miércoles, 19 de marzo de 2025

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Brell filosofa para sus adentros: Todos tenemos una forma invisible, la que construimos en nuestro interior, la que nadie puede percibir, y esa forma que habla con nosotros, que modela nuestras acciones, que resulta espejo de nuestros más recónditos deseos y flaquezas, una forma que construye nuestra auténtica realidad…

Que…, que…

En fin.

(Cuando uno dice  en fin, es que ya se ha cansado de pensar. A partir de entonces todo es divagación y malas digestiones.)    

Brell el Joven: absolutamente inexpresivo, nadie averiguaría sus pensamientos, sus emociones, su estado, digamos, espiritual, una máscara, una esfinge de duro granito (atentos a su estómago):

Inescrutable Boceto: se diría que en las garras de Moebius. Todo lo digerible invita a lo reflexivo.

Marta: ¡Que te den por el culo, cabrón!

Borja: ¡Muérete, cerda!

Marta, levantándose colérica de la cama: ¡Un niñato de mierda que ni sabe ponerse un condón!

Borja: ¡Pues habérmela chupado! ¡Si me hubiera corrido en tu puta boca no habría pasado nada!

Marta: ¡Que te la chupe tu madre… y que se lo trague ella!

Paula: Y ahora a buscar otro puto taxi.

El vestíbulo de Deless se halla sumido en una penumbra confortable, prometedora. Forradas de madera clara las paredes de la que penden pequeñas lámparas que proyectan luces cálidas y apaciguantes, todo sugiere el matiz del bienestar, mesura y delectación, una atmósfera sabia donde el manjar y la complacencia se imbricasen para un absoluto acomodo del cuerpo y el alma. La luz indirecta invita a degustar en el interior la copa sosegada del licor caro, la cerveza de marca conventual, bien fermentada por el sabor de los siglos, el oporto o el jerez, el blanco sabiamente amontillado. Descartados el vodka barato y… ¡muchísimo más el salchichón y la rana rebozada en azúcar!

Panorámica. La cámara elevada se mueve despacio sobre la calle. Se ven edificios y árboles, la calzada recta y poblada de coches, la esquina donde entre otros transeúntes una pareja cargada con dos bolsas al borde de la acera, mira con insistencia los vehículos que se acercan por su izquierda. Fundido en negro.

(Y nada parece ser reconocible allá abajo, confundido todo en incruenta y vulgar mezcolanza.)

El fárrago urbano, el disparatado croquis de la ilusión…

¿Van a ir a casa? Ya afuera del refugio gastronómico y alcohólico.

Demasiado temprano. Pero… ¡las bolsas!

Paula no deja de pensarlo una y otra vez.

Paula: ¿Y qué hago yo con este medio drogado en casa hasta la noche?

Un soldadito de plomo al que hay que encerrar en la vitrina.

Un taxi con el piloto verde encendido se detiene frente a ellos. Brell lo mira con extrañeza. Se diría que… viajamos al pasado, y maldito si uno sabe por qué. Esa luz verde, esa…

Cada uno es culpable a su modo… pero todos somos culpables.

Cada uno crea sus culpas concienzudamente, sin perdón.

Estos dos forman una molécula extraordinaria: quién de los dos el ARN que lee las instrucciones, quién de los dos el ADN que las lleva escritas…

Ignacio Brell y Paula Coloma son dos figuras de cartón piedra, dos personajes, dos imágenes latentes nacidas de la emulsión de una película de 35 milímetros expuesta a la luz a través de un objetivo: los descubre desnudos, histéricos en el fondo, farsantes sobre todo, inútiles lamentablemente. ¿Adónde nos llevará esta sucesión de fotogramas, esta serie de imágenes que va a reproducir una ilusión de la acción original con todo su movimiento…, ese vaivén de aquí para allá, de un lado a otro de su existencia, ese carrusel de actos sin un guión previo? Rancios y antiguos a pesar de su contemporaneidad, de su época moderna, tal vez desaparezcan en su excursión de 24 fotogramas por segundo de su vida bajo el síndrome del vinagre.

Se apean antes de alcanzar Germanías, en la misma esquina de Antiguo Reino, que es por donde, ladinamente, les ha traído el envilecido taxista tan igual de estafador que el anterior (pero no poeta).

Cruzan el primer tramo de la calzada, atraviesan el pasillo central de la Gran Vía y aguardan junto al semáforo. Verde. Salvan el otro tramo de la calzada que conduce al túnel y se meten por Ruzafa. Un minuto después se hallan en Junco, sentados a una de las mesas pegadas a la pared, paralelas a la barra forrada de cuero marrón.

Dos Martinis.

(Paula y el chiste:

¿Cómo has adivinado que también a mí me gusta el Martini?

Ah, ¿tu también querías un Martini…? Camarero, que sean tres.)

Un aparato de televisión al fondo del local retransmite un partido de tenis sobre una pista de hierba. Brell alza la vista de cuando en cuando y contempla algún lance del juego.

Pero ¡que diablos…! Es un partido diferido… ¡y de hace tiempo!

Un Wimbledon sin sorpresas:

Schmidt vs García (2006), descubre alelado.

Ese partido y esos sets anticipan la final del siglo de 2008.

Paula le mira a él abiertamente sin pensar en nada (porque a veces, es posible no pensar en nada).

El camarero se acerca con las copas. Lo primero que hacen los dos es comerse la aceituna clavada en el palillo, sin dar tiempo siquiera a que macerara debidamente en el líquido dorado y turbio.

Brell observa fascinado la verdedorada superficie.

Abril de 2008.

Quién lo iba a decir.

Pocas fisuras deja abierto el futuro por donde atisbar hoy.

Qué te parece, divaga Brell el Joven, después de 2001, una odisea del espacio…, después de todas las tonterías futuristas imaginadas… treinta años más tarde… todo tan distinto, tan imprevisible entonces, ni el puto teléfono móvil, ni la tableta...

El tiempo, como la luz, si pudiera ir hacia atrás… (etcétera).

Verano de 2006.

Verano de 2007 (pasó como una exhalación, pero era la antesala de El Gran Acontecimiento).

En 2007, mi querido amigo, los fantasmas, libres de cadenas y sábanas blancas, ya habían crecido.

En 2007 el verano sería extremadamente benigno, el cielo de un azul purísimo y la esencia de la tierra, de sus árboles y sus piedras, de sus aguas y de sus vientos, de aromas tan naturales que embriagaban de sencillez…

Verano de 2008 (algo que no ha de suceder en estas páginas).

Todos los veranos terminan siendo caros al recuerdo.

Una triste tarde londinense.

Un testigo de excepción (y partidista) de la contienda de 2006, DFW, narrará las vicisitudes de la final sobre hierba que sería la antesala del otro partido, la verdadera final del 2008, que ha de pasar a la historia del deporte de la raqueta (perdonad terminología y estilo cronístico del relato: perdonad sus muchas faltas) sin duda ninguna, y así lo reconoce otra leyenda del tenis mundial en uno de sus habituales (e irrebatibles) exabruptos, John Mcdonald, alias King: Este ha sido el mejor partido de la historia del tenis. Y a ver quien tiene cojones de rebatir la afirmación (el tío se las gasta buenas).

El testigo del 2006: David Foster Wallace (que viaja a lomos de la luz, hacia delante, hacia atrás…).

El testigo del 2008, Brell.  Un Brell pasado de rosca en 7-2008 (después le perderemos de vista para siempre jamás sin que vuelva a turbar nuestra conciencia).

El lugar: Wimbledon.

Los personajes: Roger Schmidt, El Limpio y Rafael García, Culo Quisquilloso.

Silencio, por favor.

(Silencio sepulcral, silencio inglés.)

Dos jóvenes caballeros vestidos de blanco y badana con su correspondiente logo en la frente empapando el sudor, provistos de sendas raquetas, se disponen golpear una bola amarilla evitando que se estrelle contra una red alzada en la pista que se eleva sobre el suelo de hierba poco más de un metro.

¿Sacará García?

¿Qué pasa si dejo la fenelzina?

Serás otro. Quizás Schmidt, quizás García. Quizás tú mismo, pero el verdadero, el único, sin gemelo sobre la tierra.

Serás Dios. El único Dios.

¿Quién soy yo?

¿Cástor o Pólux?

¿Pólux o Cástor?

¡Qué más da!

Ha pasado el tiempo.

Y, ¿ahora qué?

Los hechos no te necesitan a ti para seguir su curso.

(Sobre todo, los del pasado.)

La fenelzina ya no sirve. Y no eres Schmidt, ni eres García. Ni siquiera eres un gemelo de los siete mil millones de seres humanos que pueblan la tierra. Ni eres Cástor ni eres Pólux. Sólo hablas con los muertos, si es que también tú puedes hacerlo como aquel vate irlandés, aquel tipo que ansiaba huir a la isla de Innisfree y alzar allí una choza junto a las orillas del lago y sumirse en la paz, pero en la paz auténtica, aquel poeta cuyos acicates para escribir poesía eran la lujuria y la cólera, herramientas físicas y emocionales difíciles de aceptar en un tipo que calcula métricas con la sola inspiración.

¿Dónde está la pista de juego? ¿Dónde está la tierra? ¿Y el espacio? ¿Y la vida? ¿La vida sin fenelzina? Sin fenelzina: ¿qué maléfica sustancia enemiga del ser humano indefenso construye entonces la realidad sino el mayor dolor y la más grande tristeza, el más grande desconcierto?

Quizás el Nardil, ese fármaco sucio, ayudara a soportarla, o por encima de cualquier otra terapia, la televisión: no leer, no pensar, sólo permanecer estático frente el televisor durante horas y horas, él, un tipo capaz de escribir con sentido más de dos mil doscientas páginas, juntarlas con orden, darlas a la imprenta, maquetarlas,  publicarlas y... venderlas. Estar atento o somnoliento, o dormido o muerto en vida viendo una y otra vez The Wire pirateada y comprada por cuatro perras por una mujer derrotada que ya no sabe qué hacer con él, con ese trasto paranoico…

DFW: los errores, que son siempre iniciales y él no lo sabía, ni supo nunca de Cesare Pavese.

Finalmente, en el tiempo de la uvas doradas y la llegada del limpio y fresco y vivificante aire primerizo del norte, se ahorcó un viernes por la tarde, un viernes cualquiera, una tarde cualquiera y en calma, en el patio de su casa (una casa cualquiera, ni siquiera fue después de eso la casa del ahorcado). Bajo sus pies la silla por donde había subido al cielo caída en el suelo, una silla vulgar, de las que puedes encontrar en cualquier rincón de cualquier casa, porque para elevarte al cielo, pues tampoco hace falta gran cosa, basta con lo que tengas más a mano, una silla, una soga, cualquier droga legal, etcétera. 

La fecha del memorable partido de tenis: julio de 2006.

La crónica: agosto de 2006 (The New York Times Magazine).

He ahí el campo sagrado de los Dióscuros: Roger y Rafael.

Los verdes campos de un edén.

El saque de Schmidt, impecable, clava a García en la hierba: ni se mueve: el español agacha la cabeza y se encamina al otro lado frente a la red, preparándose para restar.

Boceto ya ha apurado el primer Martini.

Podría pedir el segundo. Basta con alzar la mano y te lo sirven hasta sin palabras. Es así de fácil.

La alza.

¿Sabes?, la aceituna amortigua los traidores efluvios del alcohol, maléfico él.

La aceituna en un Martini es una cosa seria.

Paula: Mejor será que se emborrache de una vez por todas, que pierda la conciencia de sí mismo y de todo, de mí, de Laura… de Hanna… ¡Pobre hijoputa!

Boceto se ha convertido en el perfecto filósofo. No hay quien pueda con él ya en el interior de esa bruma de ociosidad y divagación típicas del cónsul…:

El olvido nos hace mejores, pues siempre, absolutamente siempre, hemos sido peores sin remisión… Desde que tengo uso de razón (qué extraña apelación, uso, razón, ¿pues que utilizamos la razón y no el interés o la obtención del placer en nuestras acciones…?) no recuerdo un solo año de mi vida del que no me arrepienta de media docena de hechos, un centenar de pasos en falso, e incluso de alguna infamia, las sucias canalladas, los silencios criminales, los errores, hasta el delito…

Hanna, Laura… las invitadas (como Cirenes que acabaran mal y desastrosamente sus días):

Un festín donde lo visual mata las palabras, donde reina el entendimiento primario, el de las cuevas, el de la inocente magia, el de las formas sin dioses todavía que replicar en humanas.

Es el olvido, dictaminó en su fuero interno, lo que protege del pasado, de sus humillaciones y desplantes ridículos, de las equivocaciones, de la estulticia, de lo perverso y los fracasos… El pasado estaba muerto, no iba a volver, sus hechos, acciones o sucesos eran irreversibles: sólo había que recordar de él lo conveniente, aquello que no agredía la sensibilidad de un presente abierto a cualquier contingencia buena o mala.

¿Qué más da que la sangre no sea un ácido, las venas de metal o el corazón una pequeña máquina debajo de una carcasa de resina? Aun sin tornillos ni circuitos integrados somos artefactos que exigen un combustible diario y al cabo del tiempo se deterioran hasta acabar inmóviles e inútiles: nos pudre el óxido de la vida.

Red, dos más.

Volvió a ratificarlo: El tiempo siempre es el mismo… Son las cosas y los seres las que se encaminan al deterioro, a la fatal conclusión de su podredumbre y total desaparición. El tiempo es el soporte…

Revés demoledor de Schmidt.

¿Qué has hecho con tu vida?

Lo que todos: el camino a la muerte (lo más disimuladamente posible, sin azadón en las manos).

Todos igual. Y los únicos muertos que no huelen son aquellos que los han incinerado el mismo día que la palman. Si no es así, huelen a carne hecha mierda a pesar de los líquidos balsámicos, los ramos de flores y los inciensos, a pesar de las palabras, de las lágrimas, del ciprés de olor terrenal y seco, del cielo azul de piedra, de la lágrima, del recuerdo, de la lápida…

La aceituna del segundo Martini sabe aún mejor que el del primero. Qué cosas. Y deben ser del mismo árbol… del mismo olivo, quizás de la misma rama, del mismo racimo… Esos viejos troncos  negros, retorcidos y sólidos, las hojillas y el envés de plata… arbolotes milenarios.

