía de la realidad como el que se
deshace de una costra y se instalaba si no en una fantasía de lo imposible,
pues él era como era y no iba a cambiar nunca, en lo inimaginable.
¿Quién es?
Era un tipo arrogante,
un intelectual poco amigable que ni siquiera fue consciente en el curso de los
años de su inmensa poquedad: su radio de acción abarcaba el rectángulo lleno de
papeles de su escritorio, la ventana, a veces abierta, y poco más allá, un
árbol o dos, hasta que los ojos chocaban contra una tapia de cemento gris
infranqueable a toda imaginación.
Brell, amigo, deberías
escribir una novela… ininteligible, indescifrable, increíble…
Brell el Viejo, lúcido
egoistón: El mundo de hoy no va a peor; el que se está destruyendo es el mundo
que yo conocí, que se va viendo susituido por otro reciente, nuevo y,
naturalmente, también susceptible de empeorar acabado su ciclo. Somos nosotros
los que vamos a peor. Y hasta la vida biológica como la conocemos ha de irse al
traste: cien millones (millón arriba, millón abajo), y a criar malvas.
Y tales reflexiones
¿de dónde salían?
In latrinis: era el mejor lugar,
la mejor hora y la mejor situación para el anciano pensador que cuanto más se adentraba
en la obra de Paul Klee más oscurecía las cosas del universo de éste.
Un ensayo lleno de
cagadas, el Klee.
Su novela (la de Brell
el Joven) debería comenzar con voz tronante, declaración tempestuosa y palabras
sencillas: (La faz de los monstruos, toma primera, escena
1): He visto a Dios. Y fue horroroso, es de una maldad indescriptible. ¡Y qué
espantosa fealdad la suya…! ¡Como un rostro pintarrajeado por el pecado!
El colega de la
facultad a Brell el Joven (una vez su padre criaba malvas y quién sabe si de
tal guisa pudo comprobar la faz del horroroso dios malvado): Klee es tan simple
como comer con la boca.
El colega daba clase
de anatomía artística, pero nunca supo cabalmente cómo funcionaba el páncreas y
por donde andaba el píloro: Ojo a esas corvas. Nada fácil su dibujo. El colega
era un pobre idiota limitadísimo.
(Sólo atendía a los
centenares de músculos que embrollaban la f¡igura humana, cuando una anatomía
interior, como es debido, altera cualquier volumen y línea humanos…y el
pensamiento)
Break de García.
Juego en blanco para
el español, que dirige una mirada torva y oblicua hacia su contrincante.
La dulce luz de la
vida, que diría Lucrecio, se descubrió Brell pensando.
Hizo lo que hizo
porque él era lo que era.
No hay más vuelta de
hoja.
Pero su novela, la que
destrozaría irremediablemente todo intento posterior de volver a escribir una
más en el idioma que fuera, tendría que firmarla de manera anónima.
Nom de plume: Poison du Terrail.
Liftado de García que
busca el revés de Schmidt.
Dijo: Ya sé quien soy…
Peor, ya sé quienes son los demás.
(Lo pensó de
improviso, mirándose al espejo, que era el verdadero dios que le aterraba: vio
a todo el mundo... ¡qué horror!)
Caía la tarde, y la
luz de afuera se agrisó de repente, y a
pesar de las luces eléctricas derrotaba el calor de adentro, todos sus
pensamientos.
Segundo set: 3-0 a
favor del helvético.
Un tipo listo, este
Brell (el Joven). Si hubiera nacido un lunes le llamarían martes. Siempre ha
ido dos pasos por delante de lo que ocurre en el mundo (inmundo).
Su bendito padre
encerrado con Klee, algún otro antes de lo póstumo… Trabajando como Flaubert,
como 36 millones de negros trabajo yo (confesaba el esforzado gabacho).
Remontada furiosa del
español: de un 4-1 en contra ha pasado a empatar y, tras insistir una y otra
vez contra el revés del suizo, ya desesperado y quejoso, acaba ganando el set.
Ya lleva dos en el zurrón.
Temo más a los
hombres, siendo tan frágiles y mortales, que a los dioses tan poderosos, mudos
e inútiles, se decía Boceto.
Su hermano José David
quizás logró la máxima aspiración taoísta: Conviértete en un fracasado, sólo
estás en el camino. Que él te lleve. Pero también es posible que acabara en el
negro agujero de una montaña recitando mantras ininteligibles, comiendo bellotas,
loco de atar y fornicando con una diana sucia y analfabeta con el rostro picado
de viruelas.
Cae la lluvia. Se
aplaza el partido en la pista central All England Tennis Club.
Brell, apurado ya el
tercer Martini, estaba convencido de ser un farsante… lo cual no es demasiado
común: nadie termina por reconocerlo antes del sudario de la mortaja.
García el español se
viene abajo bajo la pérfida lluvia inglesa. Muerte súbita y set para el
helvético. La Puta Albión y la Sosa Helvetia se han juramentado contra La Piel
de Toro.
Brell se está
entonando de veras en este crepúsculo ocioso y alcohólico. Pensó/escribió
mentalmente: Era poseedor de un rostro recompuesto, deformado
irreversiblemente, como si hiciera algunos años un tipo antes de comenzar una
refriega le hubiera dicho: Te voy a partir la cara… y se la hubiera partido.
De nuevo ace de Schmidt.
A los dieciocho años,
arrogante:
Sería un verdadero
escritor, el más auténtico e inimitable: no dejaría nunca de escribir… ¡y no
tendría ni un solo lector!
Pero las asechanzas no
cesan de acosar al escritor:
Lo que faltaba, mi
interior es mi exterior… esos ojos vacíos mirándome en el espejo…
Cuarto set. Muerte
súbita (quien se muere después de tener un 5-2 a su favor es García).
Lluvia en la pista
verdeada.
Un silencio
aristocrático.
Parece el cuento de
nunca acabar.
5º y último set.
García ha dejado de
presionar el revés de Schmidt, y eso le hace perder un punto tras otro sin que
acierte a reaccionar: parece todo perdido para el joven tenista hispano
Jugó una partida (contra
él mismo) de billar a tres bandas en un local de Colón en el 75,
año en que, por influencia de sus hermanos, empezaba a ser un cinéfilo empedernido:
Póngame una copa de
J.S.T. Brown.
Y le pusieron una
copilla de ginebra española Larios.
Se la bebió de un
trago ante la reprobación y la cara de asco del empleado.
Y daba vueltecitas
como un bailarín a la mesa del tapete verde y liso, soñándose Relámpago Paul Newman (mucho más que el
pobre tipo Felson, un engreído de suburbio y moteles).
Gordo, estás muerto.
El que estaba muerto
(borracho y descompuesto) era él.
Barrerían con su
cuerpo desmadejado el sucio y apestoso suelo lleno de de pisadas y escupitajos
aunque él no lo creyera.
Luego encontraría una
chica maravillosa y algo poeta (aunque un poco coja) de regreso a casa. La
salvación… momentánea.
Mejor la docencia: el
25 de cada mes tiras de la cadena, tiendes la mano y vuelta a empezar: profesor
de historia del arte. Es así de fácil (con el Martini en la mano).
Un cinéfilo dudoso,
desleal al cabo: siempre laborable, primera sesión y fila diez junto el pasillo
central. Xerea. Aula 7. Artis. (Leía cuidadosamente las críticas de la Turia antes de visionar las películas.
Le subyugaba el 4; el 3 le animaba; el 2 le irritaba; el 1 le daba asco, no
veía bajo ninguna circunstancia una película con esa calificación, aunque sí
que asistió innumerables veces a alguna proyección con el 0 colgando del
título: le divertían.)
La semana pasada
(7-12, 4, 2008) Boceto estaba leyendo
a la vez una novela de Bernhard y una colección de cuentos de Henry James, y no
sabía si estos últimos servían para desconectarse de la crueldad literaria de
aquél o leía la obra del vitriólico austriaco como penitencia sumarísima por
leer los morosos relatos del estadounidense (reconvertido pasados los años en
un pulcro y untoso inglés).
Los aces del suizo, aunténticos obuses,
destrozan cualquier estrategia del español en este quinto y definitivo set:
Jugaba contra el Gran Berta, diría
más tarde un exhausto García ante el nutrido corro de periodistas deportivos de
todo el mundo.
¿Cómo pueden
explicarse un hechos que ni siquiera son fáciles de describir?
Es hora de cambiar, se
dijo, a ver qué pasa. Y tomó el camino de la vieja encina ignorando el del
viejo fresno.
¿Y ahora qué hacen
estos personajes? Creen, infelices, tener el destino en sus manos…
Dormir a pierna
suelta.
Brell el Viejo: Nunca
vi una sangre que no fuese roja, aunque como artista, Klee vio una vez una rara
sangre azul… la soñó, la plasmó, la creó para siempre: Yo vi esa sangre azul…
(notas del cuaderno manuscrito número 64: los colores en algunos artistas son
una sintaxis verdaderamente diabólica, ¿no sería sangre verde?).
El escritor, muy
ufano, le confesó al pintor, propenso al más crudo realismo, que el escenario
donde actuaba eran las palabras, el propio discurso que construían, y que eso
debería bastar como un gran lienzo embadurnado para explicarlo todo: El
lenguaje no sólo es la materia, es al mismo tiempo la acción, incluso… ¡el
mismo protagonista, los mismos personajes!
García se pone por
delante. Sus fortísimos restos contra el (ahora) menguado saque del suizo hacen
mella en Schmidt que empieza a sentir el acre olor a azufre de la derrota.
Todos esos personajes
de la literatura moderna (creados por Beckett, Bernhard, Sartre, Canetti…)
parecen salidos de los soliloquios de los maltrechos héroes que infestaban las
obras de Dostoievski. (El doctor en historia del arte Ignacio Brell Gay no está
demasiado seguro del origen de esa osada afirmación, duda si la ha leído en alguna
parte o si procede, insospechadamente, de su propio caletre.)
Brell el Viejo se
agarraba con oculta desesperación a los millares de páginas emborronadas de la obra definitiva de su vida como al
libro de devociones. Mucho más lenitiva que la voluntad es la fe.
Paula, que resiste
mucho mejor el alcohol que Boceto,
aprovecha el paso del camarero cerca de la mesa para pedir con gesto elegante
el segundo Martini: alza la copa vacía ante la apresurada figura en blanco y
negro que tiene cogida la bandeja vacía por el borde.
Deuce.
Brell se aparta del
tenis, del fardo de las futuras y voluminosas obras que ha de escribir, lleva
su atención a la esposa querida: hela ahí, siguiendo ella su alcohólica estela
de caído y fofo cónsul provinciano (aunque no sin cierta angustia él).
Nafea faa ipoipo:
La pregunta de los 300
millones de dólares. ¿Quieres casarte conmigo? (Formulada en pleno delirio del
88, la respuesta se perpetró en abril del 89.) (¡Estamos en aniversario, pues!:
4/2008.) (Pero ¿recuerda el día?)
Es el diablo quien me
ayuda. Dios ha muerto.
¿Y hacia dónde te
lleva el diablo?
Mi misión es
averiguarlo, tengo toda la vida por delante para saberlo. (Mejor acompañado:
compañera te doy.)
¿Inteligente?
Sólo ocurrente. Ventajista.
Oportunista. Es en el ingenio donde se halla complacido.
Ah, Paula…
¡Ah, mi corazón de
plata por siete puñales traspasado!
Paula:
En ella, al principio
de conocerla, supuso una vida complicada, oscura, a pesar de la luminosa
claridad que parecía nacer de su piel hermosa.
Schmidt ha malgastado
12 de los 13 break-point que ha
sumado.
Parecía serena,
contenida, pero por dentro la dominaba una furia incesante que intoxicaba todo
aquello donde se posaban sus ojos.
El pensamiento es
libre: no lo sometas, déjalo fluir, que sea como esa agua shakesperiana que se
desliza sin saber a qué parajes te conducirá, recuerda Brell que dijo...
Escasa es la luz en
este día gris de llovizna, pensarían al unísono García y Schmidt. Finalmente,
golpeaban la bola por la sola intuición, con el tesón de animales mansos y
honrados, indomables, sin caer abatidos a pesar de todo.
Repasando las
biografías de estos dos Brell, uno logra adivinar que Brell el Joven tiene algo
de Hamlet, como Brell el Viejo tiene algo de un don Quijote bastante más ladino
y menos soñador que el cervantino: siempre se fijó más en las bellaquerías que
en las penas.
¿Qué pensaría Paula
terminando el 89, descubierto ya el pastel y los cansinos regalos de navidad,
destripada la muñeca?