Ace monumental de García.

Iguales de nuevo.

Nuevo saque de García.

Resto de Schmidt a la red.

Uno describiría su vida…, sí, como una gráfica a los pies de la cama de un hospital, sólo que el tipo estaba enfermo desde el día que nació y condenado a sobrevivir en esa cama (y definido días tras día por esa gráfica clínica) hasta que de puro viejo y viscoso, ya muerto, se vertiera sobre sí mismo como un líquido denso y pestífero, gráficamente…

La mejor coartada que atenúa los estropicios de una vida especialmente miserable:

Sabedla, hermanos… Uno está programado por una genética infalible, programado el cáncer y su fecha de aparición, programado el talento, la burricie, el desahucio, el éxito, programado hasta el fiasco de tu matrimonio, las pervesiones, el gandul de tu hijo, tu colección de sellos, la alopecia, los itinerarios a lo alto del fresno o la encina, del olivo…

¿Puedes tomarte en serio a un escritor de vanguardia radical (una de sus dos novelas publicadas en vida sobrepasaba ampliamente las mil páginas de mínima letrería, palabrerío diría Bolaños, y lejos de contar una historia anticipaba un sueño cómico y monstruoso de su época revuelta) que una vez a solas en su casa, al pie de una palmera y aspirando la fragancia de dos limoneros en el patio, escucha a U2 y viejos cedés de Simon and Garfunkel a la vez que lee novelas de Tom Clancy para adquirir el tono exacto, el estilo de la época?

7 juegos: bolas nuevas.

Piensa en tu padre:

Lo dijo como al desgaire, como si los muros de Jerusalén no se vinieran abajo después de tamaña sentencia:

Cuando descubres que no tienes talento sólo te queda la perseverancia, ir hacia delante aunque no sepas adónde.

Derecha demoledora del español.  

Ir hacia delante… A la triste velocidad del animal domesticado, diestro en la rutina y la disciplina menos admirables.

Eso se lo dijo su padre con absoluta crueldad y parsimonia una noche de estío que olía jazmín, a tierra regada, a las copas de los árboles nocturnos y olorosos junto la entrada a la casa de una planta y seis habitaciones con un extenso jardín poblado de pinos en la parte delantera y un patio de tierra con media docena de limoneros y una piscina en la parte posterior donde se cobijaba la familia Brell todos los veranos, una decena de kilómetros más allá del calor asfixiante y pestilente de la ciudad que aún en la medianoche hervía del fuego absorbido durante las terribles horas diurnas e interminables del sol urbano de agosto.

Un Martini es una cosa seria, decía Buñuel, que preparaba los mejores del mundo, como los hacían en el Plaza de Nueva York (eso decía él en México D.F., donde no podían arrearle estopa en Europa). Un Martini y su ginebra, a esa hora de la tarde, te pone verdaderamente serio: -Metafísico estáis. –Sólo pensativo.

Martinis para todos los gustos: a lo Cheever, a lo Parker, a lo Chandler, a lo Capote, a lo…

Abril de la tierra muerta:

Estás en el cementerio acariciado por el sol que intensifica el color y el aroma de las flores o bajo la lluvia oscura que ensombrece el ánimo, asistes a los duelos, examinas las borrosas pero reconocibles caras de los deudos que disimulan el fastidio tras las máscaras compungidas, ves las tumbas, las hileras de los nichos, los paseantes que se mueven sosegados entre los enhiestos y alargados cipreses ásperos y mayestáticos, pero no ves al muerto, no ves la caja de madera bruñida, las asas de bronce, los llamativos relieves, la cruz aterradora, no ves al sepulturero, panorámica es tu visión… El muerto eres tú.

Doble falta.

¿Quién eres?   

Tus sobras.

¿Y eso?

El preámbulo del tercer Martini algo abusador de Bombay, de la tarde del pegajoso y dulce día abrileño consagrado a Venus, veneris, diosa de la vegetación y los jardines.

Delante de ti, esa otra diosa terrenal disfrazada con los trapos de su época, embadurnada de cremas, con el pelo pintado, con el coño todavía fresco a pesar del clima traicionero de la primavera valenciana, los muslos aún firmes, depiladas las piernas, afeitado el pubis a la brasileña… esa es tu mujer, tu santa esposa, pues Dios os casó en uno de sus templos más preclaros, la Basílica (de los desamparados nada menos), ahí te quiero ver con las arras cayendo a puñados y toda la gloria celestial entreverada arcangélicamente en la música del órgano de las grandes ocasiones… Delante de tus narices moderadamente alcohólicas una mueca de asco, de cansancio de ti y todo lo que representas: la nada exquisitamente envuelta en adornos culturalistas de latiniparlo; así que los ojos de la compañera en el dolor y en la enfermedad, en la pobreza (¡y en la riqueza!) y en la adversidad, han adquirido una turbiedad que roza lo criminal. Tu mujer, querido, siente por ti una aprensión que raya en el miedo (qué digo miedo… ¡pavor!) a la contaminación bacteriana (¡qué digo bacteriana!), a la polvorienta, andrajosa y bíblica lepra viral múltiple, imprevista e invisible, acechadora (cáncer, sida, paranoia, esquizofrenia, alzheimer…), de nuestro tiempo pecador maldecido por los pocos dioses que aún andan entre galaxias, el Hubble y la EEI, huyendo como alma que lleva el diablo de los agujeros negros y, digámoslo de ese modo, de otras singularidades (¡cómo la especie humana!).

La pelota al clavo: 0-15.

Tú y yo gravitamos sobre el otro de forma similar: reconocernos recíprocamente los defectos y las carencias de uno y otra nos libran de ellos.

Ese drive se queda corto, le ha faltado velocidad. Punto al resto.

¿Cómo no apiadarse de todos esos que me rodean? Están condenados a muerte en el mismo instante de nacer: ya son extrañamente culpables. No hay remisión.

Filosofa, imagina diálogos y eso que él, el peripatético no es la brillante guionista. (¿Quién es usted? No soy la guionista. Puedo enseñarle los huevos peludos, si es menester y es su deseo.)

¿Y si vivimos en el sueño de alguien, si somos producto de una conciencia dormida?

Somos materia… en el espacio y en el tiempo, algo palpable y oloroso, táctil.

¿Y por qué no damos en creer que los sueños también sean materia, algo palpable…?

Revés cruzado desde el fondo de la pista.

Se acabó el fair-play.

Punto de ruptura para Schmidt.

El primer sorbo del tercer Martini le dijo a Boceto: Era el tiempo aquel que ellos dos eran jóvenes, impuros y ambiciosos pero sanos: un amanecer de verano en Malvarrosa, después de haber estado haciendo el amor toda la noche, apenas encendiéndose el cielo por encima del horizonte marino, permanecieron en silencio comiendo galletas integrales y bebiendo zumo de soja, y picoteaban de cuando en cuando unas bolitas oscuras, al parecer de algas gasificadas. ¿Pensarían cada uno por su cuenta que la vida era un maravilloso regalo?

Se comió con deleite la aceituna.

Se quedó mirando el palillo sin recompensa.

Qué poco te da la vida. 

¿De qué color es el patito que flota en el agua jabonosa de su bañera?

Ella le siguió la broma a su anciano padre aquella tarde, ay, tan lejana, de las presentaciones.  

Amarillo.

Lo imaginaba. Entonces, usted y yo nos vamos a entender.

A ella la comprensión de ese viejo la traía al pairo. Disimulaba, jugaba, seducía con las piernas al aire y en los ojos la malicia.

Eran los tiempos de rasgar los paquetes del papel de regalo, de abrir los brillantes lazos de las cajas sorpresa, de coger el primer bombón, así, con un poco de vergüenza…

El segundo sorbo del tercer Martini interrogó con maldad:

¿Qué puede verse más allá…?

¡Lo de detrás!

Un partido de tenis es la eternidad, sobre todo si quieres que gane tu jugador favorito, y siempre hay uno que es tu favorito, el juego per se tiene poco atractivo y es un tanto monótono, en especial si los dos jugadores se limitan a golpear la pelota desde el fondo de la pista y no se arriesgan a subir a la red, o si uno de ellos (y no es tu jugador favorito) es simplemente un sacador de cañonazos: saque, volea, punto… y adiós. Un aburrimiento total. El saque directo matará este deporte, que será como cazar conejos en un descampado con una escopeta de doble cañón y cartuchos expeditivos, expansivos a diez metros y de desenlace fatal para el gazapo.

Fin del partido: el trofeo lo alza Schmidt. La mirada de García se halla teñida de rencor homicida: ya llegará la mía. Llegó: Wimbledon, 2008. 

Pero antes, una experiencia religiosa, escribió Foster Wallace en julio de 2006 en su casa de Indian hill boulevard, en Claremont, mientras se atiborraba de salchichas sin mostaza y galletas saladas en forma de pececitos y otros animalitos terrestres como Dumbo, el elefantito, o Yogui, el oso, el pato Donald… En fin.

El tercer sorbo del tercer Martini propende a lo filosófico:

La dignidad de un hombre debería estar, por lo menos, a la altura de la barra de un bar.

Saca Schmidt: ace… (¿Será la repetición de 2006?)

Pero todavía daba para más ese tercer sorbo matador del tercer Martini:

Un bar Charlie que se precie debería estar sumido en luces cálidas, suaves, adormecedoras, casi en penumbras, oloroso a moqueta y madera, a paredes enteladas añejas, a cuero gastado y a cristales que susurran en lugar de destellar, a taburetes sólidos y a un mostrador pulido, ennoblecido de mil arañazos y mil  confidencias, victorioso de mil copas y mil conversaciones, diez mil dislates, disparates… Ah, pero en el otro extremo de la barra milagrosa, como nacida del humo insobornable de mil cigarrillos emboquillados y mil horas de soledad, con las piernas cruzadas y el pelo cardado, la puta de irónica sonrisa, rubia química, recién duchada y sola, la rubia…

García se precipita a la red y consigue devolver la dejada de Schmidt. Punto para el español.

Volea del suizo.

La frase más cruel y estúpida la escribió el tal Nabokov:  

Tienen un hijo ciego… El amor es ciego. Podríamos decir, pues, que el citado autor sentencioso, eslavo, ruso, inteligente y malasombra, reaccionario y apátrida, era un auténtico miserable que ni creía en Dios ni en Cervantes, ¡ni siquiera en don Quijote! ¡Pobre diablo! Así murió, cazando mariposas en lugar de batallar contra molinos de viento.

Primera manga para el español.

De acuerdo, el futuro no existe. Pero es imposible no tener conciencia de él. Para estar en el futuro tienes que haber muerto, lo sé: Yo soy el futuro que nunca pudiste ver. Pero la conciencia de él es antes.

Durante todo el día tuvo la sensación de que algo o alguien invisible le tocaba, palpaba sus entretelas.

Coge ese palillo ahora libre de la aceituna… atraviésate el ojo izquierdo lentamente… Deja uno de los dos, al menos, en buenas condiciones…

El fluido espeso, cristalino, se desliza de la cuenca del ojo… Un sacrificio azteca, inútil.

Aquí estoy, padre, montado en caballo de silla.

¿Quieres en este instante, Paula mía, que te escriba un waka?

Schmidt ha sumado ya cuatro aces en los tres primeros juegos.

Brell, hijo de una estrella… siempre que empezaba a oscurecer sentía un frío inevitable. Odiaba la noche, la huida de la luz.

Se imaginaba demasiado a sí mismo en lugar de comprobarse. Se desprendía de la realidad como el que se deshace de una costra y se instalaba si no en una fantasía de lo imposible, pues él era como era y no iba a cambiar nunca, en lo inimaginable.

¿Quién es?

Era un tipo arrogante, un intelectual poco amigable que ni siquiera fue consciente en el curso de los años de su inmensa poquedad: su radio de acción abarcaba el rectángulo lleno de papeles de su escritorio, la ventana, a veces abierta, y poco más allá, un árbol o dos, hasta que los ojos chocaban contra una tapia de cemento gris infranqueable a toda imaginación.

Brell, amigo, deberías escribir una novela… ininteligible, indescifrable, increíble…

Brell el Viejo, lúcido egoistón: El mundo de hoy no va a peor; el que se está destruyendo es el mundo que yo conocí, que se va viendo susituido por otro reciente, nuevo y, naturalmente, también susceptible de empeorar acabado su ciclo. Somos nosotros los que vamos a peor. Y hasta la vida biológica como la conocemos ha de irse al traste: cien millones (millón arriba, millón abajo), y a criar malvas.

Y tales reflexiones ¿de dónde salían?

In latrinis: era el mejor lugar, la mejor hora y la mejor situación para el anciano pensador que cuanto más se adentraba en la obra de Paul Klee más oscurecía las cosas del universo de éste.

Un ensayo lleno de cagadas, el Klee.

Su novela (la de Brell el Joven) debería comenzar con voz tronante, declaración tempestuosa y palabras sencillas: (La faz de los monstruos, toma primera, escena 1): He visto a Dios. Y fue horroroso, es de una maldad indescriptible. ¡Y qué espantosa fealdad la suya…! ¡Como un rostro pintarrajeado por el pecado!

El colega de la facultad a Brell el Joven (una vez su padre criaba malvas y quién sabe si de tal guisa pudo comprobar la faz del horroroso dios malvado): Klee es tan simple como comer con la boca.

El colega daba clase de anatomía artística, pero nunca supo cabalmente cómo funcionaba el páncreas y por donde andaba el píloro: Ojo a esas corvas. Nada fácil su dibujo. El colega era un pobre idiota limitadísimo.

(Sólo atendía a los centenares de músculos que embrollaban la f¡igura humana, cuando una anatomía interior, como es debido, altera cualquier volumen y línea humanos…y el pensamiento)

Break de García.

Juego en blanco para el español, que dirige una mirada torva y oblicua hacia su contrincante.

La dulce luz de la vida, que diría Lucrecio, se descubrió Brell pensando.

Hizo lo que hizo porque él era lo que era.

No hay más vuelta de hoja.

Pero su novela, la que destrozaría irremediablemente todo intento posterior de volver a escribir una más en el idioma que fuera, tendría que firmarla de manera anónima.

Nom de plume: Poison du Terrail.

Liftado de García que busca el revés de Schmidt.  

Dijo: Ya sé quien soy… Peor, ya sé quienes son los demás.

(Lo pensó de improviso, mirándose al espejo, que era el verdadero dios que le aterraba: vio a todo el mundo... ¡qué horror!)

Caía la tarde, y la luz de afuera se agrisó de repente, y  a pesar de las luces eléctricas derrotaba el calor de adentro, todos sus pensamientos.

Segundo set: 3-0 a favor del helvético.

Un tipo listo, este Brell (el Joven). Si hubiera nacido un lunes le llamarían martes. Siempre ha ido dos pasos por delante de lo que ocurre en el mundo (inmundo).

Su bendito padre encerrado con Klee, algún otro antes de lo póstumo… Trabajando como Flaubert, como 36 millones de negros trabajo yo (confesaba el esforzado gabacho).

Remontada furiosa del español: de un 4-1 en contra ha pasado a empatar y, tras insistir una y otra vez contra el revés del suizo, ya desesperado y quejoso, acaba ganando el set. Ya lleva dos en el zurrón.

Temo más a los hombres, siendo tan frágiles y mortales, que a los dioses tan poderosos, mudos e inútiles, se decía Boceto.

Su hermano José David quizás logró la máxima aspiración taoísta: Conviértete en un fracasado, sólo estás en el camino. Que él te lleve. Pero también es posible que acabara en el negro agujero de una montaña recitando mantras ininteligibles, comiendo bellotas, loco de atar y fornicando con una diana sucia y analfabeta con el rostro picado de viruelas.

Cae la lluvia. Se aplaza el partido en la pista central All England Tennis Club. 

Brell, apurado ya el tercer Martini, estaba convencido de ser un farsante… lo cual no es demasiado común: nadie termina por reconocerlo antes del sudario de la mortaja.

García el español se viene abajo bajo la pérfida lluvia inglesa. Muerte súbita y set para el helvético. La Puta Albión y la Sosa Helvetia se han juramentado contra La Piel de Toro.

Brell se está entonando de veras en este crepúsculo ocioso y alcohólico. Pensó/escribió mentalmente: Era poseedor de un rostro recompuesto, deformado irreversiblemente, como si hiciera algunos años un tipo antes de comenzar una refriega le hubiera dicho: Te voy a partir la cara… y se la hubiera partido.

De nuevo ace de Schmidt.

A los dieciocho años, arrogante:

Sería un verdadero escritor, el más auténtico e inimitable: no dejaría nunca de escribir… ¡y no tendría ni un solo lector!

Pero las asechanzas no cesan de acosar al escritor:

Lo que faltaba, mi interior es mi exterior… esos ojos vacíos mirándome en el espejo…

Cuarto set. Muerte súbita (quien se muere después de tener un 5-2 a su favor es García).

Lluvia en la pista verdeada.

Un silencio aristocrático.

Parece el cuento de nunca acabar.

5º y último set.

García ha dejado de presionar el revés de Schmidt, y eso le hace perder un punto tras otro sin que acierte a reaccionar: parece todo perdido para el joven tenista hispano

Jugó una partida (contra él mismo)  de billar  a tres bandas en un local de Colón en el 75, año en que, por influencia de sus hermanos, empezaba a ser un  cinéfilo empedernido:

Póngame una copa de J.S.T. Brown.

Y le pusieron una copilla de ginebra española Larios.

Se la bebió de un trago ante la reprobación y la cara de asco del empleado.

Y daba vueltecitas como un bailarín a la mesa del tapete verde y liso, soñándose Relámpago Paul Newman (mucho más que el pobre tipo Felson, un engreído de suburbio y moteles).

Gordo, estás muerto.

El que estaba muerto (borracho y descompuesto) era él.

Barrerían con su cuerpo desmadejado el sucio y apestoso suelo lleno de de pisadas y escupitajos aunque él no lo creyera.

Luego encontraría una chica maravillosa y algo poeta (aunque un poco coja) de regreso a casa. La salvación… momentánea.

Mejor la docencia: el 25 de cada mes tiras de la cadena, tiendes la mano y vuelta a empezar: profesor de historia del arte. Es así de fácil (con el Martini en la mano).

Un cinéfilo dudoso, desleal al cabo: siempre laborable, primera sesión y fila diez junto el pasillo central. Xerea. Aula 7. Artis. (Leía cuidadosamente las críticas de la Turia antes de visionar las películas. Le subyugaba el 4; el 3 le animaba; el 2 le irritaba; el 1 le daba asco, no veía bajo ninguna circunstancia una película con esa calificación, aunque sí que asistió innumerables veces a alguna proyección con el 0 colgando del título: le divertían.)

La semana pasada (7-12, 4, 2008) Boceto estaba leyendo a la vez una novela de Bernhard y una colección de cuentos de Henry James, y no sabía si estos últimos servían para desconectarse de la crueldad literaria de aquél o leía la obra del vitriólico austriaco como penitencia sumarísima por leer los morosos relatos del estadounidense (reconvertido pasados los años en un pulcro y untoso inglés).

Los aces del suizo, aunténticos obuses, destrozan cualquier estrategia del español en este quinto y definitivo set: Jugaba contra el Gran Berta, diría más tarde un exhausto García ante el nutrido corro de periodistas deportivos de todo el mundo.

¿Cómo pueden explicarse un hechos que ni siquiera son fáciles de describir?

Es hora de cambiar, se dijo, a ver qué pasa. Y tomó el camino de la vieja encina ignorando el del viejo fresno.

¿Y ahora qué hacen estos personajes? Creen, infelices, tener el destino en sus manos…

Dormir a pierna suelta.

Brell el Viejo: Nunca vi una sangre que no fuese roja, aunque como artista, Klee vio una vez una rara sangre azul… la soñó, la plasmó, la creó para siempre: Yo vi esa sangre azul… (notas del cuaderno manuscrito número 64: los colores en algunos artistas son una sintaxis verdaderamente diabólica, ¿no sería sangre verde?).

El escritor, muy ufano, le confesó al pintor, propenso al más crudo realismo, que el escenario donde actuaba eran las palabras, el propio discurso que construían, y que eso debería bastar como un gran lienzo embadurnado para explicarlo todo: El lenguaje no sólo es la materia, es al mismo tiempo la acción, incluso… ¡el mismo protagonista, los mismos personajes!

García se pone por delante. Sus fortísimos restos contra el (ahora) menguado saque del suizo hacen mella en Schmidt que empieza a sentir el acre olor a azufre de la derrota.   

Todos esos personajes de la literatura moderna (creados por Beckett, Bernhard, Sartre, Canetti…) parecen salidos de los soliloquios de los maltrechos héroes que infestaban las obras de Dostoievski. (El doctor en historia del arte Ignacio Brell Gay no está demasiado seguro del origen de esa osada afirmación, duda si la ha leído en alguna parte o si procede, insospechadamente, de su propio caletre.)

Brell el Viejo se agarraba con oculta desesperación a los millares de páginas emborronadas de la obra definitiva de su vida como al libro de devociones. Mucho más lenitiva que la voluntad es la fe.

Paula, que resiste mucho mejor el alcohol que Boceto, aprovecha el paso del camarero cerca de la mesa para pedir con gesto elegante el segundo Martini: alza la copa vacía ante la apresurada figura en blanco y negro que tiene cogida la bandeja vacía por el borde.

Deuce.

Brell se aparta del tenis, del fardo de las futuras y voluminosas obras que ha de escribir, lleva su atención a la esposa querida: hela ahí, siguiendo ella su alcohólica estela de caído y fofo cónsul provinciano (aunque no sin cierta angustia él).

Nafea faa ipoipo:

La pregunta de los 300 millones de dólares. ¿Quieres casarte conmigo? (Formulada en pleno delirio del 88, la respuesta se perpetró en abril del 89.) (¡Estamos en aniversario, pues!: 4/2008.) (Pero ¿recuerda el día?)                                     

Es el diablo quien me ayuda. Dios ha muerto.

¿Y hacia dónde te lleva el diablo?

Mi misión es averiguarlo, tengo toda la vida por delante para saberlo. (Mejor acompañado: compañera te doy.)

¿Inteligente?

Sólo ocurrente. Ventajista. Oportunista. Es en el ingenio donde se halla complacido.

Ah, Paula…

¡Ah, mi corazón de plata por siete puñales traspasado!

Paula:

En ella, al principio de conocerla, supuso una vida complicada, oscura, a pesar de la luminosa claridad que parecía nacer de su piel hermosa.

Schmidt ha malgastado 12 de los 13 break-point que ha sumado.

Parecía serena, contenida, pero por dentro la dominaba una furia incesante que intoxicaba todo aquello donde se posaban sus ojos.

El pensamiento es libre: no lo sometas, déjalo fluir, que sea como esa agua shakesperiana que se desliza sin saber a qué parajes te conducirá, recuerda Brell que dijo...

Escasa es la luz en este día gris de llovizna, pensarían al unísono García y Schmidt. Finalmente, golpeaban la bola por la sola intuición, con el tesón de animales mansos y honrados, indomables, sin caer abatidos a pesar de todo.

Repasando las biografías de estos dos Brell, uno logra adivinar que Brell el Joven tiene algo de Hamlet, como Brell el Viejo tiene algo de un don Quijote bastante más ladino y menos soñador que el cervantino: siempre se fijó más en las bellaquerías que en las penas.

¿Qué pensaría Paula terminando el 89, descubierto ya el pastel y los cansinos regalos de navidad, destripada la muñeca?

Se diría ella: el pegamento que une a los cuatro miembros varones de esa familia es el dinero… o peor aún, el miedo a la vejez, a la orfandad o el dolor, a la soledad… lo que sea menos el amor o el cariño.

No tardaría demasiado tiempo en producirse la desbandada. Muerto un hermano, hundido en la tierra el otro, la madre y santa esposa huida… Los restos del naufragio, esos dos, padre e hijo, cambiamos nosotros, no el mundo... O sí. A la postre, funeral y cementerio.

Punto de partido para Garcia: 40-30.

Revés de Schmidt que el español no puede devolver.

En esos momento ella pensaba a lo grande, a lo Hollywood de los años sesenta… ¿Dónde estaban esos descapotables con neumáticos de banda blanca?, ¿dónde los grandes apartamentos del Upper West Side con amplios ventanales y tres niveles de suelo…?

Brell, ensoñador, soñando con otra aceituna: Si el artista conoce el secreto, y todos los grandes genios (en especial los malditos como Van Gogh y Rothko) lo supieron, entonces debe morir. Gray no dudó en matar a quien fue capaz desentrañarle y dejarlo desnudo al sol.

Dijo la rubia que el mejor amigo de una chica, aparte de su madre, era un diamante.

No era verdad (en su caso): fue un narcótico: la remató.

Paula y los diamantes: Me conformo con poco… Uno normalito, de entre 3.000 y 900 millones de años, un 1,25 ct., de tipo f, de un blanco raro +, un VS1 y en corte marquise… ¡Para qué más!

4 horas y 41 minutos, y jugando.

Paula, que en un margen de su primer guión escribió encantadoramente de puño y letra (redondilla verde): Sudaba como un cerdo… Ahora bien, ¿sudan los cerdos?

Paula, Paula… Bien aprendida tiene la lección desde hace 20 años (ella, que aún no suma 40):

La gente se pregunta por el significado de la vida, y tratan de hacer de ello la cuestión primordial de su existencia íntima, esa que se halla en el núcleo más hondo y oscuro de sus cuerpos y a la que ningún otro ser humano puede asistir. Pues bien, yo te digo que no hay ningún sentido que adivinar ahí adentro, hay que salir al exterior del todo de ti misma para descubrir que la vida sólo es vivir, respirar bajo el sol, y si es entre árboles mucho mejor, y punto. La vida sólo significa mientras es.

Decimoquinto juego, quinto set, 21,15 horas: 4 horas y 48 minutos después de iniciado el encuentro el golpe de derecha de Schmidt se estrella en la red. Ya era un drive cansado, incierto… Punto, juego, set y partido para García: 6-4, 6-4, 6-7 (5), 6-7 (8), 9-7. Minutos más tarde, Rafael García alza la dorada copa Challenge. Ha sido la final de mayor duración de los 131 torneos de Wimbledon.

Paula a su gato le puso un nombre imposible: ASMR.

Tiene su sentido, zanjaba ante las risas de los otros con una expresión de desdén en el rostro. 

Una experiencia religiosa, escribía El Gran Aburrido de las Letras Americanas de los Años Noventa (¿qué no se mataría de puro aburrimiento?: quién sabe, en tal novela que semejante fin perseguía se hallaba enfrascado al morir).

Pues ¿qué es sino un partido de tenis una vez sabes el resultado aunque gane tu jugador favorito?

Un puro tostón.

Tal vez lo salve… la prosa (o la intención, intrigante nonsense):

CRONICA DEL DESAHUCIADO.

(Traducción de mister Google. Derechos reservados del señor Google… o no.  Firmado: EL PIRATA AMERICANO.)