Se diría ella: el pegamento
que une a los cuatro miembros varones de esa familia es el dinero… o peor aún,
el miedo a la vejez, a la orfandad o el dolor, a la soledad… lo que sea menos
el amor o el cariño.
No tardaría demasiado
tiempo en producirse la desbandada. Muerto un hermano, hundido en la tierra el
otro, la madre y santa esposa huida… Los restos del naufragio, esos dos, padre
e hijo, cambiamos nosotros, no el mundo... O sí. A la postre, funeral y
cementerio.
Punto de partido para
Garcia: 40-30.
Revés de Schmidt que
el español no puede devolver.
En esos momento ella
pensaba a lo grande, a lo Hollywood de los años sesenta… ¿Dónde estaban esos
descapotables con neumáticos de banda blanca?, ¿dónde los grandes apartamentos
del Upper West Side con amplios ventanales y tres niveles de suelo…?
Brell, ensoñador,
soñando con otra aceituna: Si el artista conoce el secreto, y todos los grandes
genios (en especial los malditos como Van Gogh y Rothko) lo supieron, entonces
debe morir. Gray no dudó en matar a quien fue capaz desentrañarle y dejarlo
desnudo al sol.
Dijo la rubia que el
mejor amigo de una chica, aparte de su madre, era un diamante.
No era verdad (en su
caso): fue un narcótico: la remató.
Paula y los diamantes:
Me conformo con poco… Uno normalito, de entre 3.000 y 900 millones de años, un
1,25 ct., de tipo f, de un blanco raro +, un VS1 y en corte marquise… ¡Para qué
más!
4 horas y 41 minutos,
y jugando.
Paula, que en un
margen de su primer guión escribió encantadoramente de puño y letra (redondilla
verde): Sudaba como un cerdo… Ahora bien, ¿sudan los cerdos?
Paula, Paula… Bien
aprendida tiene la lección desde hace 20 años (ella, que aún no suma 40):
La gente se pregunta
por el significado de la vida, y tratan de hacer de ello la cuestión primordial
de su existencia íntima, esa que se halla en el núcleo más hondo y oscuro de
sus cuerpos y a la que ningún otro ser humano puede asistir. Pues bien, yo te
digo que no hay ningún sentido que adivinar ahí adentro, hay que salir al
exterior del todo de ti misma para descubrir que la vida sólo es vivir,
respirar bajo el sol, y si es entre árboles mucho mejor, y punto. La vida sólo
significa mientras es.
Decimoquinto juego,
quinto set, 21,15 horas: 4 horas y 48 minutos después de iniciado el encuentro
el golpe de derecha de Schmidt se estrella en la red. Ya era un drive cansado, incierto… Punto, juego,
set y partido para García: 6-4,
6-4, 6-7 (5), 6-7 (8), 9-7. Minutos más tarde, Rafael García alza la dorada
copa Challenge. Ha sido la final de mayor duración de los 131 torneos de Wimbledon.
Paula a
su gato le puso un nombre imposible: ASMR.
Tiene su sentido,
zanjaba ante las risas de los otros con una expresión de desdén en el rostro.
Una experiencia
religiosa, escribía El Gran Aburrido de las Letras Americanas de los Años
Noventa (¿qué no se mataría de puro aburrimiento?: quién sabe, en tal novela
que semejante fin perseguía se hallaba enfrascado al morir).
Pues ¿qué es sino un
partido de tenis una vez sabes el resultado aunque gane tu jugador favorito?
Un puro tostón.
Tal vez lo salve… la
prosa (o la intención, intrigante nonsense):
CRONICA DEL
DESAHUCIADO.
(Traducción de
mister Google. Derechos reservados del señor Google… o no. Firmado: EL PIRATA AMERICANO.)
Schmidt como la experiencia religiosa
Por J. David Foster Wallace
Casi cualquier persona que
ama abrazada el tenis como a su almohada o a su osito de peluche lleno de
manchas de origen incierto ellos, lleno de manchas de, y arrumacos y, y sigue
el circuito masculino de hombres en la televisión pero que sea en color, a lo
largo de los últimos años mundiales y otrosí galácticos, había lo que podría
denominarse Momentos Schmid telly, yo qué sé. Estos son tiempos
universales, los tiempos, las grandes e inmemoriales e inolvidables,
imborrables y nunca, nunca bien ponderadas, oh qué maquillaje interno deportivo
internacional mientras observa la joven juego suizo atildado de por vida, a
saber cual de las cuatro nacionalidades cantoneras fresquitas como la nieve,
cuando la mandíbula cae, el belfo cuelga y los ojos sobresalen y sonidos que se
hacen traer cónyuges en las otras habitaciones para ver si estás bien. Los
momentos cósmicos son más intensos si has jugado bastante al tenis para
comprender la imposibilidad de lo que acabas de ver lo haces aunque te cueste
la vida y hasta erl paraíso creerlo por mera imposibilidad, es tan prodigioso
que lo niegas. Todos
tenemos nuestros ejemplos. Aquí está uno. En los Campos del Señor. Es
la final de los EE.UU. Open 2005 Closed, que yo lo vi Schmidt sirviendo y no
una copa de anisette o ron flor de caña a Andre Adami al inicio del cuarto set.
Hay un cambio de bragas mojadas y calzoncillos sudados medio-largo de los
golpes de fondo, hemos dejado bien claro que todo cambia, el mundo o nosostros,
pero da lo mismo, cambiante el universo todo, uno con la forma de la mariposa
distintivo del juego de poder-basal de hoy mañana, Schmidt y Adami tirando el
uno al otro de lado a lado, cada uno tratando de establecer a blasfemias
calladas, susurradas acaso, al ganador de referencia más la esencia..., qué
empecinamientos, porque si puedo te abato hasta que de pronto Adami realiza un
duro granítico revés pesada cruz-corte que tira de manera Schmidt a lo ancho de
su anuncio (= izquierda) lateral un lado, y Schmidt llega a ella, pero las
rebanadas panaderas del revés tramo corto, un par de pies más allá de la línea
de servicio de mesa, que por supuesto es el tipo de cosa Adami come pan sabido
salir adelante, he ahía la solución a un golpe envenenado, y como Schmidt
luchando para revertir y volver al jardín central, de arriates de bellísimas
flores, Adami pastrami de movimiento para tomar la pelota corta en la subida, y
él, erecto huele duro de nuevo en la misma huevo esquina de anuncios, rolex y
todo eso, parabias, en fin, longines de oro, que tratando mal pies Schmidt, que de hecho lo
hace, que gran Schmidt que todavía cerca de la esquina pero que corriendo como
alma que lleva el diablo, hacia la línea central, y el rumbo de la pelota a un
punto detrás de él, donde acaba de era, y no hay tiempo para convertir su cuerpo
alrededor, y Adami de que sigue el tiro a la red en un ángulo desde el lado del
revés ... y lo que Schmidt ahora hace es de alguna manera al instante revertir
el empuje dale y dale y dale y clase de saltar hacia atrás tres o cuatro pasos
saltos mortales, tipo depredador dispuesto al golpe de gran kárate
increíblemente rápido, golpear un golpe de derecha de su esquina de revés, todo
su peso se mueve hacia atrás, y la golpe de derecha es un gritón topspin en la
línea pasada Adami en la red, te voy a dar yo a ti, cabrón, que lanza a por él,
pero el balón de por delante de él, y vuela hacia abajo de la línea lateral y
tierras exactamente en la esquina deuce del lado de Adami, ganador - Schmidt
sigue bailando hacia atrás, así como de puntillas, etéreamente, levita el
suizo, ya que tierras tengas y las pierdas. Y ahí está ese pequeño
segundo familiar de silencio sorprendido de la multitud de Nueva York
multitudinaria antes de que estalle, y John McDonald’s con auriculares de su
hombre de color en la televisión sobre los hombros dice (sobre todo a sí mismo,
que suena, y hasta se ve), "¿Cómo te encuentras con un ganador de esa
posición y estilo y altanero? "Y tiene razón: dada la posición y de clase
mundial rapidez de Adami, Schmidt tuvo que enviar la pelota por un tubo de dos
pulgadas de espacio con el fin de lo sucedido, hasta que acabe, y que él lo
hizo, moviéndose hacia atrás, y hacia los lados, como una bailarina moviendo
las caderas, sin tiempo de preparación y ninguno de su peso detrás de la toma
de agua (¿o era de la electricidad?, ¿toma de tierra? Toma del fresco,
carrasco). Era
imposible. Imposiblemente. Era
como algo fuera de "The Matrix", partes I y II. No sé lo que-todos
los sonidos estaban involucrados, pero mi esposa dice que ella se apresuró en y
había palomitas todo el sofá y yo estaba en una rodilla y mis ojos parecía
globos oculares novedad-shop en los mejores centros comerciales desde Ocean
City hasta Frisco. Yeah. Y todo mojado pegajoso de Coca-Cola.
De todos modos, eso es un
ejemplo de un momento a Schmidt, y que no era más que en la televisión - y la
verdad es que el tenis TV es vivir el tenis o menos como video porno es la
realidad sentido del amor humano, una corrida de las buenaaas.
Al
uso periodísticamente hablando, no hay noticias calientes para
ofrecerle a usted sentado en su sofá sobre Roger Schmidt. Él es, en el 25 ó en el 250
(o en el 2500, ¿podría alguien imaginarse las cosas así en el 3500?, no tanto,
un límite al menos, ganemos seriedad conteniendo nuestros excesos), el mejor
tenista actualmente vivo y de los muertos (curiosamente los tenistas, al
contrario que los panaderos, no resucitan). Tal vez el mejor de todos
solteros del tenis. Bios
y perfiles abundan. "60
Minutos", que terminaría durando 120, hizo un reportaje sobre él el año
pasado o fue el otro, no sé así, en cualquier caso fue el año internacional del
perro muerto, bueno, ya digo, como al desgaire, a lo que salga, sin barba puta,
con barba putón. Todo
lo que quieres saber sobre el Sr. Roger Schmidt NMI - sus antecedentes, su ciudad
natal, Basilea, Suiza, la fantasía cantonal, sus relojillos de colección, el
apoyo de sus padres en su sano juicio y unexploitative de su talento ad
majorem, su carrera de tenis junior y sus estudios y acuarelas y lecciones de
flauta, sus primeros problemas con la fragilidad y temperamento, los granos y
el acné, en fin, su amada júnior entrenador, cómo la muerte accidental de que
el entrenador, ¡de qué!, en 2002 ambos se rompió y recocido Schmidt y ayudado a
hacer de él lo que ahora es, títulos individuales de 39 de carrera de Schmidt,
sus ocho Grand Slams, su compromiso inusualmente estable y maduro para la novia
sempiterna y fermosa que viaja con él (que en el circuito masculino es raro) y
se ocupa de sus asuntos, toallas limpias y papeleos (que en el circuito
masculino es inaudito), su estoicismo de la vieja escuela, ah, la gran
tradición, y la fortaleza mental y el buen espíritu deportivo y la decencia
general evidente y consideración y generosidad caritativa - todo es sólo una
búsqueda en Google de distancia. Noquearse. A base de bien. De
lo lindo. ¡Toma y toma, y toma! ¡Toma del frasco, Carrasco!
El presente artículo que es
el inmediato y el próximo al alcance de la mano y es más sobre la experiencia
de un espectador de Schmidt, y su contexto sí que el mismo texto, pretexto. La tesis específico aquí es
que si usted nunca ha visto al joven tocarse en vivo, y luego hacer, en
persona,lo idéntico en el césped sagrado, fresco, verdegay de Wimbledon, a
través del calor, literalmente, fulminante y luego viento y la lluvia del '06
quince días, o dos semanas, a según, entonces usted son propensos a tener lo
que uno de los conductores de prensa de autobuses del torneo y grandes
corifeos, bastante diferentes a los conductores de taxi, poetas algunos de
ellos, grandes poertas silenciosos a los que sólo aciertas a descubrir el
cogote y el pescuezo y la coronilla calva o peluda, a saber, describe como una
"experiencia cercana a la religiosa sangrienta." Puede ser tentador,
en un primer momento, para escuchar una frase como esta como uno más de los
tropos sobrecalentados que las personas recurren a la que describir el
sentimiento de los Momentos Schmidt. Pero la frase del conductor
resulta ser cierto, literalmente, tío, por un instante en éxtasis a pesar de
que lleva algún tiempo y serio mirando a ver esta verdad emerja de las
mismísimas tinieblas como sábanas deshilachadas de color oscurecida siempre
oscuro como la nada.