Schmidt como la experiencia religiosa

Por J. David Foster Wallace

Casi cualquier persona que ama abrazada el tenis como a su almohada o a su osito de peluche lleno de manchas de origen incierto ellos, lleno de manchas de, y arrumacos y, y sigue el circuito masculino de hombres en la televisión pero que sea en color, a lo largo de los últimos años mundiales y otrosí galácticos, había lo que podría denominarse Momentos Schmid telly, yo qué sé. Estos son tiempos universales, los tiempos, las grandes e inmemoriales e inolvidables, imborrables y nunca, nunca bien ponderadas, oh qué maquillaje interno deportivo internacional mientras observa la joven juego suizo atildado de por vida, a saber cual de las cuatro nacionalidades cantoneras fresquitas como la nieve, cuando la mandíbula cae, el belfo cuelga y los ojos sobresalen y sonidos que se hacen traer cónyuges en las otras habitaciones para ver si estás bien. Los momentos cósmicos son más intensos si has jugado bastante al tenis para comprender la imposibilidad de lo que acabas de ver lo haces aunque te cueste la vida y hasta erl paraíso creerlo por mera imposibilidad, es tan prodigioso que lo niegas. Todos tenemos nuestros ejemplos. Aquí está uno. En los Campos del Señor. Es la final de los EE.UU. Open 2005 Closed, que yo lo vi Schmidt sirviendo y no una copa de anisette o ron flor de caña a Andre Adami al inicio del cuarto set. Hay un cambio de bragas mojadas y calzoncillos sudados medio-largo de los golpes de fondo, hemos dejado bien claro que todo cambia, el mundo o nosostros, pero da lo mismo, cambiante el universo todo, uno con la forma de la mariposa distintivo del juego de poder-basal de hoy mañana, Schmidt y Adami tirando el uno al otro de lado a lado, cada uno tratando de establecer a blasfemias calladas, susurradas acaso, al ganador de referencia más la esencia..., qué empecinamientos, porque si puedo te abato hasta que de pronto Adami realiza un duro granítico revés pesada cruz-corte que tira de manera Schmidt a lo ancho de su anuncio (= izquierda) lateral un lado, y Schmidt llega a ella, pero las rebanadas panaderas del revés tramo corto, un par de pies más allá de la línea de servicio de mesa, que por supuesto es el tipo de cosa Adami come pan sabido salir adelante, he ahía la solución a un golpe envenenado, y como Schmidt luchando para revertir y volver al jardín central, de arriates de bellísimas flores, Adami pastrami de movimiento para tomar la pelota corta en la subida, y él, erecto huele duro de nuevo en la misma huevo esquina de anuncios, rolex y todo eso, parabias, en fin, longines de oro, que  tratando mal pies Schmidt, que de hecho lo hace, que gran Schmidt que todavía cerca de la esquina pero que corriendo como alma que lleva el diablo, hacia la línea central, y el rumbo de la pelota a un punto detrás de él, donde acaba de era, y no hay tiempo para convertir su cuerpo alrededor, y Adami de que sigue el tiro a la red en un ángulo desde el lado del revés ... y lo que Schmidt ahora hace es de alguna manera al instante revertir el empuje dale y dale y dale y clase de saltar hacia atrás tres o cuatro pasos saltos mortales, tipo depredador dispuesto al golpe de gran kárate increíblemente rápido, golpear un golpe de derecha de su esquina de revés, todo su peso se mueve hacia atrás, y la golpe de derecha es un gritón topspin en la línea pasada Adami en la red, te voy a dar yo a ti, cabrón, que lanza a por él, pero el balón de por delante de él, y vuela hacia abajo de la línea lateral y tierras exactamente en la esquina deuce del lado de Adami, ganador - Schmidt sigue bailando hacia atrás, así como de puntillas, etéreamente, levita el suizo, ya que tierras tengas y las pierdas. Y ahí está ese pequeño segundo familiar de silencio sorprendido de la multitud de Nueva York multitudinaria antes de que estalle, y John McDonald’s con auriculares de su hombre de color en la televisión sobre los hombros dice (sobre todo a sí mismo, que suena, y hasta se ve), "¿Cómo te encuentras con un ganador de esa posición y estilo y altanero? "Y tiene razón: dada la posición y de clase mundial rapidez de Adami, Schmidt tuvo que enviar la pelota por un tubo de dos pulgadas de espacio con el fin de lo sucedido, hasta que acabe, y que él lo hizo, moviéndose hacia atrás, y hacia los lados, como una bailarina moviendo las caderas, sin tiempo de preparación y ninguno de su peso detrás de la toma de agua (¿o era de la electricidad?, ¿toma de tierra? Toma del fresco, carrasco). Era imposible. Imposiblemente. Era como algo fuera de "The Matrix", partes I y II. No sé lo que-todos los sonidos estaban involucrados, pero mi esposa dice que ella se apresuró en y había palomitas todo el sofá y yo estaba en una rodilla y mis ojos parecía globos oculares novedad-shop en los mejores centros comerciales desde Ocean City hasta Frisco. Yeah. Y todo mojado pegajoso de Coca-Cola.

De todos modos, eso es un ejemplo de un momento a Schmidt, y que no era más que en la televisión - y la verdad es que el tenis TV es vivir el tenis o menos como video porno es la realidad sentido del amor humano, una corrida de las buenaaas.

Al uso periodísticamente hablando, no hay noticias calientes para ofrecerle a usted sentado en su sofá sobre Roger Schmidt. Él es, en el 25 ó en el 250 (o en el 2500, ¿podría alguien imaginarse las cosas así en el 3500?, no tanto, un límite al menos, ganemos seriedad conteniendo nuestros excesos), el mejor tenista actualmente vivo y de los muertos (curiosamente los tenistas, al contrario que los panaderos, no resucitan). Tal vez el mejor de todos solteros del tenis. Bios y perfiles abundan. "60 Minutos", que terminaría durando 120, hizo un reportaje sobre él el año pasado o fue el otro, no sé así, en cualquier caso fue el año internacional del perro muerto, bueno, ya digo, como al desgaire, a lo que salga, sin barba puta, con barba putón. Todo lo que quieres saber sobre el Sr. Roger Schmidt NMI - sus antecedentes, su ciudad natal, Basilea, Suiza, la fantasía cantonal, sus relojillos de colección, el apoyo de sus padres en su sano juicio y unexploitative de su talento ad majorem, su carrera de tenis junior y sus estudios y acuarelas y lecciones de flauta, sus primeros problemas con la fragilidad y temperamento, los granos y el acné, en fin, su amada júnior entrenador, cómo la muerte accidental de que el entrenador, ¡de qué!, en 2002 ambos se rompió y recocido Schmidt y ayudado a hacer de él lo que ahora es, títulos individuales de 39 de carrera de Schmidt, sus ocho Grand Slams, su compromiso inusualmente estable y maduro para la novia sempiterna y fermosa que viaja con él (que en el circuito masculino es raro) y se ocupa de sus asuntos, toallas limpias y papeleos (que en el circuito masculino es inaudito), su estoicismo de la vieja escuela, ah, la gran tradición, y la fortaleza mental y el buen espíritu deportivo y la decencia general evidente y consideración y generosidad caritativa - todo es sólo una búsqueda en Google de distancia. Noquearse. A base de bien. De lo lindo. ¡Toma y toma, y toma! ¡Toma del frasco, Carrasco!

El presente artículo que es el inmediato y el próximo al alcance de la mano y es más sobre la experiencia de un espectador de Schmidt, y su contexto sí que el mismo texto, pretexto. La tesis específico aquí es que si usted nunca ha visto al joven tocarse en vivo, y luego hacer, en persona,lo idéntico en el césped sagrado, fresco, verdegay de Wimbledon, a través del calor, literalmente, fulminante y luego viento y la lluvia del '06 quince días, o dos semanas, a según, entonces usted son propensos a tener lo que uno de los conductores de prensa de autobuses del torneo y grandes corifeos, bastante diferentes a los conductores de taxi, poetas algunos de ellos, grandes poertas silenciosos a los que sólo aciertas a descubrir el cogote y el pescuezo y la coronilla calva o peluda, a saber, describe como una "experiencia cercana a la religiosa sangrienta." Puede ser tentador, en un primer momento, para escuchar una frase como esta como uno más de los tropos sobrecalentados que las personas recurren a la que describir el sentimiento de los Momentos Schmidt. Pero la frase del conductor resulta ser cierto, literalmente, tío, por un instante en éxtasis a pesar de que lleva algún tiempo y serio mirando a ver esta verdad emerja de las mismísimas tinieblas como sábanas deshilachadas de color oscurecida siempre oscuro como la nada.

La belleza, contra lo que puedan pensar algunas mujeres y otros hembros no es la meta qué cojones ni el summún ni la hostia consagrada de los deportes de competición alta (o baja o media, o entrecana), pero los deportes de alto nivel (o bajo, o medio o entrecano) son un lugar privilegiado para la expresión de la belleza humana y los cuerpos de atractivo bañándose en Malibú o en un verdísimo campa de císped angloaustralianosudafricano en olor de multitudes negras. La relación es aproximadamente el de valor para la guerra, la fermosura y la gracia, y el donaire, y el…

La belleza humana que estamos hablando, a ver si de una vez nos entendemos o no nos entendemos, es de un tipo (o tipa) particular que no ofende un espíritu sensible (o sensibla) y poco dado al mal olor y tan proclive al confort;¿ qué podría llamarse belleza cinética? La caza del conejo pelado. Su poder y el atractivo son universales. ¡Un conejo pelado, Cristo! No tiene nada que ver con el sexo de largo pene u oscuro y jugoso las normas culturales o la pesantez de la ciencia en peludo coño. Lo que parece que tiene que ver con, realmente, es la reconciliación del ser humano y estar con el hecho de tener un cuerpo, saber exprimirlo, como un rey o así, limón, naranja, pomeluchos. Por supuesto, en los deportes de los hombres nunca nadie habla de la belleza o gracia o el cuerpo serrano. Los hombres pueden profesar su "amor" de los deportes, a los perros y perras pero que el amor de madre siempre se deben emitir y promulgada en la simbología de la guerra, bien acogidito entre los maternos ubres lechosas: la eliminación vs. antelación, jerarquía de rango y posición medallera trofística, estadísticas obsesivos, análisis técnico, inapelable informática de los informáticos y/o el fervor patriótico nacionalista tribal, uniformes, el ruido de masas, banners, el pecho, golpes, pintura de caras, banderolas, el puesto de coca-cola etc. Por razones que no se entienden bien, los códigos de guerra son más seguros para la mayoría de nosotros que el amor de. Usted también puede encontrar que ellos así, en el que mesomórfico y totalmente marcial Rafael García el caso de España es el hombre del hombre para ti - que del bíceps usa protectores y Kabuki auto-exhortaciones. Plus Garcíafiera expresión de león desatado es también el némesis de Schmidt la polla en el culo por así decir  y la gran sorpresa de Wimbledon de este año, ya que él es un especialista en canchas de arcilla y nadie esperaba que hacerlo más allá de los primeros asaltos aquí pero no de allá. Mientras Schmidt, a través de las semifinales, ha proporcionado ninguna sorpresa o el drama competitivo en absoluto. Él jugó mejor que cada oponente tan completamente que la televisión y la prensa escrita están preocupados sus partidos son aburridos y no pueden competir eficazmente con el fervor nacionalista de la Copa del Mundo. 

De 09 de julio de los hombres final solterones, grandes y solitarias penas, noches desoladas y un sandwich de salmón ahumado o atún desmigado en aceite de oliva o queso fundido o grasienta mallorquina sin embargo (empero) ya, es el sueño de todos. García, Culo Quisquilloso, vs Schmidt, El Limpio, es una repetición de la final de Roland Garros del mes pasado, que García ganó. Schmidt ha perdido hasta ahora sólo cuatro partidos durante todo el año, pero todos ellos han estado en García. Aún así, la mayoría de estos partidos han sido en arcilla lenta, mejor superficie de García. La hierba es Schmidt es mejor, qué coño, dónde va a parar, ahi te las den todas, capullo. Por otro lado, el calor de la primera semana ha horneado a cabo algunos de slickness los tribunales de Wimbledon y muchos panes que les hizo más lento. También está el hecho de que García ha adaptado su juego a base de arcilla a la hierba - moviéndose más cerca de la línea de base en sus golpes de fondo, amping su saque, la superación de su alergia a la red. Él casi destripado Adami en la tercera ronda comiendo salami. Tómate tu puto whisky. Las redes del Gran Pescador están en éxtasis: ¿Tan difícil es encontrar un justo? Antes del partido, en la Concha  Central (¡el coño de tu madre!), detrás de las rendijas de vidrio por encima del tope al sur, como los jueces inflexibles y venales de línea algo gorda están saliendo a la cancha en sus nuevos uniformes de Ralph Lauren que se parecen mucho a navalwear de los niños y pijos de escaparate fríos como la resina de los maniquíes, los comentaristas de transmisión pueden verse prácticamente saltando arriba y abajo en sus sillas, hale hop. Este final de Wimbledon tiene la narrativa venganza, el rey-contra-el regicidio dinámica, el carácter marcado contrastes. Es el machismo apasionado del sur de Europa frente a la maestría clínica intrincado del norte. Apolo y Dioniso. Bisturí y cuchillo. Righty y zurdo. Nos. 1 y 2 en el mundo. García, el hombre que ha tomado el moderno juego de poder-línea de base sólo en la medida de lo que va, frente a un hombre que ha transfigurado ese juego moderno, cuya precisión y variedad son tan gran cosa como su ritmo de pies y velocidad, pero que puede ser peculiarmente vulnerables o mentalizado a cabo por, para, según, desde, hacia, sobre, contra, tras ese primer hombre. Un periodista deportivo británico, exultante con sus compañeros en la sección de prensa, dice, dos veces, "Va a ser una guerra." Ojo, nos disparan cerca. Atentos a los matorrales, a los putos conejos.

Además de que es en la catedral de la pista central. Y la final masculina de pelo en pecho es siempre el segundo domingo de la quincena, el simbolismo de que Wimbledon destaca por siempre omitiendo el juego en el primer domingo. Y el vendaval spattery que ha derribado las señales de estacionamiento y sombrillas evertidos se cierra toda la mañana de repente una hora antes del partido, el sol que emerge tan lona de la pista central se deshace y los postes de la red de origen impulsada.