La
belleza, contra lo que puedan pensar algunas mujeres y otros hembros no es la
meta qué cojones ni el summún ni la hostia
consagrada de los deportes de competición alta (o baja o
media, o entrecana), pero los deportes de alto nivel (o bajo, o medio o
entrecano) son un lugar privilegiado para la expresión de la belleza humana y
los cuerpos de atractivo bañándose en Malibú o en un verdísimo campa de císped
angloaustralianosudafricano en olor de multitudes negras. La relación es
aproximadamente el de valor para la guerra, la fermosura y la gracia, y el
donaire, y el…
La belleza humana que estamos
hablando, a ver si de una vez nos entendemos o no nos entendemos, es de un tipo
(o tipa) particular que no ofende un espíritu sensible (o sensibla) y poco dado
al mal olor y tan proclive al confort;¿ qué podría llamarse belleza
cinética? La caza del conejo pelado. Su poder y el atractivo son
universales. ¡Un conejo pelado,
Cristo! No tiene nada que ver con el sexo de largo pene
u oscuro y jugoso las normas culturales o la pesantez de la ciencia en peludo
coño. Lo que parece que tiene que
ver con, realmente, es la reconciliación del ser humano y estar con el hecho de
tener un cuerpo, saber exprimirlo, como un rey o así, limón, naranja,
pomeluchos. Por
supuesto, en los deportes de los hombres nunca nadie habla de la belleza o
gracia o el cuerpo serrano. Los
hombres pueden profesar su "amor" de los deportes, a los perros y
perras pero que el amor de madre siempre se deben emitir y promulgada en la
simbología de la guerra, bien acogidito entre los maternos ubres lechosas: la
eliminación vs. antelación, jerarquía de rango y posición medallera trofística,
estadísticas obsesivos, análisis técnico, inapelable informática de los
informáticos y/o el fervor patriótico nacionalista tribal, uniformes, el ruido
de masas, banners, el pecho, golpes, pintura de caras, banderolas, el puesto de
coca-cola etc. Por razones que no se entienden bien, los códigos de guerra son
más seguros para la mayoría de nosotros que el amor de. Usted también puede encontrar
que ellos así, en el que mesomórfico y totalmente marcial Rafael García el caso
de España es el hombre del hombre para ti - que del bíceps usa protectores y
Kabuki auto-exhortaciones. Plus
Garcíafiera expresión de león desatado es también el némesis de Schmidt la
polla en el culo por así decir y la gran
sorpresa de Wimbledon de este año, ya que él es un especialista en canchas de
arcilla y nadie esperaba que hacerlo más allá de los primeros asaltos aquí pero
no de allá. Mientras
Schmidt, a través de las semifinales, ha proporcionado ninguna sorpresa o el
drama competitivo en absoluto. Él jugó mejor que cada
oponente tan completamente que la televisión y la prensa escrita están
preocupados sus partidos son aburridos y no pueden competir eficazmente con el
fervor nacionalista de la Copa del Mundo.
De
09 de julio de los hombres final solterones, grandes y solitarias penas, noches desoladas y un sandwich
de salmón ahumado o atún desmigado en aceite de oliva o queso fundido o
grasienta mallorquina sin embargo (empero) ya, es
el sueño de todos. García,
Culo
Quisquilloso, vs Schmidt, El Limpio, es una repetición de la final de Roland
Garros del mes pasado, que García ganó. Schmidt ha perdido hasta ahora sólo
cuatro partidos durante todo el año, pero todos ellos han estado en García. Aún así, la mayoría de estos
partidos han sido en arcilla lenta, mejor superficie de García. La hierba es Schmidt es
mejor, qué coño, dónde va a parar, ahi te las den todas, capullo. Por otro lado, el calor de la
primera semana ha horneado a cabo algunos de slickness los tribunales de
Wimbledon y muchos panes que les hizo más lento. También está el hecho de que
García ha adaptado su juego a base de arcilla a la hierba - moviéndose más
cerca de la línea de base en sus golpes de fondo, amping su saque, la
superación de su alergia a la red. Él casi destripado Adami en
la tercera ronda comiendo salami. Tómate tu puto whisky. Las redes del Gran
Pescador están en éxtasis: ¿Tan difícil es encontrar un justo? Antes del partido, en la
Concha Central (¡el coño de tu madre!),
detrás de las rendijas de vidrio por encima del tope al sur, como los jueces
inflexibles y venales de línea algo gorda están saliendo a la cancha en sus
nuevos uniformes de Ralph Lauren que se parecen mucho a navalwear de los niños
y pijos de escaparate fríos como la resina de los maniquíes, los comentaristas
de transmisión pueden verse prácticamente saltando arriba y abajo en sus
sillas, hale hop. Este
final de Wimbledon tiene la narrativa venganza, el rey-contra-el regicidio
dinámica, el carácter marcado contrastes. Es el machismo apasionado del
sur de Europa frente a la maestría clínica intrincado del norte. Apolo y Dioniso. Bisturí y cuchillo. Righty y zurdo. Nos. 1 y 2 en el mundo. García, el hombre que ha
tomado el moderno juego de poder-línea de base sólo en la medida de lo que va,
frente a un hombre que ha transfigurado ese juego moderno, cuya precisión y
variedad son tan gran cosa como su ritmo de pies y velocidad, pero que puede
ser peculiarmente vulnerables o mentalizado a cabo por, para, según, desde,
hacia, sobre, contra, tras ese primer hombre. Un periodista deportivo
británico, exultante con sus compañeros en la sección de prensa, dice, dos
veces, "Va a ser una guerra." Ojo, nos disparan cerca. Atentos a los
matorrales, a los putos conejos.
Además de que es en la
catedral de la pista central. Y la final masculina de pelo
en pecho es siempre el segundo domingo de la quincena, el simbolismo de que
Wimbledon destaca por siempre omitiendo el juego en el primer domingo. Y el vendaval spattery que ha
derribado las señales de estacionamiento y sombrillas evertidos se cierra toda
la mañana de repente una hora antes del partido, el sol que emerge tan lona de
la pista central se deshace y los postes de la red de origen impulsada.
Schmidt y García salen entre
aplausos, hacen sus arcos rituales a la caja de los nobles. El suizo se encuentra en la
capa de deporte de color suero de leche que Nike le ha vuelto a llevar para
Wimbledon este año. En
Schmidt, y quizá sólo en él, no parece absurda con pantalones cortos y
zapatillas de deporte. El
español rehuye toda la ropa de calentamiento, así que tienes que mirar a sus
músculos de inmediato. Él y
los suizos son a la vez en todos los Quike, hasta el mismo tipo de pañuelo
blanco atado Quike con el swoosh situado por encima del tercer ojo. García mete el pelo debajo de
su pañuelo, pero Schmidt no lo hace, y suavizando y quejarse con los trozos de
pelo que caen sobre el pañuelo es el principal espectadores tic TV Schmidt
llega a ver; Asimismo
retiro obsesivo de García a la toalla de la recogepelotas en minifalda entre
puntos y deja ver braguitas en forma de pantalón cortísmo y. Sucede que hay otros tics y
costumbres, ¿te lo digo o no te lo digo? sin embargo, pequeñas ventajas de la
visualización en directo, muslollos al aire de las colegiales. Ahí está el gran cuidado Roger
Schmidt necesita para colgar la chaqueta sobre la espalda de su excedente de la
silla de la cancha, justo así, a evitar que se arrugue, la compostura ante
todo, - que ha hecho esto antes de cada partido aquí, y algo sobre lo que
parece infantil y extrañamente dulce. O la forma en que,
inevitablemente, cambia su raqueta a cabo en algún momento en el segundo set,
el nuevo uno siempre en la misma bolsa de plástico transparente cerrada con
cinta azul, que se quita con cuidado y siempre las manos a un recogepelotas de
eliminar, a que te doy una hostia. Hay hábito de García de
constantemente en raja de culo recogiendo sus largos pantalones cortos de su
parte inferior cuando rebota la pelota antes de servir el perfecto guisado de
sus huevos duros y bien hervidos, sin flemas, su manera de cortar la mayonesa
siempre sus ojos con cautela de lado a lado cuervo esquinado mientras camina la
línea de base como gato sigiloso y hambriento, como un convicto esperando ser
shanked (ojo con el agujero del culo virgen, novatos). Y algo extraño en el suizo de
servir, así como un torcer el codo o esquinar el ojo derecho a las gradas del
lado norte, si se mira muy de cerca, aunque sin anteojos, que, hostias, ¡la
gran hostia!, tú ves que va de traidorzuelo. Celebrando la bola y la raqueta
hacia delante, justo antes de comenzar el movimiento, Schmidt siempre coloca el
balón con precisión en el espacio en forma de V de la garganta de la raqueta,
justo debajo de la cabeza, sólo por un instante. Si el ajuste no es perfecto,
se ajusta el balón hasta que esté ¡no te jode! Sucede muy rápido, pero también
cada vez que, en los dos primeros saques y segundo. ¡Tumba ca tumba!
García y Schmidt ahora se
calientan entre sí, a que te doy, para, por, según, precisamente, los cinco
minutos; el
árbitro mantiene la hor: a que te doy en los mismos cojones con la bola, jodido
suizo/español. Hay
un orden muy definida y etiqueta a estos pro calentamientos, que es algo que la
televisión ha decidido que usted no está interesado en ver, vaya a mear,
arienda el microndas con la pizza adentro tostándose. Centre Court tiene 13.000 y
el cambio (¿me vas a reclamar un penique, mierda roñoso?. Otra varios miles han hecho
lo que la gente hace de buena gana todos los años, lo que es pagar una entrada
general rígida en la puerta y luego reunir temas varios, con cestas y repelente
de mosquitos, para ver el partido en una pantalla de TV enorme fuera de Corte
1, ¡toma ya!. Su conjetura aquí es probablemente tan buena como la de
cualquiera. A ver.
Justo antes de jugar, hasta en
la red, hay una moneda al aire ceremonial para ver quién va a servir primero. No me hagas trampas… ¡que te doy! Es
otro ritual Wimbledon. La
moneda-lanzador de honor de este año es Michel Caine, asistido por el árbitro y
árbitro del torneo. Michel Caine está
a 7 años de edad, de Kentucky que contrajo cáncer de hígado a los 2 años y de
alguna manera sobrevivió después de la cirugía y la quimioterapia horrible. Él está aquí en
representación de Cancer Research UK. Es rubio y mejillas
sonrosadas y llega hasta la cintura de Schmidt.La multitud ruge su aprobación
del sorteo revalidada. Schmidt
sonríe de lejos todo el tiempo. García, al otro lado de la
red, sigue bailando en su lugar como un boxeador, balanceando los brazos de un
lado a otro, en realidad es un boxeador, ¡te doy así, chaval! Y la palmas. No estoy seguro de si las
redes del gran pescador de Estados Unidos muestran la moneda al aire o no a la
captura de los salmones frescos aunque cansados, si parte de esta ceremonia de
su obligación contractual o si llegan a cortar a comerciarle como a rodajas
rodaballas, personas muy enojosas éstas con su afán de venderte cualquier
trasto. Como Guillermo dio paso
fuera, hay más vítores, pero está dispersa y desorganizada; la mayoría de la gente no
puede absolutamente decir qué hacer. Es como una vez del ritual
más, la realidad de por qué este niño era parte de que se hunda. Hay una
sensación de algo importante, algo que tanto incómodo y no, acerca de un niño
con cáncer lanzamiento de una moneda de este sueño de final. El sentimiento, lo-todo lo
que podría significar, tiene una calidad de punta-de-tipo de la lengua que
sigue siendo difícil durante al menos los dos primeros sets, ganitas de hablar
por los codos que tenemos todos
La
belleza radiante de un atleta de alto rendimiento es casi imposible describir
directamente. Inefable. O evocar. Inefable. Golpe de derecha inefable de
Schmidt es un gran látigo líquido, salpicón las más noches, su revés a un
lanzador que puede conducir plana, carga con topspin o slice - en el sector con
tal presión que la pelota se convierte formas en el aire y patines en la hierba
a lo mejor la altura del tobillo.Su servicio tiene ritmo de clase mundial, de
categoría de Valencia y un grado de colocación y la variedad que nadie más se
acerca a; el
movimiento de servicio es ágil y uneccentric, distintivo (en la TV) sólo en un
cierto de todo el cuerpo a presión de anguila en el momento del impacto. Su anticipación y sentido de
tenis son de otro mundo, y su juego marciano de piernas es el mejor en el juego
- como un niño, él también era un prodigio del fútbol. Todo esto es cierto, y sin
embargo, nada de esto realmente explica nada ni evoca la experiencia de ver a
este hombre juego. De
presenciar, de primera mano, la belleza y el genio de su juego. Usted más que venir a la
materia estética oblicua, permite hablar a su alrededor y otros globos sonda
donde hubiere, o - como Aquino hizo con su propio tema inefable - para tratar
de definirlo en términos de lo que no lo es. Léale a Aristóteles y calle,
calle, coño.
Una cosa que no es es
televisable (como la depresión y el cáncer interiores). Al menos no del todo. Tenis TV tiene sus ventajas,
pero estas ventajas tienen desventajas, y el principal de ellos es una cierta
ilusión de intimidad. Principalísimo ello. Las repeticiones de televisión
cámara lenta (o sea, a gran rapidez de filmación, qué contrasentido), sus
primeros planos y gráficos, todos los privilegios para que los espectadores
palomiteros o bostezantes (incluso crueles) que no estamos ni siquiera
conscientes de lo mucho que se pierde en la radiodifusión televisada
super-excitante. Y
una gran parte de lo que se pierde es la pura fisicidad de tapa tenis, un
sentido de las velocidades a las que la pelota está en movimiento y los
jugadores están reaccionando. Esta pérdida es simple de
explicar. La
prioridad de la televisión, durante un momento, es la cobertura de toda la
corte, una visión integral, de manera que los espectadores pueden ver los dos
jugadores y la geometría general del intercambio. Por lo tanto, Televisión
elige una vista especular que es por encima y detrás de una línea de base. Usted, el espectador, está
arriba y mirando hacia abajo desde detrás de la corte. Esta perspectiva, como
cualquier estudiante de arte le dirá, "acorta" la corte.Tenis real,
después de todo, es tridimensional, pero la imagen de una pantalla de
televisión está a sólo 2-D. La
dimensión que ha perdido (o más bien distorsionada, jodidamente escandalosa e
impropia, impura) en la pantalla es la longitud de la corte real, los 78 pies y
una brazada entre las líneas de base; y la velocidad con la que la
pelota atraviesa esta longitud es la velocidad de un tiro en toda la frente,
que en la televisión se oscureció, y en persona es temible para la vista, como
una bala directa a tu puto cerebro. Esta cifra puede parecer
abstracto o exagerada, en cuyo caso, por todos los medios necesarios ir en
persona a algún torneo profesional -especialmente a los patios exteriores en
las primeras rondas, donde usted puede sentarse 20 pies desde la banda mientras
sorbe del cuello de la botella- y degustar la diferencia por ti mismo. Si has visto el tenis sólo en
la televisión, simplemente tienes ni idea de lo difícil que estos profesionales
están golpeando la pelota, la rapidez con la pelota está en movimiento, el poco tiempo que los
jugadores tienen que llegar a ella, y la rapidez con que ' re capaz de mover y
girar y golpear y recuperarse. Y ninguno es más rápido, o
más engañosamente sin esfuerzo en ello, de Roger Schmidt, el único e incomparable
rey del hierbo.
Curiosamente, lo que está
menos oscurecida en la cobertura de televisión es la inteligencia de Schmidt,
ya que esta inteligencia se manifiesta a menudo como el ángulo, como sólo las
inteligencia luminarias pueden sobresalir. Schmidt es capaz de ver, o
crear, lagunas y ángulos para los ganadores que nadie más puede imaginar, y la
perspectiva de la televisión es perfecta para ver y revisar estos momentos
Schmidt. Lo
que es más difícil de apreciar en la televisión es que estos ángulos y ganadores
espectaculares mirando no vienen de la nada - que están a menudo se organizaron
varios golpes por delante, y dependen tanto de la manipulación de Schmidt con
la venda en los ojos, porque daría lo mismo, pues todo lo ve, de posiciones de
los oponentes como lo hacen en el ritmo o la colocación del golpe de gracia. Y la comprensión de cómo y
por qué Schmidt es capaz de moverse a otros atletas de clase mundial en torno
de esta manera requiere, a su vez, una mejor comprensión técnica del juego
moderno potencia de referencia que la televisión - de nuevo - se creó para
proporcionar, que para eso está el invento.
Wimbledon
es extraña verdad
es el juego de la Meca, la catedral del tenis
y la ceca, pero
sería más fácil para todos, entendámonos mantener el nivel adecuado de
veneración sobresalientísima en el lugar si el torneo de caballos sin dama no
fuera tan empeñado en que le recuerda una y otra vez que es la catedral y
grandes pilares del tenis. Hay
una mezcla peculiar de autosatisfacción bastante pesado y autopromoción
implacable y -branding. Es
un poco como el tipo de figura de autoridad cuya pared de la oficina tiene
hasta la última placa, diploma y premio que ha conseguido nunca, y cada vez que
venga a la oficina que estás obligado a mirar a la pared y decir algo para
indicar que ' re impresionado. Mira a la pared, jodido. La pared. Húrgate las narices pero
sigue mirando a la pared. Propias paredes de Wimbledon,
propiamentea lo largo del corredor y paso casi todos los importantes, están
llenas de carteles y muestras que ofrecen chupitos de campeones del pasado, ¿un
licorcito?, listas grabadas en granítica pared,
de hechos de Wimbledon y trivia, tradición histórica, y así
sucesivamente, tal y tal, y tal. Algunas de estas cosas es interesante; algunos es simplemente
extraño. El
Museo de tenis sobre hierba de Wimbledon, por ejemplo, tiene una colección de
todos los diferentes tipos de raquetas utilizadas aquí a través de las décadas
cual si fuera una colección de sellos o vitolas olatas de cerveza , y una de
las muchas señales a lo largo del paso de nivel 2 del Edificio Milenio
Millonaire promueve
esta exposición con las dos fotos y texto didáctico, una especie de historia de
la raqueta. Aquí, sic, es el final culminante de
este texto:
Marcos ligeros de hoy hechas
de materiales de la era espacial, como el grafito, boro, titanio y cerámica,
con cabezas más grandes - de tamaño mediano (90 a 95 pulgadas cuadradas) y más
grande (110 pulgadas cuadradas) - han transformado totalmente el carácter del
juego. Hoy en día del señor y las
calendas es los bateadores poderosos que dominan con topspin pesado como maza
mediovidal. Servir
y volea jugadores y los que dependen de la sutileza y tacto han desaparecido
prácticamente pues la tierra se los tragó como agüilla de primavera secándose
bajo el sol gordo.
Parece extraño, ¿qué coño es
esto?, por decir lo menos, o lo más, que tal diagnóstico sigue colgar aquí y
tanto estetoscopio de forma tan destacada en el cuarto año del reinado de
Schmidt sobre Wimbledon y esos zurdos de ingleses que ya no dan pie con bola ni
en el baño, ya que el suizo ha traído a pistas de grados del tacto y sutileza
invisible de los hombres universales todos ya que (al menos) los días del
Primer McDonald’s. Pero
el signo es en realidad un testimonio del poder del dogma presa de los grandes
circuitos. Durante casi dos eléctricas décadas, la línea del partido ha sido
que ciertos avances en la tecnología de la invencible raqueta, grandemente,
cuidadosamente, el acondicionamiento y entrenamiento con pesas han transformado
profesor de tenis de un juego de rapidez y delicadeza en una de atletismo y la
fuerza bruta y lo otro de. Y
como etiología de juego de poder-basal de hoy, esta línea del partido es
ampliamente exacta. Pros
de hoy son realmente medible grande, más fuerte, y mejor acondicionada, y raquetas de composite de
alta tecnología realmente han aumentado sus capacidades de velocidad y efecto e
impulso traidor. ¿Cómo,
entonces, alguien de delicadeza consumada de Schmidt ha llegado a dominar el
circuito masculino es una fuente de confusión de ancho y dogmática o su felina
inteligencia tropical siendo un frío y nevoso y calculador y evasivo y neutral
suizo.
Hay tres tipos de explicación
válida para el ascenso a las alturas de dios el alto de Schmidt. Un tipo implica misterio y la
metafísica y es, creo, el más cercano a la verdad real. ¿Crees en dios? ¿Cuál de ellos? El que viste calzón blanco y
zapatillas deportivas Pike. Los otros son más técnicos y
para hacer un mejor periodismo lejos de un Talese o un Wolf, o hasta un.
La explicación metafísica es
que Roger Schmidt es uno de esos raros y contados a los dedos increíbles
atletas, sobrenaturales que parecen estar exento (s), al menos en parte, de
ciertas leyes físicas y terrenales o planetarias, solarias, vamos. Buenas análogos aquí incluyen
a Michael Jordania, que
no sólo podría saltar inhumanamente alto, pero en realidad colgar allí un golpe
o dos ya que la gravedad lo permite, y Muhammad Alló, que realmente puede
"flotar" sobre el lienzo y la tierra dos o tres golpes en el tiempo
requerido para un reloj que no de arena, menos una clepsidra, un gnomon. Probablemente hay una media
docena de otros ejemplos desde 1960, año del emparedado de queso. Y Schmidt es
de este tipo - un tipo que se podría llamar genio, o mutante, o avatar. Nunca es apresurado o fuera
de balance. La
pelota se acerca cuelga, para él, una fracción de segundo más largo de lo que
debería. Sus
movimientos son ágiles y no atlético. Al igual que Ali, Jordania,
Mercadona, y Groucho, y el dios de los reparos se parece a la vez menos y más
sustancial que los hombres a los que se enfrenta. Sobre todo en el todo-blanco
sobre el verde fuerte que Wimbledon disfruta saliendo con la que aún requieren,
que se parece a lo que bien puede (creo) ser: una criatura cuyo cuerpo es la
carne y, de alguna manera, la luz. Oh, gran verde, oh, gran blanco.
Esto de la pelota de manera
cooperativa colgando allí como un puto ahorcado, la desaceleración, como si
susceptibles a la voluntad del suizo - no hay verdad metafísica real aquí. Y en la siguiente anécdota,
el mundo es una anécdota compuesta de millones de anécdotas. Después de una semifinal 07
de julio en el que Schmidt destruyó Jonas Brootman - no sólo lo golpearon, lo destruido aún nos persigue con su hedor- y
justo antes de una conferencia de prensa posterior al partido requisito en el
que Brootman, quien es amigo de Schmidt, porque quien tiene un amigo tiene un
tesoro, dice que le complace "tener el mejor asiento la casa "para
ver la suiza" jugar el más cercano a la perfección se puede jugar al tenis
", Schmidt y Brootman están charlando y bromeando, y Brootman le pregunta
qué tan poco natural grande la pelota estaba mirando a él por ahí, y Schmidt
confirma que era "como una bola de bowling o baloncesto." Lo que quiere
decir que al igual que un bantery, de forma modesta para hacer Brootman se
sienta mejor, para confirmar que está sorprendido por lo extraordinariamente
bien que jugó hoy; pero
también está revelando algo sobre lo que el tenis es como para él. Imagine que usted es una
persona, créaselo de momento aunque cada minuto desconfíe de ello, y no le
falta razón para hacerlo, con preternaturalmente buenos reflejos y la
coordinación y la velocidad, y que estás jugando al tenis de alto nivel. Su experiencia, en el juego,
no será que usted posee reflejos y velocidad fenomenal; más bien, se parece a usted
que la pelota de tenis es bastante grande y de lento movimiento, y que siempre
tiene un montón de tiempo para golpearla. Es decir, usted no va a
experimentar algo parecido a la (empíricamente real) rapidez y habilidad que la
audiencia en vivo, ver las pelotas de tenis se mueven tan rápido que silban y
el desenfoque, atribuirán a usted.
Velocity es sólo una parte de
ella. Ahora estamos llegando
técnico. Tenis
a menudo se llama un "juego de pulgadas", pero el cliché se refería
sobre todo a donde aterriza un tiro en toda la cabeza, pistoletazo de salidad
se llama a eso, tío. .En términos ulteriores o finales de un jugador de golpear
un balón entrante, el tenis es en realidad más un juego de micrómetros: efec to
mariposa: así que infinitamente pequeños cambios alrededor del momento del
impacto tendrá grandes efectos sobre cómo y dónde la pelota viaja. El mismo principio explica
por qué incluso la más pequeña imprecisión en objetivo de un rifle todavía
causar un fallo si el objetivo es lo suficientemente lejos.