Schmidt y García salen entre aplausos, hacen sus arcos rituales a la caja de los nobles. El suizo se encuentra en la capa de deporte de color suero de leche que Nike le ha vuelto a llevar para Wimbledon este año. En Schmidt, y quizá sólo en él, no parece absurda con pantalones cortos y zapatillas de deporte. El español rehuye toda la ropa de calentamiento, así que tienes que mirar a sus músculos de inmediato. Él y los suizos son a la vez en todos los Quike, hasta el mismo tipo de pañuelo blanco atado Quike con el swoosh situado por encima del tercer ojo. García mete el pelo debajo de su pañuelo, pero Schmidt no lo hace, y suavizando y quejarse con los trozos de pelo que caen sobre el pañuelo es el principal espectadores tic TV Schmidt llega a ver; Asimismo retiro obsesivo de García a la toalla de la recogepelotas en minifalda entre puntos y deja ver braguitas en forma de pantalón cortísmo y.  Sucede que hay otros tics y costumbres, ¿te lo digo o no te lo digo? sin embargo, pequeñas ventajas de la visualización en directo, muslollos al aire de las colegiales. Ahí está el gran cuidado Roger Schmidt necesita para colgar la chaqueta sobre la espalda de su excedente de la silla de la cancha, justo así, a evitar que se arrugue, la compostura ante todo, - que ha hecho esto antes de cada partido aquí, y algo sobre lo que parece infantil y extrañamente dulce. O la forma en que, inevitablemente, cambia su raqueta a cabo en algún momento en el segundo set, el nuevo uno siempre en la misma bolsa de plástico transparente cerrada con cinta azul, que se quita con cuidado y siempre las manos a un recogepelotas de eliminar, a que te doy una hostia. Hay hábito de García de constantemente en raja de culo recogiendo sus largos pantalones cortos de su parte inferior cuando rebota la pelota antes de servir el perfecto guisado de sus huevos duros y bien hervidos, sin flemas, su manera de cortar la mayonesa siempre sus ojos con cautela de lado a lado cuervo esquinado mientras camina la línea de base como gato sigiloso y hambriento, como un convicto esperando ser shanked (ojo con el agujero del culo virgen, novatos). Y algo extraño en el suizo de servir, así como un torcer el codo o esquinar el ojo derecho a las gradas del lado norte, si se mira muy de cerca, aunque sin anteojos, que, hostias, ¡la gran hostia!, tú ves que va de traidorzuelo. Celebrando la bola y la raqueta hacia delante, justo antes de comenzar el movimiento, Schmidt siempre coloca el balón con precisión en el espacio en forma de V de la garganta de la raqueta, justo debajo de la cabeza, sólo por un instante. Si el ajuste no es perfecto, se ajusta el balón hasta que esté ¡no te jode! Sucede muy rápido, pero también cada vez que, en los dos primeros saques y segundo. ¡Tumba ca tumba!

García y Schmidt ahora se calientan entre sí, a que te doy, para, por, según, precisamente, los cinco minutos; el árbitro mantiene la hor: a que te doy en los mismos cojones con la bola, jodido suizo/español. Hay un orden muy definida y etiqueta a estos pro calentamientos, que es algo que la televisión ha decidido que usted no está interesado en ver, vaya a mear, arienda el microndas con la pizza adentro tostándose. Centre Court tiene 13.000 y el cambio (¿me vas a reclamar un penique, mierda roñoso?. Otra varios miles han hecho lo que la gente hace de buena gana todos los años, lo que es pagar una entrada general rígida en la puerta y luego reunir temas varios, con cestas y repelente de mosquitos, para ver el partido en una pantalla de TV enorme fuera de Corte 1, ¡toma ya!. Su conjetura aquí es probablemente tan buena como la de cualquiera. A ver.

Justo antes de jugar, hasta en la red, hay una moneda al aire ceremonial para ver quién va a servir primero. No me hagas trampas… ¡que te doy! Es otro ritual Wimbledon. La moneda-lanzador de honor de este año es Michel Caine, asistido por el árbitro y árbitro del torneo. Michel Caine está a 7 años de edad, de Kentucky que contrajo cáncer de hígado a los 2 años y de alguna manera sobrevivió después de la cirugía y la quimioterapia horrible. Él está aquí en representación de Cancer Research UK. Es rubio y mejillas sonrosadas y llega hasta la cintura de Schmidt.La multitud ruge su aprobación del sorteo revalidada. Schmidt sonríe de lejos todo el tiempo. García, al otro lado de la red, sigue bailando en su lugar como un boxeador, balanceando los brazos de un lado a otro, en realidad es un boxeador, ¡te doy así, chaval!  Y la palmas. No estoy seguro de si las redes del gran pescador de Estados Unidos muestran la moneda al aire o no a la captura de los salmones frescos aunque cansados, si parte de esta ceremonia de su obligación contractual o si llegan a cortar a comerciarle como a rodajas rodaballas, personas muy enojosas éstas con su afán de venderte cualquier trasto. Como Guillermo dio paso fuera, hay más vítores, pero está dispersa y desorganizada; la mayoría de la gente no puede absolutamente decir qué hacer. Es como una vez del ritual más, la realidad de por qué este niño era parte de que se hunda. Hay una sensación de algo importante, algo que tanto incómodo y no, acerca de un niño con cáncer lanzamiento de una moneda de este sueño de final. El sentimiento, lo-todo lo que podría significar, tiene una calidad de punta-de-tipo de la lengua que sigue siendo difícil durante al menos los dos primeros sets, ganitas de hablar por los codos que tenemos todos 

La belleza radiante de un atleta de alto rendimiento es casi imposible describir directamente. Inefable. O evocar. Inefable.  Golpe de derecha inefable de Schmidt es un gran látigo líquido, salpicón las más noches, su revés a un lanzador que puede conducir plana, carga con topspin o slice - en el sector con tal presión que la pelota se convierte formas en el aire y patines en la hierba a lo mejor la altura del tobillo.Su servicio tiene ritmo de clase mundial, de categoría de Valencia y un grado de colocación y la variedad que nadie más se acerca a; el movimiento de servicio es ágil y uneccentric, distintivo (en la TV) sólo en un cierto de todo el cuerpo a presión de anguila en el momento del impacto. Su anticipación y sentido de tenis son de otro mundo, y su juego marciano de piernas es el mejor en el juego - como un niño, él también era un prodigio del fútbol. Todo esto es cierto, y sin embargo, nada de esto realmente explica nada ni evoca la experiencia de ver a este hombre juego. De presenciar, de primera mano, la belleza y el genio de su juego. Usted más que venir a la materia estética oblicua, permite hablar a su alrededor y otros globos sonda donde hubiere, o - como Aquino hizo con su propio tema inefable - para tratar de definirlo en términos de lo que no lo es. Léale a Aristóteles y calle, calle, coño.

Una cosa que no es es televisable (como la depresión y el cáncer interiores). Al menos no del todo. Tenis TV tiene sus ventajas, pero estas ventajas tienen desventajas, y el principal de ellos es una cierta ilusión de intimidad. Principalísimo ello. Las repeticiones de televisión cámara lenta (o sea, a gran rapidez de filmación, qué contrasentido), sus primeros planos y gráficos, todos los privilegios para que los espectadores palomiteros o bostezantes (incluso crueles) que no estamos ni siquiera conscientes de lo mucho que se pierde en la radiodifusión televisada super-excitante. Y una gran parte de lo que se pierde es la pura fisicidad de tapa tenis, un sentido de las velocidades a las que la pelota está en movimiento y los jugadores están reaccionando. Esta pérdida es simple de explicar. La prioridad de la televisión, durante un momento, es la cobertura de toda la corte, una visión integral, de manera que los espectadores pueden ver los dos jugadores y la geometría general del intercambio. Por lo tanto, Televisión elige una vista especular que es por encima y detrás de una línea de base. Usted, el espectador, está arriba y mirando hacia abajo desde detrás de la corte. Esta perspectiva, como cualquier estudiante de arte le dirá, "acorta" la corte.Tenis real, después de todo, es tridimensional, pero la imagen de una pantalla de televisión está a sólo 2-D. La dimensión que ha perdido (o más bien distorsionada, jodidamente escandalosa e impropia, impura) en la pantalla es la longitud de la corte real, los 78 pies y una brazada entre las líneas de base; y la velocidad con la que la pelota atraviesa esta longitud es la velocidad de un tiro en toda la frente, que en la televisión se oscureció, y en persona es temible para la vista, como una bala directa a tu puto cerebro.  Esta cifra puede parecer abstracto o exagerada, en cuyo caso, por todos los medios necesarios ir en persona a algún torneo profesional -especialmente a los patios exteriores en las primeras rondas, donde usted puede sentarse 20 pies desde la banda mientras sorbe del cuello de la botella- y degustar la diferencia por ti mismo. Si has visto el tenis sólo en la televisión, simplemente tienes ni idea de lo difícil que estos profesionales están golpeando la pelota, la rapidez con la pelota está en movimiento,  el poco tiempo que los jugadores tienen que llegar a ella, y la rapidez con que ' re capaz de mover y girar y golpear y recuperarse. Y ninguno es más rápido, o más engañosamente sin esfuerzo en ello, de Roger Schmidt, el único e incomparable rey del hierbo.

Curiosamente, lo que está menos oscurecida en la cobertura de televisión es la inteligencia de Schmidt, ya que esta inteligencia se manifiesta a menudo como el ángulo, como sólo las inteligencia luminarias pueden sobresalir. Schmidt es capaz de ver, o crear, lagunas y ángulos para los ganadores que nadie más puede imaginar, y la perspectiva de la televisión es perfecta para ver y revisar estos momentos Schmidt. Lo que es más difícil de apreciar en la televisión es que estos ángulos y ganadores espectaculares mirando no vienen de la nada - que están a menudo se organizaron varios golpes por delante, y dependen tanto de la manipulación de Schmidt con la venda en los ojos, porque daría lo mismo, pues todo lo ve, de posiciones de los oponentes como lo hacen en el ritmo o la colocación del golpe de gracia. Y la comprensión de cómo y por qué Schmidt es capaz de moverse a otros atletas de clase mundial en torno de esta manera requiere, a su vez, una mejor comprensión técnica del juego moderno potencia de referencia que la televisión - de nuevo - se creó para proporcionar, que para eso está el invento.

Wimbledon es extraña verdad es el juego de la Meca, la catedral del tenis y la ceca,  pero sería más fácil para todos, entendámonos mantener el nivel adecuado de veneración sobresalientísima en el lugar si el torneo de caballos sin dama no fuera tan empeñado en que le recuerda una y otra vez que es la catedral y grandes pilares del tenis. Hay una mezcla peculiar de autosatisfacción bastante pesado y autopromoción implacable y -branding. Es un poco como el tipo de figura de autoridad cuya pared de la oficina tiene hasta la última placa, diploma y premio que ha conseguido nunca, y cada vez que venga a la oficina que estás obligado a mirar a la pared y decir algo para indicar que ' re impresionado. Mira a la pared, jodido. La pared. Húrgate las narices pero sigue mirando a la pared. Propias paredes de Wimbledon, propiamentea lo largo del corredor y paso casi todos los importantes, están llenas de carteles y muestras que ofrecen chupitos de campeones del pasado, ¿un licorcito?, listas grabadas en granítica pared,  de hechos de Wimbledon y trivia, tradición histórica, y así sucesivamente, tal y tal, y tal. Algunas de estas cosas es interesante; algunos es simplemente extraño. El Museo de tenis sobre hierba de Wimbledon, por ejemplo, tiene una colección de todos los diferentes tipos de raquetas utilizadas aquí a través de las décadas cual si fuera una colección de sellos o vitolas olatas de cerveza , y una de las muchas señales a lo largo del paso de nivel 2 del Edificio Milenio Millonaire promueve esta exposición con las dos fotos y texto didáctico, una especie de historia de la raqueta. Aquí, sic, es el final culminante de este texto:

Marcos ligeros de hoy hechas de materiales de la era espacial, como el grafito, boro, titanio y cerámica, con cabezas más grandes - de tamaño mediano (90 a 95 pulgadas cuadradas) y más grande (110 pulgadas cuadradas) - han transformado totalmente el carácter del juego. Hoy en día del señor y las calendas es los bateadores poderosos que dominan con topspin pesado como maza mediovidal. Servir y volea jugadores y los que dependen de la sutileza y tacto han desaparecido prácticamente pues la tierra se los tragó como agüilla de primavera secándose bajo el sol gordo.

Parece extraño, ¿qué coño es esto?, por decir lo menos, o lo más, que tal diagnóstico sigue colgar aquí y tanto estetoscopio de forma tan destacada en el cuarto año del reinado de Schmidt sobre Wimbledon y esos zurdos de ingleses que ya no dan pie con bola ni en el baño, ya que el suizo ha traído a pistas de grados del tacto y sutileza invisible de los hombres universales todos ya que (al menos) los días del Primer McDonald’s. Pero el signo es en realidad un testimonio del poder del dogma presa de los grandes circuitos. Durante casi dos eléctricas décadas, la línea del partido ha sido que ciertos avances en la tecnología de la invencible raqueta, grandemente, cuidadosamente, el acondicionamiento y entrenamiento con pesas han transformado profesor de tenis de un juego de rapidez y delicadeza en una de atletismo y la fuerza bruta y lo otro de. Y como etiología de juego de poder-basal de hoy, esta línea del partido es ampliamente exacta. Pros de hoy son realmente medible grande, más fuerte, y mejor acondicionada,  y raquetas de composite de alta tecnología realmente han aumentado sus capacidades de velocidad y efecto e impulso traidor. ¿Cómo, entonces, alguien de delicadeza consumada de Schmidt ha llegado a dominar el circuito masculino es una fuente de confusión de ancho y dogmática o su felina inteligencia tropical siendo un frío y nevoso y calculador y evasivo y neutral suizo.

Hay tres tipos de explicación válida para el ascenso a las alturas de dios el alto de Schmidt. Un tipo implica misterio y la metafísica y es, creo, el más cercano a la verdad real. ¿Crees en dios? ¿Cuál de ellos? El que viste calzón blanco y zapatillas deportivas Pike. Los otros son más técnicos y para hacer un mejor periodismo lejos de un Talese o un Wolf, o hasta un.

La explicación metafísica es que Roger Schmidt es uno de esos raros y contados a los dedos increíbles atletas, sobrenaturales que parecen estar exento (s), al menos en parte, de ciertas leyes físicas y terrenales o planetarias, solarias, vamos.  Buenas análogos aquí incluyen a Michael Jordania,  que no sólo podría saltar inhumanamente alto, pero en realidad colgar allí un golpe o dos ya que la gravedad lo permite, y Muhammad Alló, que realmente puede "flotar" sobre el lienzo y la tierra dos o tres golpes en el tiempo requerido para un reloj que no de arena, menos una clepsidra, un gnomon. Probablemente hay una media docena de otros ejemplos desde 1960, año del emparedado de queso. Y Schmidt es de este tipo - un tipo que se podría llamar genio, o mutante, o avatar. Nunca es apresurado o fuera de balance. La pelota se acerca cuelga, para él, una fracción de segundo más largo de lo que debería. Sus movimientos son ágiles y no atlético. Al igual que Ali, Jordania, Mercadona, y Groucho, y el dios de los reparos se parece a la vez menos y más sustancial que los hombres a los que se enfrenta. Sobre todo en el todo-blanco sobre el verde fuerte que Wimbledon disfruta saliendo con la que aún requieren, que se parece a lo que bien puede (creo) ser: una criatura cuyo cuerpo es la carne y, de alguna manera, la luz. Oh, gran verde, oh, gran blanco.

Esto de la pelota de manera cooperativa colgando allí como un puto ahorcado, la desaceleración, como si susceptibles a la voluntad del suizo - no hay verdad metafísica real aquí. Y en la siguiente anécdota, el mundo es una anécdota compuesta de millones de anécdotas. Después de una semifinal 07 de julio en el que Schmidt destruyó Jonas Brootman - no sólo lo golpearon, lo destruido aún nos persigue con su hedor- y justo antes de una conferencia de prensa posterior al partido requisito en el que Brootman, quien es amigo de Schmidt, porque quien tiene un amigo tiene un tesoro, dice que le complace "tener el mejor asiento la casa "para ver la suiza" jugar el más cercano a la perfección se puede jugar al tenis ", Schmidt y Brootman están charlando y bromeando, y Brootman le pregunta qué tan poco natural grande la pelota estaba mirando a él por ahí, y Schmidt confirma que era "como una bola de bowling o baloncesto." Lo que quiere decir que al igual que un bantery, de forma modesta para hacer Brootman se sienta mejor, para confirmar que está sorprendido por lo extraordinariamente bien que jugó hoy; pero también está revelando algo sobre lo que el tenis es como para él. Imagine que usted es una persona, créaselo de momento aunque cada minuto desconfíe de ello, y no le falta razón para hacerlo, con preternaturalmente buenos reflejos y la coordinación y la velocidad, y que estás jugando al tenis de alto nivel. Su experiencia, en el juego, no será que usted posee reflejos y velocidad fenomenal; más bien, se parece a usted que la pelota de tenis es bastante grande y de lento movimiento, y que siempre tiene un montón de tiempo para golpearla. Es decir, usted no va a experimentar algo parecido a la (empíricamente real) rapidez y habilidad que la audiencia en vivo, ver las pelotas de tenis se mueven tan rápido que silban y el desenfoque, atribuirán a usted. 

Velocity es sólo una parte de ella. Ahora estamos llegando técnico. Tenis a menudo se llama un "juego de pulgadas", pero el cliché se refería sobre todo a donde aterriza un tiro en toda la cabeza, pistoletazo de salidad se llama a eso, tío. .En términos ulteriores o finales de un jugador de golpear un balón entrante, el tenis es en realidad más un juego de micrómetros: efec to mariposa: así que infinitamente pequeños cambios alrededor del momento del impacto tendrá grandes efectos sobre cómo y dónde la pelota viaja. El mismo principio explica por qué incluso la más pequeña imprecisión en objetivo de un rifle todavía causar un fallo si el objetivo es lo suficientemente lejos.

A modo de ejemplo, vamos a frenar las cosas a fondo. Imagine que usted, un jugador de tenis, está de pie justo detrás de la línea de base de su esquina deuce. Una pelota se sirve a su golpe de derecha - usted pivote (o girar) para que su lado es camino de entrada de la pelota y comenzar a tomar su raqueta hacia atrás para el regreso de derecha. Mantenga visualizar hasta donde estás a mitad de camino en el movimiento hacia adelante de la carrera; la pelota entrante vaselinosa es ahora justo al lado de la cadera delante, cadera atrás, tal vez seis pulgadas del punto de impacto. Considere algunas de las variables que intervienen aquí y fíese superlativo.  En el plano vertical, inclinando su cara de la raqueta a un par de grados hacia delante o hacia atrás creará ojos crueles de halcón topspin o slice, respectivamente; manteniéndola perpendicular producirá una unidad spinless plana. Horizontalmente, el ajuste de la cara de la raqueta muy ligeramente a la izquierda oa la derecha, y golpear la bola tal vez una milésima de segundo antes o después, se traducirá en una corte cruzada contra retorno de la línea hacia abajo. Más ligeros cambios en las curvas de movimiento y de su seguimiento a través de golpes de fondo ayudará a determinar qué tan alto su retorno pasa por encima de la red, que, junto con la velocidad a la que usted está haciendo pivotar (junto con ciertas características de la vuelta usted imparte), afectará qué tan profundo o superficial en el campo contrario sus tierras de retorno, lo alto que rebota, etc. Estas son sólo las distinciones más amplias, por supuesto - como, no pesado topspin contra topspin luz, o bruscamente la cruz-corte vs. sólo ligeramente cruz-corte, etc. Hay también los temas de lo cerca que está el balón para llegar a su cuerpo, lo agarre que está utilizando, en la medida en que sus rodillas están dobladas y / o el peso de avanzar, y si usted es capaz al mismo tiempo de ver la pelota y ver lo que tu oponente está haciendo después de que él sirve pìensa decide. Estos toda la materia, también. Además también está el hecho de que usted no está poniendo también un objeto estático en movimiento aquí sino invirtiendo el vuelo y (en mayor o menor grado) de giro de un proyectil que viene hacia usted - que viene, en el caso del profesor de tenis, a velocidades que hacen consciente considerado imposible. Mario Angi del primer servicio, por ejemplo, a menudo se presenta en alrededor de 130 mph Ya que es 78 pies de distancia de la línea de base de Angi a la suya, que significa que se necesita 0,41 segundos de su saque para llegar a usted.  Esto es menos que el tiempo que se tarda en parpadear rápidamente, dos veces, o una, ya te digo.

El resultado es que el tenis pro implica intervalos de tiempo demasiado breve para una acción deliberada. Temporalmente, estamos más en la zona de la acción de los reflejos, puramente reacciones físicas que omiten el pensamiento consciente. Y sin embargo, un retorno efectivo de servir depende de un gran conjunto de decisiones y ajustes físicos que están mucho más involucrados e intencional de parpadear, saltando cuando se asustan, etc.

Con éxito devolviendo una pelota de tenis servido duro requiere lo que se llama a veces "el sentido kinestésico", es decir la capacidad de controlar el cuerpo y sus extensiones artificiales a través de sistemas complejos y muy rápidas de tareas. Inglés tiene toda una nube de términos para varias partes de esta habilidad: sensación, el tacto, la forma, la propiocepción, la coordinación, la coordinación ojo-mano, la cinestesia, la gracia, el control, los reflejos, y así sucesivamente. Para los jugadores jóvenes prometedores, de culos recios, refinando el sentido kinestésico es el principal objetivo de los regímenes de práctica diaria extremas que a menudo oímos hablar.  La formación aquí es a la vez muscular y neurológica. Golpear miles de trazos, día tras día, se desarrolla la capacidad de hacer por "sentir" lo que no se puede hacer por el pensamiento consciente regular. Práctica repetitiva como esto a menudo parece tedioso o incluso cruel a un extraño, pero el forastero no puede sentir lo que está pasando dentro del reproductor ajustes pequeños, una y otra vez, y el sentido de los efectos de cada cambio que se vuelve más y más aguda aún cuando se aleja de la conciencia normal, de los culos recios, abdominales. 

El tiempo y la disciplina que se requiere para la formación kinestésica graves son una razón por los mejores profesionales son por lo general las personas que han dedicado la mayor parte de su vida de vigilia al tenis, a partir (como muy tarde) en sus primeros años de adolescencia. Fue, por ejemplo, a los 13 años que Roger Schmidt finalmente se rindió al fútbol, ​​y una infancia reconocible, y entró en el centro de entrenamiento nacional de tenis en Suiza Ecublens. A los 16 años se retiró de estudios en el aula y comenzó la competencia internacional seria y ahí las piernas al aire.

Fue sólo unas semanas después de dejar la escuela y a la pobre miss Snoopy profesora de piano que se masturbaba con una batuta de cedro que, implacable, Schmidt ganó Wimbledon junior. Así de sencillo, como meando. Obviamente, esto es algo que no todos los junior, que se dedica al tenis puede hacer. Del mismo modo que obviamente, entonces, no es más que tiempo y entrenamiento involucrados - también hay talento puro, y los grados de la misma. Capacidad cinestésica Extraordinaria debe estar presente (y medible) en un niño sólo para que los años de práctica y formación que vale la pena ... pero a partir de ahí, con el tiempo, la crema comienza a subir y separada. Así que un tipo de explicación técnica para el dominio de Schmidt es que él es sólo un poco más kinestésicamente talento que los otros profesionales masculinos. Sólo un poco, ya que todos en el Top 100 es el propio kinestésicamente dotado - pero entonces, el tenis es un juego de pulgadas, meones o no.

Esta respuesta es plausible, pero incompleto. Es probablemente no habría sido incompleta en 1980. En 2006, sin embargo, es justo preguntar por qué este tipo de talento todavía importa tanto. Recordemos lo que es verdad sobre el dogma y el signo de Wimbledon.Virtuoso kinestésica o no, Roger Schmidt está ahora dominando el más grande, más fuerte, más fuerte, mejor entrenados y campo -coached de profesionales del sexo masculino que jamás han existido, con todos los que usan una especie de raqueta nuclear que se dice que han hecho las calibraciones más finos de sentido kinestésico irrelevante, como tratar de silbar Mozart durante un concierto de Metallica o seguir con el pie al Beethoven.

Según fuentes confiables, la historia de fondo honorario monedas lanzador William Caines es que un día, cuando tenía 2 ½, su madre encontró un bulto en su vientre, y lo llevó al médico, y el tumor fue diagnosticado como un tumor hepático maligno. Momento en el que no se puede, por supuesto, imaginar ... un pequeño niño sometido a quimio, quimioterapia grave, su madre tener que ver, llevarlo a casa, cuidarlo, y luego traerlo de vuelta a ese lugar por más quimioterapia. ¿Cómo ella respondió a la pregunta de su hijo - la grande, la más obvia? ¿Y quién podría responder de ella? ¿Qué podrían hacer cualquier sacerdote o pastor dicen que no sería grotesco?

Es por 2-1 a García en la segunda serie de la final, y ha de servir. Schmidt ganó el primer set en el amor, pero luego marcado un poco, como a veces lo hace, y es rápidamente un descanso. Ahora, el anuncio de García, hay un punto de 16 golpes. García está sirviendo mucho más rápido de lo que hizo en París, y éste es el centro. Schmidt flota un derechazo suave de alta en la red, que puede salirse con la suya porque García nunca viene detrás de su saque. El español ahora realiza un golpe de derecha liftado característicamente pesada profundo revés de Schmidt; Schmidt regresa con un revés liftado aún más pesado, casi un tiro en canchas de arcilla. Es inesperado y respalda García arriba, ligeramente, y su respuesta es una bola corta dura bajo que cae justo después de T de la línea de servicio en el lado derecha de Schmidt. Contra la mayoría de los otros opositores, Schmidt podría simplemente terminar el punto en una bola como esto, pero una de las razones García le da problemas es que es más rápido que los demás, puede llegar a cosas que no puede; y así Schmidt aquí sólo golpea una derecha cruzada corte plana de dureza media, no va a dar un ganador, pero para una bola baja, superficialmente en ángulo que obliga a García y hacia el lado deuce, su revés. García, en la carrera, de revés difícil por la línea de revés de Schmidt; Schmidt rebana las cosas bien de nuevo por la misma línea, lento y vaporoso con efecto de retroceso, lo que hace García vuelve al mismo lugar. García rebana la pelota de vuelta - tres tiros ahora todos por la misma línea - y Schmidt rebana la pelota de vuelta al mismo punto una vez más, esta vez aún más lento y floatier, y García se plantó y realiza un gran de dos manos de vuelta por el misma línea - es como García de acampado ahora en su lado deuce; que ya no está en movimiento todo el camino de vuelta al centro de la línea de base entre los disparos; Schmidt le hipnotizado un poco. Schmidt ahora mete un duro revés liftado profunda, de esas que silba, a un punto ligeramente en el lado de anuncios de la línea de base de García, que García llega a golpes de derecha y la cruz-corte; y Schmidt responde con un aún más duro, más pesado revés cruzado, la línea de base profunda y moviendo tan rápido que García tiene que golpear el golpe de derecha de su pie hacia atrás y luego lucha para volver a central como las tierras tiro tal vez dos pies cortos de Schmidt lado del revés de nuevo. Schmidt pasos de este baile y ahora realiza un revés cruzado totalmente diferente, esta vez mucho más corto y más agudo de ángulo recto, un ángulo nadie anticiparía, y tan pesado y borrosa con topspin que aterriza poco profundo y justo dentro de la línea lateral y toma fuera duro después del rebote, y García no puede moverse en cortarlo y no puede llegar a ella lateralmente a lo largo de la línea de base, debido a todo el ángulo y topspin - final del punto. Es un ganador espectacular, un momento Schmidt;pero viendo en vivo, se puede ver que es también un ganador que Schmidt comenzó la creación de cuatro o incluso cinco disparos anteriores. Todo después de que el primer trozo de la línea hacia abajo fue diseñado por el suizo para maniobrar García y lo arrulla y luego interrumpir su ritmo y equilibrio y abrir esa última, ángulo inimaginable - un ángulo que habría sido imposible sin topspin extrema.

Topspin Extreme es el sello de juego de poder-basal de hoy. Esto es algo que el signo de Wimbledon hace bien. ¿Por qué topspin es tan clave, sin embargo, no se entiende comúnmente. Lo que comúnmente se entiende es que las raquetas de composite de alta tecnología imparten mucho más ritmo a la pelota, y no como bates de béisbol de aluminio en lugar de buena madera vieja. Pero ese dogma es falso. La verdad es que, al mismo resistencia a la tracción, los materiales compuestos a base de carbono son más ligeros que la madera, y esto permite que las raquetas modernas sean un par de onzas más ligera y por lo menos una pulgada más ancho en la cara que la vendimia Kramer y Maxply. Es la anchura de la cara que es vital. Una cara más ancha, una carota, significa que hay más área cadena total, lo que significa que es más grande el punto dulce. Con una raqueta compuesto, usted no tiene que cumplir con la pelota en el centro geométrico preciso de las cuerdas con el fin de generar un buen ritmo. Tampoco debe usted ser Spot-On para generar topspin, un giro que (recuerdo) requiere una cara inclinada y accidente cerebrovascular curvada hacia arriba, rozando sobre la pelota en lugar de golpear plana a través de él - esto era muy difícil de hacer con raquetas de madera antediluvianas y en carcoma, debido a su cara más pequeña y punto dulce mezquino. 