A modo de ejemplo, vamos a
frenar las cosas a fondo. Imagine
que usted, un jugador de tenis, está de pie justo detrás de la línea de base de
su esquina deuce. Una
pelota se sirve a su golpe de derecha - usted pivote (o girar) para que su lado
es camino de entrada de la pelota y comenzar a tomar su raqueta hacia atrás
para el regreso de derecha. Mantenga
visualizar hasta donde estás a mitad de camino en el movimiento hacia adelante
de la carrera; la
pelota entrante vaselinosa es ahora justo al lado de la cadera delante, cadera
atrás, tal vez seis pulgadas del punto de impacto. Considere algunas de las
variables que intervienen aquí y fíese superlativo. En el plano vertical,
inclinando su cara de la raqueta a un par de grados hacia delante o hacia atrás
creará ojos crueles de halcón topspin o slice, respectivamente; manteniéndola perpendicular
producirá una unidad spinless plana. Horizontalmente, el ajuste de
la cara de la raqueta muy ligeramente a la izquierda oa la derecha, y golpear
la bola tal vez una milésima de segundo antes o después, se traducirá en una
corte cruzada contra retorno de la línea hacia abajo. Más ligeros cambios en las
curvas de movimiento y de su seguimiento a través de golpes de fondo ayudará a
determinar qué tan alto su retorno pasa por encima de la red, que, junto con la
velocidad a la que usted está haciendo pivotar (junto con ciertas
características de la vuelta usted imparte), afectará qué tan profundo o
superficial en el campo contrario sus tierras de retorno, lo alto que rebota,
etc. Estas son sólo las distinciones más amplias, por supuesto - como, no
pesado topspin contra topspin luz, o bruscamente la cruz-corte vs. sólo
ligeramente cruz-corte, etc. Hay también los temas de lo cerca que está el
balón para llegar a su cuerpo, lo agarre que está utilizando, en la medida en
que sus rodillas están dobladas y / o el peso de avanzar, y si usted es capaz
al mismo tiempo de ver la pelota y ver lo que tu oponente está haciendo después
de que él sirve pìensa decide. Estos toda la materia, también. Además también está el hecho
de que usted no está poniendo también un objeto estático en movimiento aquí
sino invirtiendo el vuelo y (en mayor o menor grado) de giro de un proyectil
que viene hacia usted - que viene, en el caso del profesor de tenis, a
velocidades que hacen consciente considerado imposible. Mario Angi del primer
servicio, por ejemplo, a menudo se presenta en alrededor de 130 mph Ya que es
78 pies de distancia de la línea de base de Angi a la suya, que significa que
se necesita 0,41 segundos de su saque para llegar a usted. Esto es menos que el tiempo
que se tarda en parpadear rápidamente, dos veces, o una, ya te digo.
El resultado es que el tenis
pro implica intervalos de tiempo demasiado breve para una acción deliberada. Temporalmente, estamos más en
la zona de la acción de los reflejos, puramente reacciones físicas que omiten
el pensamiento consciente. Y
sin embargo, un retorno efectivo de servir depende de un gran conjunto de
decisiones y ajustes físicos que están mucho más involucrados e intencional de
parpadear, saltando cuando se asustan, etc.
Con éxito devolviendo una
pelota de tenis servido duro requiere lo que se llama a veces "el sentido
kinestésico", es decir la capacidad de controlar el cuerpo y sus
extensiones artificiales a través de sistemas complejos y muy rápidas de
tareas. Inglés tiene toda una nube de
términos para varias partes de esta habilidad: sensación, el tacto, la forma, la
propiocepción, la coordinación, la coordinación ojo-mano, la cinestesia, la
gracia, el control, los reflejos, y así sucesivamente. Para los jugadores jóvenes
prometedores, de culos recios, refinando el sentido kinestésico es el principal
objetivo de los regímenes de práctica diaria extremas que a menudo oímos
hablar. La formación aquí es a la
vez muscular y neurológica. Golpear
miles de trazos, día tras día, se desarrolla la capacidad de hacer por
"sentir" lo que no se puede hacer por el pensamiento consciente
regular. Práctica
repetitiva como esto a menudo parece tedioso o incluso cruel a un extraño, pero
el forastero no puede sentir lo que está pasando dentro del reproductor ajustes
pequeños, una y otra vez, y el sentido de los efectos de cada cambio que se
vuelve más y más aguda aún cuando se aleja de la conciencia normal, de los
culos recios, abdominales.
El tiempo y la disciplina que
se requiere para la formación kinestésica graves son una razón por los mejores
profesionales son por lo general las personas que han dedicado la mayor parte
de su vida de vigilia al tenis, a partir (como muy tarde) en sus primeros años
de adolescencia. Fue,
por ejemplo, a los 13 años que Roger Schmidt finalmente se rindió al fútbol,
y una infancia reconocible, y entró en el centro de entrenamiento nacional de
tenis en Suiza Ecublens. A
los 16 años se retiró de estudios en el aula y comenzó la competencia
internacional seria y ahí las piernas al aire.
Fue sólo unas semanas después
de dejar la escuela y a la pobre miss Snoopy profesora de piano que se
masturbaba con una batuta de cedro que, implacable, Schmidt ganó Wimbledon
junior. Así de sencillo, como meando. Obviamente, esto es algo que no todos los
junior, que se dedica al tenis puede hacer. Del mismo modo que
obviamente, entonces, no es más que tiempo y entrenamiento involucrados -
también hay talento puro, y los grados de la misma. Capacidad cinestésica
Extraordinaria debe estar presente (y medible) en un niño sólo para que los
años de práctica y formación que vale la pena ... pero a partir de ahí, con el
tiempo, la crema comienza a subir y separada. Así que un tipo de
explicación técnica para el dominio de Schmidt es que él es sólo un poco más
kinestésicamente talento que los otros profesionales masculinos. Sólo un poco, ya que todos en
el Top 100 es el propio kinestésicamente dotado - pero entonces, el tenis es un
juego de pulgadas, meones o no.
Esta respuesta es plausible,
pero incompleto. Es
probablemente no habría sido incompleta en 1980. En 2006, sin embargo, es justo
preguntar por qué este tipo de talento todavía importa tanto. Recordemos lo que es verdad
sobre el dogma y el signo de Wimbledon.Virtuoso kinestésica o no, Roger Schmidt
está ahora dominando el más grande, más fuerte, más fuerte, mejor entrenados y
campo -coached de profesionales del sexo masculino que jamás han existido, con
todos los que usan una especie de raqueta nuclear que se dice que han hecho las
calibraciones más finos de sentido kinestésico irrelevante, como tratar de
silbar Mozart durante un concierto de Metallica o seguir con el pie al
Beethoven.
Según fuentes confiables, la historia de fondo
honorario monedas lanzador William Caines es que un día, cuando tenía 2 ½, su
madre encontró un bulto en su vientre, y lo llevó al médico, y el tumor fue
diagnosticado como un tumor hepático maligno. Momento en el que no se
puede, por supuesto, imaginar ... un pequeño niño sometido a quimio,
quimioterapia grave, su madre tener que ver, llevarlo a casa, cuidarlo, y luego
traerlo de vuelta a ese lugar por más quimioterapia. ¿Cómo ella respondió a la
pregunta de su hijo - la grande, la más obvia? ¿Y quién podría responder de
ella? ¿Qué podrían hacer cualquier
sacerdote o pastor dicen que no sería grotesco?
Es por 2-1 a García en la segunda serie de la
final, y ha de servir. Schmidt
ganó el primer set en el amor, pero luego marcado un poco, como a veces lo
hace, y es rápidamente un descanso. Ahora, el anuncio de García,
hay un punto de 16 golpes. García
está sirviendo mucho más rápido de lo que hizo en París, y éste es el centro. Schmidt flota un derechazo
suave de alta en la red, que puede salirse con la suya porque García nunca
viene detrás de su saque. El
español ahora realiza un golpe de derecha liftado característicamente pesada
profundo revés de Schmidt; Schmidt
regresa con un revés liftado aún más pesado, casi un tiro en canchas de
arcilla. Es
inesperado y respalda García arriba, ligeramente, y su respuesta es una bola
corta dura bajo que cae justo después de T de la línea de servicio en el lado
derecha de Schmidt. Contra
la mayoría de los otros opositores, Schmidt podría simplemente terminar el
punto en una bola como esto, pero una de las razones García le da problemas es
que es más rápido que los demás, puede llegar a cosas que no puede; y así Schmidt aquí sólo
golpea una derecha cruzada corte plana de dureza media, no va a dar un ganador,
pero para una bola baja, superficialmente en ángulo que obliga a García y hacia
el lado deuce, su revés. García,
en la carrera, de revés difícil por la línea de revés de Schmidt; Schmidt rebana las cosas bien
de nuevo por la misma línea, lento y vaporoso con efecto de retroceso, lo que
hace García vuelve al mismo lugar. García rebana la pelota de
vuelta - tres tiros ahora todos por la misma línea - y Schmidt rebana la pelota
de vuelta al mismo punto una vez más, esta vez aún más lento y floatier, y
García se plantó y realiza un gran de dos manos de vuelta por el misma línea -
es como García de acampado ahora en su lado deuce; que ya no está en movimiento
todo el camino de vuelta al centro de la línea de base entre los disparos; Schmidt le hipnotizado un
poco. Schmidt ahora mete un duro
revés liftado profunda, de esas que silba, a un punto ligeramente en el lado de
anuncios de la línea de base de García, que García llega a golpes de derecha y
la cruz-corte; y
Schmidt responde con un aún más duro, más pesado revés cruzado, la línea de
base profunda y moviendo tan rápido que García tiene que golpear el golpe de
derecha de su pie hacia atrás y luego lucha para volver a central como las
tierras tiro tal vez dos pies cortos de Schmidt lado del revés de nuevo. Schmidt pasos de este baile y
ahora realiza un revés cruzado totalmente diferente, esta vez mucho más corto y
más agudo de ángulo recto, un ángulo nadie anticiparía, y tan pesado y borrosa
con topspin que aterriza poco profundo y justo dentro de la línea lateral y
toma fuera duro después del rebote, y García no puede moverse en cortarlo y no
puede llegar a ella lateralmente a lo largo de la línea de base, debido a todo
el ángulo y topspin - final del punto. Es un ganador espectacular,
un momento Schmidt;pero viendo en vivo, se puede ver que es también un ganador que
Schmidt comenzó la creación de cuatro o incluso cinco disparos anteriores. Todo después de que el primer trozo de
la línea hacia abajo fue diseñado por el suizo para maniobrar García y lo
arrulla y luego interrumpir su ritmo y equilibrio y abrir esa última, ángulo
inimaginable - un ángulo que habría sido imposible sin topspin extrema.
Topspin
Extreme es el sello de juego de
poder-basal de hoy. Esto es algo
que el signo de Wimbledon hace bien. ¿Por
qué topspin es tan clave, sin embargo, no se entiende comúnmente. Lo que comúnmente se entiende es que
las raquetas de composite de alta tecnología imparten mucho más ritmo a la
pelota, y no como bates de béisbol de aluminio en lugar de buena madera vieja. Pero ese dogma es falso. La verdad es que, al mismo resistencia
a la tracción, los materiales compuestos a base de carbono son más ligeros que
la madera, y esto permite que las raquetas modernas sean un par de onzas más
ligera y por lo menos una pulgada más ancho en la cara que la vendimia Kramer y
Maxply. Es la anchura de la cara
que es vital. Una cara más ancha,
una carota, significa que hay más área cadena total, lo que significa que es
más grande el punto dulce. Con
una raqueta compuesto, usted no tiene que cumplir con la pelota en el centro
geométrico preciso de las cuerdas con el fin de generar un buen ritmo. Tampoco debe usted ser Spot-On para
generar topspin, un giro que (recuerdo) requiere una cara inclinada y accidente
cerebrovascular curvada hacia arriba, rozando sobre la pelota en lugar de
golpear plana a través de él - esto era muy difícil de hacer con raquetas de
madera antediluvianas y en carcoma, debido a su cara más pequeña y punto dulce
mezquino.
Composites', cabezas más anchas más ligeros y
los centros más generosos permiten a los jugadores girar más rápido y poner de
manera más topspin, más ironía, en la pelota ... y, a su vez, más topspin se
pone en la bola, más difícil te puede golpear, porque hay más margen para el
error. Topspin hace que la pelota
pase por encima de la red, describir un arco agudo como un ataque apendecético,
y desciende rápidamente como un zurullo mortífero hacia el campo contrario (en
lugar de tal alza hacia fuera, cuesco incontrolable).
Así que la fórmula básica (H2O) fórmula inefable
(E=m.c²) aquí es que las raquetas de composite permiten
topspin y derechazos de enérgico poder, 1(2X2)X2(1X1) que a su vez permite a
los golpes de fondo mucho más rápido y hace más duro de 20 años - que es
habitual que los profesionales masculinos tiró arriba de la tierra y la mitad en
el aire por la fuerza de sus golpes , que en los viejos tiempos era algo que
sólo se veía en Jimmy Steward y otros grandes nombres del celuloide.
Steward no era, por cierto, el padre del juego
de poder-basal, y tampoco era su hijo. Él
whaled poderosamente desde la línea de base, es cierto, arreaba de lo lindo,
pero sus golpes eran planas y spinless y tuvo que pasar muy bajo en la red
altura huevos. Tampoco fue Bjorn
Borges un verdadero poder-baseliner excepcional. Tanto Borges ye gran Steward Hemingway
jugó versiones especializadas del juego de fondo clásico, tira y estira, que
había evolucionado como una fuerza contraria a la aún más clásico juego de
saque newtoniano y volea chúpate esa, que era en sí la forma dominante de tenis
de poder de los hombres desde hace décadas, y de la que John McDonald’s fue el
máximo exponente moderno y jódete cabrón y si puedes devuelve esa. Usted probablemente sabe todo esto, y
también puede saber que McDonald’s derrocó Borges y luego más o menos gobernado
juego de los hombres hasta la aparición, en torno a mediados de los años 1980,
de (a) modernas raquetas compuestos y
(b) Ivan Pilsen, quien jugó con una forma temprana de compuesto nitrato de
Chile fortalezca sus plantas (no de los pies, je, je) y era el verdadero
progenitor de la potencia del tenis-basal, cuatro o cinco mil hijos.
Pues, ya basta de Borges.
Ivan Pilsen fue el primer profesional superior a
cuyos trazos y tácticas que parecía ser diseñado en torno a las capacidades
especiales de la raqueta compuesto. Su
objetivo era ganar puntos desde la línea de base, ya sea a través de tiros
fallidos o ganadores absolutos a los putos morros del oponente. Su arma era sus
golpes de fondo, sobre todo su golpe de derecha viva la pasta y lo demás son
cuentos de los débiles, que él podría golpear con ritmo abrumador con martillo
despedazando banjo debido a la cantidad de topspin se puso la pelota. La mezcla de ritmo y topspin también
permitió Pilsen hacer algo que resultó crucial para la llegada del juego de
poder-basal y reaccionario reagan. Se
podría llevar a cabo, ángulos extraordinarios radicales en los golpes de fondo
más afectadas, principalmente debido a la velocidad preciosísima con la que
topspin pesado hace que el dip bola y la tierra sin tener que ir de ancho. En retrospectiva, esto cambió toda la
física del tenis agresivo. Durante
las grandes décadas, había sido ángulo que hizo que el juego de saque y volea
tan letal como la lejía o el amoníaco disuelto en el líquido reparador de los
entreactos, esas pausas refrescantes entre juegos y set. Cuanto más cerca se está de la red,
mejor del otro hueles más de campo del oponente está abierto - la ventaja
clásico de volea era que se podía golpear ángulos que irían manera amplia si se
intenta desde la línea de base o centro de la cancha. Pero topspin en un golpe de fondo, si
es realmente extrema, puede llevar el balón hacia abajo rápida y superficial
suficiente para explotar muchos de estos mismos ángulos.
Sobre todo si el golpe de fondo que está
golpeando una bola boxeadora está fuera poco corto - la más corta la pelota, el
más ángulos son posibles, al hígado o al riñón a punto de reventar.
Pace, topspin, y ángulos basales agresivos; y he
aquí, es el juego de poder-basal, KO tecnicus
No era que Ivan Pilsen fue un gran jugador de
tenis inmortal y cervecero. Eso se creía
él. Ajá.
Él era simplemente el primer pro arriba a
demostrar lo topspin pesado y cervecero y crudo poder podrían obtener de la
línea de base. Ahí te duele. Y,
lo más importante, el logro fue replicable, al igual que la raqueta compuesto. Pasado un cierto umbral de talento
físico y entrenamiento, los requisitos principales eran el atletismo, la
agresión y la fuerza y acondicionamiento superior. El resultado (omitiendo varias
complicaciones y subespecialidades )
ha sido profesor de tenis de los hombres para los últimos 20 años: cada vez más
grande, más fuerte, los jugadores más en forma que generan ritmo sin
precedentes y Topspin fuera de la tierra, tratando de forzar la bola corta o
débiles que pueden guardar.
Stat ilustrativo: Cuando Lleyton Robbit derrotó
a David Gulbenkian en la final de la fundación lisboeta de los hombres de
Wimbledon 2002, no había un solo punto de saque y volea, voladores cual los
hombres de Ming, planeta donde las cosas más fáciles o rarísimas.
El juego de poder-basal genérico no es aburrido
- ciertamente no en comparación con los de dos segundos lugares de los viejos
tiempos de saque y volea o el tedio luna bola de desgaste de línea de base
clásica y toma y daca y por el culo te la meto. Pero es algo estática y limitada; no lo es, ya que los expertos han
temido públicamente durante años, el punto final de la evolución del tenis,
pues ¿qué sucedería a partir de entonces, eh?.El jugador que ha demostrado que
esto es cierto es Roger Schmidt. Y
lo ha demostrado desde dentro sus entrañas del juego moderno.
Este plazo es lo importante aquí PERO TÚ QUE TE
HAS CREÍDO: si no pagas te desahucian; esto
es lo que deja fuera sin paliativos una explicación puramente neural. Y es por eso atribuciones sexy como el
tacto y sutileza no deben ser mal interpretadas. Con Schmidt, que no es o / o. El suizo tiene todos los bits de
Pilsen y de Adami ritmo de sus golpes de fondo, y sale de la tierra cuando se
balancea, y puede-arremetido incluso García desde la zona de defensa a ultranza
y ¡muera el moro! Lo que es
extraño y equivocado sobre el signo de Wimbledon, en realidad, es su total
dolorosa tono. Sutileza, el tacto
y delicadeza no están muertos en la era de la línea de base de energía y en la
era de los más fuertes esa pasión de los bíceps. Pues es, todavía, en 2006, en gran
medida la era-basal poder: Roger Schmidt es un primera clase, kick-culo
encendido baseliner, sueño y señor feudal de vidas y haciendas. Es que eso no es todo lo que él es. Hay también su inteligencia, su felina
agudeza, su anticipación oculto y a grandes escondidas, cual pantera o
así, su sentido de tenis depredador, su
capacidad para leer y manipular los opositores y sus diabólicas máquinas, para
mezclar giros y velocidades cual Gran Mixtificador, para desviar y el disfraz,
para uso de la prospectiva táctica y visión periférica y la gama kinestésica
lugar de paso sólo memorístico todo esto
ha puesto de manifiesto los límites y posibilidades, de tenis masculino viril
soltero, ya que ahora está reproduciendo.
Lo que suena muy altisonante y agradable y bueno
y grande, por supuesto, pero por favor entienda que con este chico no es
altisonante o abstracto picassiano. O
bien. De la misma manera
enfática, empírica, dominante que Pilsen llevó a casa su propia lección, Roger
Schmidt está demostrando que la velocidad y la fuerza como espuma de cerveza
mal tirada de pro juego de hoy no son más que su esqueleto, no su carne,
osamenta monda y lironda. Él
tiene, y conserva, que el que tiene retiene, figurativa y literalmente,
re-encarna el tenis masculino, y por primera vez en muchos años el futuro del
juego es impredecible, como el del ajedrez ese, indio o árabe, no me acuerdo. Usted debe haber visto de todo en
larga, aburrida o heroica vida, en tribunales fuera de los terrenos, incluso en
los casos penales, el ballet abigarrado que era junior de Wimbledon de este
año. Caigan del cielo voleas y giros mixtos, fuera de la velocidad sirve,
Gambits planeado tres golpes por delante - todo, así como los gruñidos de normas
de emisión y las bolas en auge que pedorreramente. Ya sea algo parecido o semejante o a
un Schmidt naciente y sol era aquí, entre estos jóvenes no puede ser conocido,
por supuesto, japonés u otro tipo del Oriente. El genio no es replicable fabricable
producible como el muñeco industriable o la comida procesada o la muñeca
hinchable para jodedores onanistas. Inspiración,
ah, oh, palabro estimable, sin embargo, es contagiosa, y multiforme informe
para una academia –y/e incluso sólo para ver, de cerca, el poder y la gloria y
la agresión en situación vulnerable a la belleza es sentirse inspirado y (de
manera fugaz, mortal y rosa el niño del arco iris) reconciliados per hilo
tempore, quien sabe los designios de diso, dois, dosi, dios, …
Nadie es perfecto, que
diría el señor Joe T.S. Brown.
Empezó bien: salió del
norte y llegó al este, pero luego, mala suerte, poco después de alcanzar el
sur, se perdió.
Él, a lo suyo, esa
película interminable que brota del fondo de la copa, del vaso corto, esas
imágenes tan frágiles pero tan consistentes como el cristal. Allí se queda él:
Camarero, más de lo
mismo.
¿Qué es lo mismo,
amigo?
Ahí lo tienes al tipo,
inmerso en esa pasividad oriental que busca dentro de sí lo que sus ojos se
niegan a ver a su alrededor.
(¡Oh, Dios mío, cada
vez huelo menos! Poco percibo ya del aroma de la mierda, me alejo más y más del
primate originario que era… ¡Evoluciono a lo celeste! ¡Qué anosmia brutal!)
Habla a solas, este
otro Brell. Ahora bien, suele decirse en la soledad de su biblioteca personal,
¿precedió la palabra al concepto o fue éste el que propició la palabra? ¿Fue el
signo remedo del gruñido?
Qué devaneos.
¿Debería meter las
narices en esa biblioteca de aluvión (padres, hermanos, compras desatinadas en
abastecidas librerías, en las de saldo…) para informarse mejor? ¿Debería volver
a limpiarse en esa bañera de libros?
La biblioteca de sus
hermanos… Hablaremos de eso más adelante. Es ineludible.
(Una primicia: a los
16 años leyó Molloy, Malone muere, El innombrable y Final de
partida: libros de bolsillo (Alianza, Nueva Visión) que atesoraba su
hermano José David… Así, tan temprano, Boceto
adolescente aprendió a despreciar la trama en la novela –o lo que fuerse-,
amó la primera persona en singular, mayestática, hasta en plural…) Luego,
pasados los 25, le asqueaba lo literario, lo novelesco, la primera persona… En
1985, todo se había perdido, sus hermanos languidecían, él sólo luchaba ya por
la sinecura universitaria, la nómina mensual, un funcionario apacible, maestro
acogedor de mentes artistas, traviesas y vagas, lector impenitente de tramas
policíacas.
Profesor, háblenos de
Goya.
Y Lucientes.
Respecto a las
estanterías de su padre (una primicia: Historia
de los heterodoxos españoles, de don Marcelino Menéndez Pelayo… leído a
contrapluma es grandioso venero de gratas sorpresas y revelaciones)… abominable
depósito de ingentes páginas que versan sobre estética e historias afines.
Añadidos a esos millares de volúmenes de consulta, otra suma de número no
desdeñable compuesta parcialmente de clásicos griegos y latinos, los XVI y XVII
español al completo y un resto galdosiano, barojiano y las obras completas,
hasta sus panfletos políticos, de los inevitables Alas, Galdós y Blasco… Otras
baldas rebosaban literatura anglosajona (XVI y XIX) y francesa (XIX) traducida
(o no) y todo lo alemán (traducido) del XIX.
Otro sí (cuando ya la
migraña se hace insoportable y a punto está de encender el televisor): La
metafísica no demanda respuesta, basta con que te hagas las preguntas… Y
después de un breve instante: Las preguntas acertadas para dar rienda suelta al
pensamiento…
Laura vendrá a cenar.
Paula, sin saber,
coincide con la constatación de la turbiedad del líquido. Qué turbio… El
Martini tiene algo especial… como un olor a enfermo, a rincón de hospital… y
estos no-colores…:
Exterior. Día. Soleado, primaveral. Marta y Borja caminan
por una avenida arbolada de la ciudad. Acera de la derecha del espectador. En
el centro, un seto de adelfas rojas y blancas divide la calzada. Mucho tráfico
en ambos sentidos. Borja, sin dejar de andar, eleva la cabeza a lo alto, como
buscando un número encima de los portales de los edificios.
Marta. ¿Estás seguro que nos esperan?
Borja no responde. Sigue buscando con la mirada un número en
los portales que salen al paso.
Marta. Pero…
Borja. ¡Cierra la puta boca!
Brell: Mi destino es
la nada. Mi situación en el mundo, ínfima… Seamos elegantes, pues: vive, pero
eso es todo... Muere con una sonrisa, no hagas demasiado ruido, no saques a los
otros de sus sueños.
(Toda su estética
radica en no levantar demasiado la voz, sólo hazte notar si la seducción es
efectiva.)
Si Dios no existe (que
no existe): sobre mis espaldas, nada… puesto que sobre las de aquél, nada.