Composites', cabezas más anchas más ligeros y los centros más generosos permiten a los jugadores girar más rápido y poner de manera más topspin, más ironía, en la pelota ... y, a su vez, más topspin se pone en la bola, más difícil te puede golpear, porque hay más margen para el error. Topspin hace que la pelota pase por encima de la red, describir un arco agudo como un ataque apendecético, y desciende rápidamente como un zurullo mortífero hacia el campo contrario (en lugar de tal alza hacia fuera, cuesco incontrolable).

Así que la fórmula básica (H2O) fórmula inefable (E=m.c²)  aquí es que las raquetas de composite permiten topspin y derechazos de enérgico poder, 1(2X2)X2(1X1) que a su vez permite a los golpes de fondo mucho más rápido y hace más duro de 20 años - que es habitual que los profesionales masculinos tiró arriba de la tierra y la mitad en el aire por la fuerza de sus golpes , que en los viejos tiempos era algo que sólo se veía en Jimmy Steward y otros grandes nombres del celuloide.

Steward no era, por cierto, el padre del juego de poder-basal, y tampoco era su hijo. Él whaled poderosamente desde la línea de base, es cierto, arreaba de lo lindo, pero sus golpes eran planas y spinless y tuvo que pasar muy bajo en la red altura huevos. Tampoco fue Bjorn Borges un verdadero poder-baseliner excepcional. Tanto Borges ye gran Steward Hemingway jugó versiones especializadas del juego de fondo clásico, tira y estira, que había evolucionado como una fuerza contraria a la aún más clásico juego de saque newtoniano y volea chúpate esa, que era en sí la forma dominante de tenis de poder de los hombres desde hace décadas, y de la que John McDonald’s fue el máximo exponente moderno y jódete cabrón y si puedes devuelve esa. Usted probablemente sabe todo esto, y también puede saber que McDonald’s derrocó Borges y luego más o menos gobernado juego de los hombres hasta la aparición, en torno a mediados de los años 1980, de (a) modernas raquetas compuestos  y (b) Ivan Pilsen, quien jugó con una forma temprana de compuesto nitrato de Chile fortalezca sus plantas (no de los pies, je, je) y era el verdadero progenitor de la potencia del tenis-basal, cuatro o cinco mil hijos.

Pues, ya basta de Borges.

Ivan Pilsen fue el primer profesional superior a cuyos trazos y tácticas que parecía ser diseñado en torno a las capacidades especiales de la raqueta compuesto. Su objetivo era ganar puntos desde la línea de base, ya sea a través de tiros fallidos o ganadores absolutos a los putos morros del oponente. Su arma era sus golpes de fondo, sobre todo su golpe de derecha viva la pasta y lo demás son cuentos de los débiles, que él podría golpear con ritmo abrumador con martillo despedazando banjo debido a la cantidad de topspin se puso la pelota. La mezcla de ritmo y topspin también permitió Pilsen hacer algo que resultó crucial para la llegada del juego de poder-basal y reaccionario reagan. Se podría llevar a cabo, ángulos extraordinarios radicales en los golpes de fondo más afectadas, principalmente debido a la velocidad preciosísima con la que topspin pesado hace que el dip bola y la tierra sin tener que ir de ancho. En retrospectiva, esto cambió toda la física del tenis agresivo. Durante las grandes décadas, había sido ángulo que hizo que el juego de saque y volea tan letal como la lejía o el amoníaco disuelto en el líquido reparador de los entreactos, esas pausas refrescantes entre juegos y set. Cuanto más cerca se está de la red, mejor del otro hueles más de campo del oponente está abierto - la ventaja clásico de volea era que se podía golpear ángulos que irían manera amplia si se intenta desde la línea de base o centro de la cancha. Pero topspin en un golpe de fondo, si es realmente extrema, puede llevar el balón hacia abajo rápida y superficial suficiente para explotar muchos de estos mismos ángulos. 

Sobre todo si el golpe de fondo que está golpeando una bola boxeadora está fuera poco corto - la más corta la pelota, el más ángulos son posibles, al hígado o al riñón a punto de reventar. 

Pace, topspin, y ángulos basales agresivos; y he aquí, es el juego de poder-basal, KO tecnicus

No era que Ivan Pilsen fue un gran jugador de tenis inmortal y cervecero. Eso se creía él. Ajá.

Él era simplemente el primer pro arriba a demostrar lo topspin pesado y cervecero y crudo poder podrían obtener de la línea de base.  Ahí te duele. Y, lo más importante, el logro fue replicable, al igual que la raqueta compuesto. Pasado un cierto umbral de talento físico y entrenamiento, los requisitos principales eran el atletismo, la agresión y la fuerza y acondicionamiento superior. El resultado (omitiendo varias complicaciones y subespecialidades ) ha sido profesor de tenis de los hombres para los últimos 20 años: cada vez más grande, más fuerte, los jugadores más en forma que generan ritmo sin precedentes y Topspin fuera de la tierra, tratando de forzar la bola corta o débiles que pueden guardar.

Stat ilustrativo: Cuando Lleyton Robbit derrotó a David Gulbenkian en la final de la fundación lisboeta de los hombres de Wimbledon 2002, no había un solo punto de saque y volea, voladores cual los hombres de Ming, planeta donde las cosas más fáciles o rarísimas. 

El juego de poder-basal genérico no es aburrido - ciertamente no en comparación con los de dos segundos lugares de los viejos tiempos de saque y volea o el tedio luna bola de desgaste de línea de base clásica y toma y daca y por el culo te la meto. Pero es algo estática y limitada; no lo es, ya que los expertos han temido públicamente durante años, el punto final de la evolución del tenis, pues ¿qué sucedería a partir de entonces, eh?.El jugador que ha demostrado que esto es cierto es Roger Schmidt. Y lo ha demostrado desde dentro sus entrañas  del juego moderno.

Este plazo es lo importante aquí PERO TÚ QUE TE HAS CREÍDO: si no pagas te desahucian; esto es lo que deja fuera sin paliativos una explicación puramente neural. Y es por eso atribuciones sexy como el tacto y sutileza no deben ser mal interpretadas. Con Schmidt, que no es o / o. El suizo tiene todos los bits de Pilsen y de Adami ritmo de sus golpes de fondo, y sale de la tierra cuando se balancea, y puede-arremetido incluso García desde la zona de defensa a ultranza y ¡muera el moro!  Lo que es extraño y equivocado sobre el signo de Wimbledon, en realidad, es su total dolorosa tono. Sutileza, el tacto y delicadeza no están muertos en la era de la línea de base de energía y en la era de los más fuertes esa pasión de los bíceps. Pues es, todavía, en 2006, en gran medida la era-basal poder: Roger Schmidt es un primera clase, kick-culo encendido baseliner, sueño y señor feudal de vidas y haciendas. Es que eso no es todo lo que él es. Hay también su inteligencia, su felina agudeza, su anticipación oculto y a grandes escondidas, cual pantera o así,  su sentido de tenis depredador, su capacidad para leer y manipular los opositores y sus diabólicas máquinas, para mezclar giros y velocidades cual Gran Mixtificador, para desviar y el disfraz, para uso de la prospectiva táctica y visión periférica y la gama kinestésica lugar de paso sólo memorístico  todo esto ha puesto de manifiesto los límites y posibilidades, de tenis masculino viril soltero, ya que ahora está reproduciendo.

Lo que suena muy altisonante y agradable y bueno y grande, por supuesto, pero por favor entienda que con este chico no es altisonante o abstracto picassiano. O bien. De la misma manera enfática, empírica, dominante que Pilsen llevó a casa su propia lección, Roger Schmidt está demostrando que la velocidad y la fuerza como espuma de cerveza mal tirada de pro juego de hoy no son más que su esqueleto, no su carne, osamenta monda y lironda. Él tiene, y conserva, que el que tiene retiene, figurativa y literalmente, re-encarna el tenis masculino, y por primera vez en muchos años el futuro del juego es impredecible, como el del ajedrez ese, indio o árabe, no me acuerdo. Usted debe haber visto de todo en larga, aburrida o heroica vida, en tribunales fuera de los terrenos, incluso en los casos penales, el ballet abigarrado que era junior de Wimbledon de este año. Caigan del cielo voleas y giros mixtos, fuera de la velocidad sirve, Gambits planeado tres golpes por delante - todo, así como los gruñidos de normas de emisión y las bolas en auge que pedorreramente. Ya sea algo parecido o semejante o a un Schmidt naciente y sol era aquí, entre estos jóvenes no puede ser conocido, por supuesto, japonés u otro tipo del Oriente. El genio no es replicable fabricable producible como el muñeco industriable o la comida procesada o la muñeca hinchable para jodedores onanistas. Inspiración, ah, oh, palabro estimable, sin embargo, es contagiosa, y multiforme informe para una academia –y/e incluso sólo para ver, de cerca, el poder y la gloria y la agresión en situación vulnerable a la belleza es sentirse inspirado y (de manera fugaz, mortal y rosa el niño del arco iris) reconciliados per hilo tempore, quien sabe los designios de diso, dois, dosi, dios, …

Nadie es perfecto, que diría el señor Joe T.S. Brown.

Empezó bien: salió del norte y llegó al este, pero luego, mala suerte, poco después de alcanzar el sur, se perdió.

Él, a lo suyo, esa película interminable que brota del fondo de la copa, del vaso corto, esas imágenes tan frágiles pero tan consistentes como el cristal. Allí se queda él:

Camarero, más de lo mismo.

¿Qué es lo mismo, amigo?

Ahí lo tienes al tipo, inmerso en esa pasividad oriental que busca dentro de sí lo que sus ojos se niegan a ver a su alrededor.

(¡Oh, Dios mío, cada vez huelo menos! Poco percibo ya del aroma de la mierda, me alejo más y más del primate originario que era… ¡Evoluciono a lo celeste! ¡Qué anosmia brutal!)

Habla a solas, este otro Brell. Ahora bien, suele decirse en la soledad de su biblioteca personal, ¿precedió la palabra al concepto o fue éste el que propició la palabra? ¿Fue el signo remedo del gruñido?

Qué devaneos.

¿Debería meter las narices en esa biblioteca de aluvión (padres, hermanos, compras desatinadas en abastecidas librerías, en las de saldo…) para informarse mejor? ¿Debería volver a limpiarse en esa bañera de libros?

La biblioteca de sus hermanos… Hablaremos de eso más adelante. Es ineludible.

(Una primicia: a los 16 años leyó Molloy, Malone muere, El innombrable y Final de partida: libros de bolsillo (Alianza, Nueva Visión) que atesoraba su hermano José David… Así, tan temprano, Boceto adolescente aprendió a despreciar la trama en la novela –o lo que fuerse-, amó la primera persona en singular, mayestática, hasta en plural…) Luego, pasados los 25, le asqueaba lo literario, lo novelesco, la primera persona… En 1985, todo se había perdido, sus hermanos languidecían, él sólo luchaba ya por la sinecura universitaria, la nómina mensual, un funcionario apacible, maestro acogedor de mentes artistas, traviesas y vagas, lector impenitente de tramas policíacas.

Profesor, háblenos de Goya.

Y Lucientes.

Respecto a las estanterías de su padre (una primicia: Historia de los heterodoxos españoles, de don Marcelino Menéndez Pelayo… leído a contrapluma es grandioso venero de gratas sorpresas y revelaciones)… abominable depósito de ingentes páginas que versan sobre estética e historias afines. Añadidos a esos millares de volúmenes de consulta, otra suma de número no desdeñable compuesta parcialmente de clásicos griegos y latinos, los XVI y XVII español al completo y un resto galdosiano, barojiano y las obras completas, hasta sus panfletos políticos, de los inevitables Alas, Galdós y Blasco… Otras baldas rebosaban literatura anglosajona (XVI y XIX) y francesa (XIX) traducida (o no) y todo lo alemán (traducido) del XIX.

Otro sí (cuando ya la migraña se hace insoportable y a punto está de encender el televisor): La metafísica no demanda respuesta, basta con que te hagas las preguntas… Y después de un breve instante: Las preguntas acertadas para dar rienda suelta al pensamiento…

Laura vendrá a cenar.

Paula, sin saber, coincide con la constatación de la turbiedad del líquido. Qué turbio… El Martini tiene algo especial… como un olor a enfermo, a rincón de hospital… y estos no-colores…:

Exterior. Día. Soleado, primaveral. Marta y Borja caminan por una avenida arbolada de la ciudad. Acera de la derecha del espectador. En el centro, un seto de adelfas rojas y blancas divide la calzada. Mucho tráfico en ambos sentidos. Borja, sin dejar de andar, eleva la cabeza a lo alto, como buscando un número encima de los portales de los edificios.  

Marta. ¿Estás seguro que nos esperan?

Borja no responde. Sigue buscando con la mirada un número en los portales que salen al paso.  

Marta. Pero…

Borja. ¡Cierra la puta boca!

Brell: Mi destino es la nada. Mi situación en el mundo, ínfima… Seamos elegantes, pues: vive, pero eso es todo... Muere con una sonrisa, no hagas demasiado ruido, no saques a los otros de sus sueños.

(Toda su estética radica en no levantar demasiado la voz, sólo hazte notar si la seducción es efectiva.)

Si Dios no existe (que no existe): sobre mis espaldas, nada… puesto que sobre las de aquél, nada.

De niño (recuerda Brell de su diario infantil, pues así lo dejaba escrito con palotes torcidos), a causa de la influencia perversa de los agustinos (subrayado muchos años después: un estoicismo en retirada ante la defensa de la plena libertad individual y contraatacando inevitable el fatum: causas determinadas/causas condicionadas), aguardaba todas las noches una suerte de teofanía: Yo me lo merezco, Dios, me lo merezco más que nadie… ¡Aparece! ¡Te digo que aparezcas, maldito! ¡Aparece de una vez! ¡Te lo exijo!