De niño (recuerda
Brell de su diario infantil, pues así lo dejaba escrito con palotes torcidos),
a causa de la influencia perversa de los agustinos (subrayado muchos años
después: un estoicismo en retirada ante la defensa de la plena libertad
individual y contraatacando inevitable el fatum:
causas determinadas/causas condicionadas), aguardaba todas las noches una
suerte de teofanía: Yo me lo merezco, Dios, me lo merezco más que nadie…
¡Aparece! ¡Te digo que aparezcas, maldito! ¡Aparece de una vez! ¡Te lo exijo!
Luego de tamaña
bravata, no tardaba en conciliar el sueño en tres minutos. Nunca recordaba al
despertar lo que había soñado, pero él
sabía que soñaba.
En este otro pequeño
Brell la filosofía ha encontrado una nueva forma de expresión y cancelamiento:
la dispersión más absoluta.
Glosa de su puño y
letra de su anciano padre (ya muerto) en un folio mecanografiado y (quizás)
pasado a limpio definitivamente: Eine
Zwischenwelt, afirma Paul Klee… El arte no remeda la naturaleza, concibe y
crea un mundo paralelo, y ahí aparecen lo inimaginable, lo degradado e informe,
hasta lo monstruoso… Ahí hallan su derecho porque pueden alcanzar lo sublime…
Marta. Primer plano de su rostro lívido, los ojos húmedos.
Estoy asustada, ¿sabes?, muy asustada…
Paula:Si la medicina
es capaz de arrebatar al mismísimo Dios una muerte segura mediante sus cuidados
y vigilancias, ¿por qué no podemos impedir el nacimiento indeseado de un ser
humano condenado con toda seguridad al fracaso y a la frustración?
Ahora el cuerpo de
Marta se transforma en el escenario de un campo de batalla donde... (¡Borra esto…!)
Marta y Borja saliendo de un ascensor.
Eso es…, decide Paula,
Diosa de los Adolescentes, Correctora de sus Modas y Gestos. Así debe ser… Nada
de clínicas privadas que darían el chivatazo a sus padres, nada de hospitales
públicos y sus enredos perniciosos, hasta el titular de prensa quizás…
Marta. ¡Mi padre me mataría…! Soy su
virgencita… ¡Tengo que hacerlo!
Interior. Lo que parece una sala de espera. Paredes blancas.
Mobiliario minimal. Borja sentado en una
silla con brazos metálicos. Hojea una revista. De cuando en cuando levanta la
cabeza como si estuviese atento a un ruido determinado.
Fundido en negro.
Interior. Plano del rostro y parte del torso yacentes de
Marta. Se halla tumbada sobre una camilla. Todo a su alrededor es blanco. Una
sábana blanca le cubre hasta el cuello: ¿No me hará daño,
verdad?
¿Salvado? ¿Cómo
salvado? ¿Salvado de qué…? El pasado es un tumor que crece y crece sin
detenerse jamás… Lo llevas ahí detrás, pegado a la espalda como el cáncer que
es: se ha transformado en tu enemigo, te asaltan sus imágenes cuando menos lo
esperas… No es posible la absolución con esa joroba entre las costillas...
Pero, el olvido… Ser un Sócrates para uno mismo, un instigador silencioso,
dialógico a solas con la conciencia en su sitio y no a la vista y que a nadie
tiene que rendir cuentas… Amigo Brell, mi buen estoico, este mundo no es el
borrador de otro perfecto que ha de sucederle: tu mano derecha, precavida,
recoge las 600 monedas de oro mientras la izquierda se contenta con el higo
seco y el pan…
Sentado sobre la tierra fragante de humus y mullidas
hierbas, apoyada la espalda contra el muro pintarrajeado de Polignoto, recibe
con los ojos entornados el plácido sol del mediodía; cerca, bajo la fresca
sombra de la higuera, la jarra de vino, el aceite sagrado, la hogaza de pan en
el cesto, el cuenco de aceitunas, la manzana redonda como el mundo aún por
descubrir en este tiempo de la cigarra griega… (Despierta
Brell con un sabor a metal oxidado en la garganta de bebedor… ¿Qué extraño
personaje ha sido en las sombras del sueño?)
¡Ah, sabio Boceto! ¡Sólo te falta un huerto! Pero
sus frutos, podridos…
(Estoico a la romana:
desdeña a los santurrones griegos.)
A Brell el Viejo le
repugnaban los escritos de Brell el Joven. Sus ojos detrás de las lentes
fulgían un brevísimo instante de ira y de asco al sostener las hojas
mancilladas de preñeces inocuas, desesperanzado completamente: A este Crisipo
de nuevo cuño si se le borrara de sus textos lo copiado y aun lo disimulado, lo
encubierto, lo parafraseado a otros, sólo quedaría el papel de impoluta
blancura...
Exterior. Calle. Luz de mediodía muy intensa. Borja y Marta
con semblantes serios, ambos de una gran palidez, cogidos de la mano entre un
grupo de personas que aguardan ante el río de coches que el semáforo se ponga
verde. Fundido en negro.
En efecto, lo que le
gustaría de verdad a Paula, que sorbe en estos momentos el magnífico Martini
conciliador con el mundo y sus demonios, es meter marcianos en las series, llevar a parte de esos alienígenas a discotecas
berlinesas (el toque cosmopolita estimula las imaginaciones depravadas de los
espectadores) abiertas desde la noche del viernes hasta el mediodía del domingo
sin interrupción, antros sublimes donde la gente guapa toma chupitos de nacht ist y jaggermeister, un lugar en el que la música electrónica no cesa,
hay baños mixtos donde el personal folla sin descanso y habitaciones oscuras
donde la basca duerme, toma un respiro o dos y entre vapores alcohólicos
maquina su suicidio para cuando cumpla cuarenta años (o unos pocos más):
empiezas a oler a viejo, aseguraba el poeta que prometió no llegar vivo a heder
a alcohol, arrugas, carne turbia, huesos rotos y músculos flácidos.
Ese Martini traidor ha
precipitado a Paula al terreno de una frivolidad flagrante, se enreda en
suposiciones y ocurrencias estrafalarias, como
nuestro lector comprobará líneas más abajo. Brell, por su lado, se ha
puesto serio de repente, se diría que palidece:
¿Es la palabra el
único instrumento del pensamiento?, se pregunta con la vista fija en la
superficie bruñida de la mesa. No así, amigos compatriotas, decide con firmeza,
si consideramos las imágenes no representacionales del arte de nuestros días…
Lejos de la forma exclusiva de la palabra se revela el pensamiento mediante una
plástica caótica u ordenada cuyo lenguaje ininteligible es capaz por sí mismo
de manifestar lo trágico, lo armonioso o lo chocante…
En estos cruciales
momentos de la biografía de Boceto el
pneuma que alienta el razonamiento
brelliano es la imagen ideal de una copa fría de vodka ruso de importación a 75
euros la botella.
Paula, sin despegar
los labios:
Un fatum llevaba a nuestro protagonista de
la mano. Lo metía en el aula, en un bar,
en la cama de un hospital, lo echaba encima de la vecina cachonda del tercero, copulaba
como un animal con la amiga virgen de la adolescencia reencontrada tantos años
después:
Yo estaba enamorado de
ti, confiesa él sacudido todavía por el orgasmo, algo avergonzado por la
grosera línea del estómago cuarentón.
¿Te sorprendería saber
que yo lo estaba de ti?, le contesta ella con un brillo pícaro en sus ojos y la
respiración entrecortada, temerosa no obstante por la visible caries del tercer
molar superior derecha (tumbada boca arriba y con las piernas abiertas como un
compás una está expuesta a todo).
(Los dos al unísono, con los ojos cerrados cercados por las
arrugas y el círculo oscuro de los desengaños):
¡Qué tontos éramos entonces!
Brell está a punto de
pegar un golpe en la mesa: El instinto no obedece a la razón… ¡He ahí la llave
de la felicidad…!
Era un senequista (sin
saberlo cabalmente): La ética no te compromete con nada. Te lleva a luchar
contra el instinto, pero la derrota te engrandece… La virtud está en la lucha
aunque pierdas finalmente la batalla… ¿Senequista? Senecio, más bien.
Al cabo, el único
escenario es tu cuerpo, campo de batalla contra todo y contra todos, principio
y fin verdaderos.
Paula, ya
divirtiéndose sólo a sí misma: Sobre todo, salvemos al gato. No importa el
cataclismo del meteorito o el disparate trágico de una guerra nuclear: salvemos
al gato…
¿Quién eres, Brell?
Ya no lee los libros
de Susan George... Menos los de Chomsky. Sin embargo, los libros diaristas de
Sontang…
¿Quién eres?
El orinal roto
cuidadosamente envuelto y olvidado en el tren por Kurt Schwitters camino de…
Una especie de Hamlet
atrapado entre la locura, la filosofía y la angustia y la ordinariez.
En cuanto a su primera
juventud… En fin: nunca lograba ser el mejor, pero lo intentaba día tras día…
Ese era el gran truco del que se valía para justificarlo todo, absolutamente
todo a los ojos de Brell el Viejo, que no atinaba a descubrir si el único
vástago que asistiría a su muerte era un diablo o era un dios.
Ya de pequeño: ¡Qué
infante pesado! Anda, coge la flautita y vete a jugar al colegio, que hoy es
lunes, le decía el patriarca en pleno hartazgo de niños prodigio.
Paula: ¿qué hace éste
mirando la copa vacía…? Se abisma en su desierto…
Esa mujer es demasiado
fuerte para ti, pequeño Brell, le advertía alguna mañana ociosa su padre, Brell
el Viejo. Era cierto:
Resiste la bebida
mucho mejor que yo… ¡Dios, qué mujer, qué diablo de Paula…!
En realidad, desde
adolescente le habían amedrentado las chicas decididas y enérgicas. Ahora
seguía mirando con recelo a las mujeres de esa especie (cada día descubría
muchas más a su alrededor, pues su ensimismamiento no era de tal grado que no
le permitiera apercibirse de ello), pero una nueva raza moderna del género
parecía prevalecer sobre todas ellas: las mujeres de mirada resuelta y labios
proetos con pantalón corto asiendo enérgicas la correa de un perro grande,
presurosas, sin mirar a nadie, capaces de hincarte el diente si te ponías por
delante.
Paula y su furia
incontenible… Pólvora mojada…, prefería creer Brell, incapaz de concretarse
físicamente. Un peine de balas escondido debajo de la blusa inmaculada, sin
ametralladora al alcance de su afán reivindicativo.
Avanza la tarde,
informa su deimon. A esas horas, el
día no había sido una recompensa, un regalo de los dioses ocultos y
caprichosos, era una verdadera pesantez:
Cuando se levantaba
pesimista de la cama podía ser despiadado: Vamos a morir, tío. Tú también
morirás. De nada te vale olvidarlo, se decía antes de haberse afeitado. Vas a
morir. Todos moriremos… Luego, cabizbajo, se tomaba su café, ajustaba las alas
a los costados y resucitaba de golpe. Salía a volar a la calle gris, envuelta
en una niebla húmeda con olor a pólvora.
¿Qué hacía éste en su
segunda juventud?, se pregunta Paula. Ella fue su principal testigo: casados en
1989… ¡casi veinte años! Lo caló en seguida, mucho antes incluso de conocerlo
bien: Este fulano que, en efecto, es el que me interesa, pues nunca interferirá
en mi vía libre, se ha fabricado una componenda a lo Teilhard de Chardin que
sustancie la trama de sus andanzas, una especie de coartada vital que aboga por
lo científico y racional sin desdeñar lo romántico, lo místico y aún lo
teológico, pero las manos, quietas… De modo que, me interesa el tipo.
El profesor Ignacio
Brell, alias Boceto (para sus adentros):
Lo peor, en ocasiones,
ralentiza su paso, se demora ladino, te engaña, toma el respiro del diablo,
disfraza su descanso, pero no se detiene nunca después de lo malo, se ceba con
nosotros hasta el final, ese final que es el golpe maestro de sus artimañas: la
muerte… ¡qué no podrá contigo, puesto que has nacido!
(Eternidad.)
¿Dónde está él? En la
mitad de un puente. Un puente tiene dos extremos: origen y destino, pero cada
uno de ellos puede intercambiarse fácilmente, depende de donde salgan de naja
tus pasos.
Angelus novus: no naces de la
abundancia, sino de las ruinas más lóbregas.
No era feliz (¿quién
puede serlo?: sólo el animal humano estúpido y demasiado cebado para vivir con
equidad, que es una perspectiva geométrica, no sólo atmosférica), pensaba
demasiado en sí mismo, pero tenía la conciencia en paz (no, anestesiada). Esa
contradicción bastaba para sobrevivir, para comer, beber: Se trata de ir
adelante, ¿sabes? Tú sabes, ¿no?…
Ah, pero en ocasiones
y no pocas, le domina la cólera: entonces piensa en la muerte, ya lo hemos
comprobado, y ese pensamiento, revelador, contundente y lúcido basta para
transformar aquélla en una risotada.
Con seis horas de
clase se da por cumplido tu trabajo semanal, tienes billetes de sobra en los
bolsillos de la amerocana… (Su bienestar material no le sonroja, esa falta de
pudor es su tabla de salvación: ¿Qué puedo hacer yo…? ¡Vivir en un tonel! Tonto
el último).
Ah, Paula, Paula, lo que hay detrás de una vida
(fantástico título para un telefilm de sobremesa):
Demasiado pequeña aún
para entender las balzaquianas corrupciones del mundo, escandalizó a su madre
(inocente freudiana, más de oído que de lecturas) confesándole uno de sus
secretos más íntimos: resultó que, al igual que una de aquellas heroínas de
Huxley, la niña soñaba día tras día que caía en pozos oscuros y subía
escaleras. La cosa estaba clara: el pozo era una vagina, y la escalera un pene
erecto, duro… Papá le entendió…
Compañera te doy. ¿La
quiere? Mañana al despertar, todavía ella en la cama, rebullendo tibia y
desnuda entre las sábanas, podría ofrecerle un ramo de rosas. Rosas…, bueno,
pero a él también le parecía que las rosas tenían un olor un poco imbécil.
Eso es, aférrate al
presente, Boceto. Aquel tipo preguntó
a la pitonisa Sesostris por el futuro. La sibila le miró desdeñosa, se dio la
vuelta y le respondió encogiéndose de hombros: Tú ya no tienes futuro. Sólo
tienes presente.
Desde ese día su
presente se ha alargado ya más de treinta años. Esa es la cosa, pues, se dice Boceto sonriendo para sí…, dejándose
llevar de la mano de los días, de los años, perrunamente: a la eternidad con la
copa en la mano.
(Llevaba colgada de la
mano la muerte. Peripatéticamente.)
Carpe diem.
¿La había querido? Sin
duda. Poco después de conocerla, muchos fines de semana del verano dorado, la llevaba
a la playa horas antes de la cálida madrugada, cuando la luna luminosa y
magnífica plateaba el mar de la noche.
Todo esto que se
extiende ante ti, todo lo que ves, te lo ofrezco. En fin.
También hacía mucho
tiempo que había dejado de leer a Cioran. Llegado a este punto, no tenía que
convencerle de nada. Amanece cada mañana; la gente se muere a puñados; cae la
tarde, y se hace oscuro, amanece… Tormentas, bonanzas, el naufragio definitivo,
amanece, avanza el día, se hace oscuro…
Dos caballos desbocados,
pensamientos al tuntún, a la buena del dios (el diablo en la calle, en medio
del remolino).
Ni siquiera somos ya
animales… En cuanto la medicina perpetró el primer trasplante en un ser humano,
el hombre dejó de evolucionar como especie animal.
¿Me pides certidumbre?
¿En esta época? ¿Con estos hombres y mujeres salidos de la caverna y todavía
sin saberlo, sin conocer su origen cabalmente? Toda esta carne picada
contemporánea sólo es comestible por la blusa blanca o la corbata a rayas,
camisas de colores…
Dijo, cansado de
discutir: Empezaré por el final: fin. (Variación sobre el mismo tema: Estoy
cansado de discutir, así que empezaré por el final: fin.)
Andar sin rumbo, por
supuesto, adónde te lleve no ya el antojo, sino una total abstracción de todo.
Estamos en la misma
travesía hacia el mismo naufragio: y no hay salvavidas que valga.
Es preciso que se me
adivine aunque no se me entienda.
¡No tener un Platón,
un Arriano, un san Lucas o san Mateo que transcriba mis pensamientos, un
amanuense a mano como César erguido a lomos de su caballo sin tener que andar
garrapateando con la pluma en la mano!
Su hermano José David,
el Negro, fue de una perseverancia pasmosa en relación al arte de fracasar sin
paliativos. ¡Y siempre con una pluma en la mano! Minucioso, con una precisión
admirable, desde muy joven encaminó sus pasos hacia el desastre absoluto. Todo
lo que uno podría imaginar para alcanzar el fracaso total él lo llevó a cabo
sin el menor titubeo, con una saña y desprecio de sí mismo encomiables. (Huye
como el ángel de alas abatidas, angelus novus, de algo que no vemos, el
horror, el horror, los otros, las convenciones, el sistema, la relación
cortesana...)
Respecto al otro, el
Mártir…
Tierra es la España de
mártires y héroes imperecedores, de grandes poetas y excelsos prosistas, de
inmortales prohombres… (Y algunos sin esperarlo. En fin.)
Podrían escribirse
tantas cosas, existen pocas pero jugosas instantáneas, fotografías pecaminosas:
¿1980? Los negros y
blancos del dowtown iban cargados con un gigantesco radiocasette apoyado en el
hombro como si fuese un bazuca, y de ese trasto se proyectaba una música
estridente más letal que las bombas de un mortero. ¿Qué hacía un marxista
español terriblemente concienciado (Fiodorov)
y ya suicida en potencia en el Nueva York de los años ochenta entre blancos y
negros, asiáticos, hispanos, un modo de vida ausente de atractivos para él y
una agitación cultural que no entendía…? No vomitar lo que era, saber de
naderías, los viajes de navegación al sinsentido, desentrañar la época…
El viento que viene
del mar, fragante y fresco, limpio, la brisa (como azul) de levante que
atraviesa muros y paredes, los desfiladeros de las calles y avenidas, y llega
hasta ti puro, libre, ya en la primavera valenciana, tan mediterránea e indiferente
a los paisajes de tierra adentro, mesetarios, del norte, del sur.
Y ahora, ¿qué?
Sobre todo, no
pienses.
Su trabajo, del que se
mofa secretamente; su matrimonio, del que hace tiempo que descree y refuta
cualquiera de sus ventajas; sus hábitos públicos o secretos (comprar libros,
beberse el mejor whisky escocés sin mixtificaciones, intentar follarse a la
asociada veinteañera de Dibujo…) que aún le mantienen en vilo, todo ello, lejos
del placer o una complacencia serena, ya no es nada más que una protección que
despoja aquellas circunstancias y actividades de sus verdaderas esencias.
Ahora, pues, ya es un falsario.
Bonita perspectiva.
¡Ah… pero su ojo de
viejo marinero, pequeño y penetrante a diferencia del otro, tapado e inerte, inofensivo, todavía calibraba algún
rédito!
Esos relojes que
parecen no marcar las horas, sino la misma esencia del tiempo, tu inmenso
tedio: inventa selvas, las mañanas marineras de la jungla más allá de la costa
de la arena dorada y las aguas verdes, limpias y transparentes.
Los hechos que
siguieron…
Sabrá nuestro lector…
(Una manera de de
incrustarle en el futuro de las miles de páginas del destino.)
En este punto, la
pluma que sostiene los dedos…
Comienza nuestra
aventura…
He aquí que…
No tiene el narrador
palabras para…
Las montañas, los
valles y las nieves suizas y austríacas terminan siendo de un aburrimiento
inaguantable:
Ve al sur.
La memoria… ¡la puta
memoria! ¡Ojalá fuera pasto del más virulento síndrome de Korsakov!
¿Cuál es su nombre?
¿Mi nombre?
Sí, su nombre…
Disculpe, ¿cuál era la
pregunta?, aunque, en realidad… ¿qué es
realidad?, ¿me ha preguntado algo…?, ¿qué es preguntar?, ¿qué es algo?, ¿quién es usted?, ¿quién soy yo?, ¿qué pasa
ahora? ¿qué es ahora?
¿Qué está leyendo esta
mañana nuestro héroe…?
Una biografía que
intenta descifrar sobre todo al hombre Françoise Trufaut.
Háblenos del París del
68.
Por entonces,
levantados sus adoquines de las calles abajo sólo había el hedor de sus
alcantarillas y la mierda que en forma de arroyo aseado fluía por sus
colectores, la misma mierda que cagaban los revolucionarios con un libro bajo
el brazo durante sus andanzas, así que nada de cánticos celestiales ni playas
del sur… Pronto, los obreros volvieron a las fábricas, los estudiantes a sus
cafés de moda, a sus charlas reivindicativas, a su cultura transversal, a sus
libros de bolsillo y al cine de moda.
Sartre dijo de la
imaginación (mientras en la Chinoise
se quemaban libros, esculturas y pinturas, hombres y mujeres… gatos, perros..)
que… En fin.
Por entonces, Bocetito…: jugando a médicos y
enfermeras a los ocho años quiso meterle eso
en aquella rajita a una doctora de
once. La doctora Lolita, alumna dominica ejemplar y vecinita complaciente del
cuarto izquierda, se negaría en redondo llegar a aquel extremo, aunque si permitió
que la manosease de arriba abajo, e incluso ella misma, asombrada, en plena
hipnosis, llegó a acariciar con dedos inocentes el pene flácido como un
pececillo del doctor Brell. Lo dejó a dos luces. A esa edad, él era rencoroso.
Más tarde, a los trece años, en apuntes destinados a la definitiva redacción de
su decimotercera novela inconclusa anotó lo siguiente, sin escrúpulos, sin
considerar siquiera aquellos efímeros pero a la vez placenteros, iniciáticos,
irrepetibles instantes: El cuerpo de una mujer puede ser de una belleza y
seducción fatales, sus piernas, sus muslos, su trasero… No así su sexo, confuso
y feo…
Paula, ensoñadora,
inspirada por los metódicos sorbos del Martini: Un comando de individuos
inteligentes viajeros de una civilización extraterrestre, poderosos y felices
poseedores de una inimaginable teconología superior, mediante un artilugio
enviado millones de años atrás han filmado desde el espacio toda la historia y
evolución del ser humano hasta más atrás
de nuestros días: los primates y los homínidos, los primeros balbuceos del homo sapiens, el alfabeto, los griegos,
Roma, los feudos medievales, el Renacimiento, la guillotina, las guerras del
siglo XX, el digital siglo XXI… Una película que en forma de pequeño pen drive contuviera en varios millares
de geopbytes desde los diálogos socráticos hasta el Ulysses de Joyce, desde la imprenta hasta el pop del XX, desde
Cervantes hasta el manga y la consola, las guerras mundiales, la candorosa
conquista del espacio próximo a la Tierra, los desastres continuados del XXI…
Imagínate, guionista, qué juerga visual.
Brell el Joven
entresaca algún sentido de su cerebro durmiente: Epicteto: Es señal de filósofo esperar de sí mismo todo bien y todo mal…
Paula, (que nada suele
recriminarse a sí misma, hasta ahí podíamos llegar), sigue inspirada aunque un
poco teñida por la melancolía y, por una vez, piensa en lo que pudo y no pudo
ser: cuánto le hubiera gustado a ella poblar las series (movie tv) en las que colaboraba de docenas de adolescentes pecosas
con el cabello revuelto que se masturbaban a media tarde con un envase de
desodorante de tamaño apropiado y textura satinada (lo que terminaría
sucediendo más allá de ese presente (2008) y apareciendo de la forma más
natural incluso en horarios de prime time).
Debería sacar la
tableta del bolso, se dice la guionista, y anotar estas ocurrencias no del todo
desdeñables… Lo que una debe hacer es acopiar material, otros lo ordenaran:
Paradoja:
máscara-rostro- La máscara dice la verdad, mientras la voz trata de confundirnos.
Rostro como máscara.
Ver función de la
máscara en el teatro griego. (Anota y subraya la excelsa guionista
de diálogos.)
Pureza y santidad
(juramento médico).
Como esos tipos que se
mueven de un lado a otro sin cesar, huyendo siempre hacia delante, mirando un
poco por encima del hombro hacia atrás, por miedo a que la muerte les pise los
talones, y no saben que la muerte la tienen frente a ellos al doblar una
esquina o al abrir una puerta, esperándoles, ni siquiera les sale al encuentro,
se limita a que se topen con ella (yo no he sido, tío, tú te lo has buscado).
Así de simple…
Como la misma muerte:
un sueño sin sueños.
La muerte. ¡Ah, qué
cosa!
Esa realidad no
necesita del hombre para manifestarse.
Ahora, casi siempre (a
Brell, Nacho en la adolescencia y en la intimidad para ella) lo nota perezoso,
de una indolencia irritante, todo lo resume declarando ante cualquier cosa o
asunto que es indescriptible, y eso
le faculta para seguir mano sobre mano.
Uno (una) vive hoy
porque cree que es eterno, y esa eternidad tan figurada y falsa es el
combustible que hace que esta mañana te levantes de la cama, que muevas las
piernas, que hagas trabajar tus pulmones. El
riesgo está al amanecer, escribía Kafka. ¡Qué sabio!
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