Luego de tamaña bravata, no tardaba en conciliar el sueño en tres minutos. Nunca recordaba al despertar lo que había soñado, pero él sabía que soñaba.

En este otro pequeño Brell la filosofía ha encontrado una nueva forma de expresión y cancelamiento: la dispersión más absoluta.

Glosa de su puño y letra de su anciano padre (ya muerto) en un folio mecanografiado y (quizás) pasado a limpio definitivamente: Eine Zwischenwelt, afirma Paul Klee… El arte no remeda la naturaleza, concibe y crea un mundo paralelo, y ahí aparecen lo inimaginable, lo degradado e informe, hasta lo monstruoso… Ahí hallan su derecho porque pueden alcanzar lo sublime…

Marta. Primer plano de su rostro lívido, los ojos húmedos. Estoy asustada, ¿sabes?, muy asustada…

Paula:Si la medicina es capaz de arrebatar al mismísimo Dios una muerte segura mediante sus cuidados y vigilancias, ¿por qué no podemos impedir el nacimiento indeseado de un ser humano condenado con toda seguridad al fracaso y a la frustración?

   Ahora el cuerpo de Marta se transforma en el escenario de un campo de batalla donde... (¡Borra esto…!)

Marta y Borja saliendo de un ascensor.

Eso es…, decide Paula, Diosa de los Adolescentes, Correctora de sus Modas y Gestos. Así debe ser… Nada de clínicas privadas que darían el chivatazo a sus padres, nada de hospitales públicos y sus enredos perniciosos, hasta el titular de prensa quizás…

Marta. ¡Mi padre me mataría…! Soy su virgencita… ¡Tengo que hacerlo!

Interior. Lo que parece una sala de espera. Paredes blancas. Mobiliario minimal.  Borja sentado en una silla con brazos metálicos. Hojea una revista. De cuando en cuando levanta la cabeza como si estuviese atento a un ruido determinado.

Fundido en negro.

Interior. Plano del rostro y parte del torso yacentes de Marta. Se halla tumbada sobre una camilla. Todo a su alrededor es blanco. Una sábana blanca le cubre hasta el cuello: ¿No me hará daño, verdad?

¿Salvado? ¿Cómo salvado? ¿Salvado de qué…? El pasado es un tumor que crece y crece sin detenerse jamás… Lo llevas ahí detrás, pegado a la espalda como el cáncer que es: se ha transformado en tu enemigo, te asaltan sus imágenes cuando menos lo esperas… No es posible la absolución con esa joroba entre las costillas... Pero, el olvido… Ser un Sócrates para uno mismo, un instigador silencioso, dialógico a solas con la conciencia en su sitio y no a la vista y que a nadie tiene que rendir cuentas… Amigo Brell, mi buen estoico, este mundo no es el borrador de otro perfecto que ha de sucederle: tu mano derecha, precavida, recoge las 600 monedas de oro mientras la izquierda se contenta con el higo seco y el pan…

Sentado sobre la tierra fragante de humus y mullidas hierbas, apoyada la espalda contra el muro pintarrajeado de Polignoto, recibe con los ojos entornados el plácido sol del mediodía; cerca, bajo la fresca sombra de la higuera, la jarra de vino, el aceite sagrado, la hogaza de pan en el cesto, el cuenco de aceitunas, la manzana redonda como el mundo aún por descubrir en este tiempo de la cigarra griega… (Despierta Brell con un sabor a metal oxidado en la garganta de bebedor… ¿Qué extraño personaje ha sido en las sombras del sueño?)

¡Ah, sabio Boceto! ¡Sólo te falta un huerto! Pero sus frutos, podridos…

(Estoico a la romana: desdeña a los santurrones griegos.)

A Brell el Viejo le repugnaban los escritos de Brell el Joven. Sus ojos detrás de las lentes fulgían un brevísimo instante de ira y de asco al sostener las hojas mancilladas de preñeces inocuas, desesperanzado completamente: A este Crisipo de nuevo cuño si se le borrara de sus textos lo copiado y aun lo disimulado, lo encubierto, lo parafraseado a otros, sólo quedaría el papel de impoluta blancura...

Exterior. Calle. Luz de mediodía muy intensa. Borja y Marta con semblantes serios, ambos de una gran palidez, cogidos de la mano entre un grupo de personas que aguardan ante el río de coches que el semáforo se ponga verde. Fundido en negro.

En efecto, lo que le gustaría de verdad a Paula, que sorbe en estos momentos el magnífico Martini conciliador con el mundo y sus demonios, es meter marcianos en las series, llevar a parte de esos alienígenas a discotecas berlinesas (el toque cosmopolita estimula las imaginaciones depravadas de los espectadores) abiertas desde la noche del viernes hasta el mediodía del domingo sin interrupción, antros sublimes donde la gente guapa toma chupitos de nacht ist y jaggermeister, un lugar en el que la música electrónica no cesa, hay baños mixtos donde el personal folla sin descanso y habitaciones oscuras donde la basca duerme, toma un respiro o dos y entre vapores alcohólicos maquina su suicidio para cuando cumpla cuarenta años (o unos pocos más): empiezas a oler a viejo, aseguraba el poeta que prometió no llegar vivo a heder a alcohol, arrugas, carne turbia, huesos rotos y músculos flácidos.

Ese Martini traidor ha precipitado a Paula al terreno de una frivolidad flagrante, se enreda en suposiciones y ocurrencias estrafalarias, como nuestro lector comprobará líneas más abajo. Brell, por su lado, se ha puesto serio de repente, se diría que palidece:

¿Es la palabra el único instrumento del pensamiento?, se pregunta con la vista fija en la superficie bruñida de la mesa. No así, amigos compatriotas, decide con firmeza, si consideramos las imágenes no representacionales del arte de nuestros días… Lejos de la forma exclusiva de la palabra se revela el pensamiento mediante una plástica caótica u ordenada cuyo lenguaje ininteligible es capaz por sí mismo de manifestar lo trágico, lo armonioso o lo chocante…

En estos cruciales momentos de la biografía de Boceto el pneuma que alienta el razonamiento brelliano es la imagen ideal de una copa fría de vodka ruso de importación a 75 euros la botella.

Paula, sin despegar los labios:

Un fatum llevaba a nuestro protagonista de la mano. Lo metía en el aula, en un  bar, en la cama de un hospital, lo echaba encima de la vecina cachonda del tercero, copulaba como un animal con la amiga virgen de la adolescencia reencontrada tantos años después:

Yo estaba enamorado de ti, confiesa él sacudido todavía por el orgasmo, algo avergonzado por la grosera línea del estómago cuarentón.

¿Te sorprendería saber que yo lo estaba de ti?, le contesta ella con un brillo pícaro en sus ojos y la respiración entrecortada, temerosa no obstante por la visible caries del tercer molar superior derecha (tumbada boca arriba y con las piernas abiertas como un compás una está expuesta a todo).

(Los dos al unísono, con los ojos cerrados cercados por las arrugas y el círculo oscuro de los desengaños): ¡Qué tontos éramos entonces!

Brell está a punto de pegar un golpe en la mesa: El instinto no obedece a la razón… ¡He ahí la llave de la felicidad…!

Era un senequista (sin saberlo cabalmente): La ética no te compromete con nada. Te lleva a luchar contra el instinto, pero la derrota te engrandece… La virtud está en la lucha aunque pierdas finalmente la batalla… ¿Senequista? Senecio, más bien.

Al cabo, el único escenario es tu cuerpo, campo de batalla contra todo y contra todos, principio y fin verdaderos.

Paula, ya divirtiéndose sólo a sí misma: Sobre todo, salvemos al gato. No importa el cataclismo del meteorito o el disparate trágico de una guerra nuclear: salvemos al gato…

¿Quién eres, Brell?

Ya no lee los libros de Susan George... Menos los de Chomsky. Sin embargo, los libros diaristas de Sontang…

¿Quién eres?

El orinal roto cuidadosamente envuelto y olvidado en el tren por Kurt Schwitters camino de…

Una especie de Hamlet atrapado entre la locura, la filosofía y la angustia y la ordinariez.

En cuanto a su primera juventud… En fin: nunca lograba ser el mejor, pero lo intentaba día tras día… Ese era el gran truco del que se valía para justificarlo todo, absolutamente todo a los ojos de Brell el Viejo, que no atinaba a descubrir si el único vástago que asistiría a su muerte era un diablo o era un dios.

Ya de pequeño: ¡Qué infante pesado! Anda, coge la flautita y vete a jugar al colegio, que hoy es lunes, le decía el patriarca en pleno hartazgo de niños prodigio.

Paula: ¿qué hace éste mirando la copa vacía…? Se abisma en su desierto…

Esa mujer es demasiado fuerte para ti, pequeño Brell, le advertía alguna mañana ociosa su padre, Brell el Viejo. Era cierto:

Resiste la bebida mucho mejor que yo… ¡Dios, qué mujer, qué diablo de Paula…!

En realidad, desde adolescente le habían amedrentado las chicas decididas y enérgicas. Ahora seguía mirando con recelo a las mujeres de esa especie (cada día descubría muchas más a su alrededor, pues su ensimismamiento no era de tal grado que no le permitiera apercibirse de ello), pero una nueva raza moderna del género parecía prevalecer sobre todas ellas: las mujeres de mirada resuelta y labios proetos con pantalón corto asiendo enérgicas la correa de un perro grande, presurosas, sin mirar a nadie, capaces de hincarte el diente si te ponías por delante.

Paula y su furia incontenible… Pólvora mojada…, prefería creer Brell, incapaz de concretarse físicamente. Un peine de balas escondido debajo de la blusa inmaculada, sin ametralladora al alcance de su afán reivindicativo.

Avanza la tarde, informa su deimon. A esas horas, el día no había sido una recompensa, un regalo de los dioses ocultos y caprichosos, era una verdadera pesantez:

Cuando se levantaba pesimista de la cama podía ser despiadado: Vamos a morir, tío. Tú también morirás. De nada te vale olvidarlo, se decía antes de haberse afeitado. Vas a morir. Todos moriremos… Luego, cabizbajo, se tomaba su café, ajustaba las alas a los costados y resucitaba de golpe. Salía a volar a la calle gris, envuelta en una niebla húmeda con olor a pólvora.

¿Qué hacía éste en su segunda juventud?, se pregunta Paula. Ella fue su principal testigo: casados en 1989… ¡casi veinte años! Lo caló en seguida, mucho antes incluso de conocerlo bien: Este fulano que, en efecto, es el que me interesa, pues nunca interferirá en mi vía libre, se ha fabricado una componenda a lo Teilhard de Chardin que sustancie la trama de sus andanzas, una especie de coartada vital que aboga por lo científico y racional sin desdeñar lo romántico, lo místico y aún lo teológico, pero las manos, quietas… De modo que, me interesa el tipo.

El profesor Ignacio Brell, alias Boceto (para sus adentros):

Lo peor, en ocasiones, ralentiza su paso, se demora ladino, te engaña, toma el respiro del diablo, disfraza su descanso, pero no se detiene nunca después de lo malo, se ceba con nosotros hasta el final, ese final que es el golpe maestro de sus artimañas: la muerte… ¡qué no podrá contigo, puesto que has nacido! 

(Eternidad.)

¿Dónde está él? En la mitad de un puente. Un puente tiene dos extremos: origen y destino, pero cada uno de ellos puede intercambiarse fácilmente, depende de donde salgan de naja tus pasos.

Angelus novus: no naces de la abundancia, sino de las ruinas más lóbregas.

No era feliz (¿quién puede serlo?: sólo el animal humano estúpido y demasiado cebado para vivir con equidad, que es una perspectiva geométrica, no sólo atmosférica), pensaba demasiado en sí mismo, pero tenía la conciencia en paz (no, anestesiada). Esa contradicción bastaba para sobrevivir, para comer, beber: Se trata de ir adelante, ¿sabes? Tú sabes, ¿no?…

Ah, pero en ocasiones y no pocas, le domina la cólera: entonces piensa en la muerte, ya lo hemos comprobado, y ese pensamiento, revelador, contundente y lúcido basta para transformar aquélla en una risotada.

Con seis horas de clase se da por cumplido tu trabajo semanal, tienes billetes de sobra en los bolsillos de la amerocana… (Su bienestar material no le sonroja, esa falta de pudor es su tabla de salvación: ¿Qué puedo hacer yo…? ¡Vivir en un tonel! Tonto el último).

Ah, Paula, Paula, lo que hay detrás de una vida (fantástico título para un telefilm de sobremesa):

Demasiado pequeña aún para entender las balzaquianas corrupciones del mundo, escandalizó a su madre (inocente freudiana, más de oído que de lecturas) confesándole uno de sus secretos más íntimos: resultó que, al igual que una de aquellas heroínas de Huxley, la niña soñaba día tras día que caía en pozos oscuros y subía escaleras. La cosa estaba clara: el pozo era una vagina, y la escalera un pene erecto, duro… Papá le entendió…

Compañera te doy. ¿La quiere? Mañana al despertar, todavía ella en la cama, rebullendo tibia y desnuda entre las sábanas, podría ofrecerle un ramo de rosas. Rosas…, bueno, pero a él también le parecía que las rosas tenían un olor un poco imbécil.

Eso es, aférrate al presente, Boceto. Aquel tipo preguntó a la pitonisa Sesostris por el futuro. La sibila le miró desdeñosa, se dio la vuelta y le respondió encogiéndose de hombros: Tú ya no tienes futuro. Sólo tienes presente.

Desde ese día su presente se ha alargado ya más de treinta años. Esa es la cosa, pues, se dice Boceto sonriendo para sí…, dejándose llevar de la mano de los días, de los años, perrunamente: a la eternidad con la copa en la mano.

(Llevaba colgada de la mano la muerte. Peripatéticamente.)

Carpe diem.

¿La había querido? Sin duda. Poco después de conocerla, muchos fines de semana del verano dorado, la llevaba a la playa horas antes de la cálida madrugada, cuando la luna luminosa y magnífica plateaba el mar de la noche.

Todo esto que se extiende ante ti, todo lo que ves, te lo ofrezco. En fin.

También hacía mucho tiempo que había dejado de leer a Cioran. Llegado a este punto, no tenía que convencerle de nada. Amanece cada mañana; la gente se muere a puñados; cae la tarde, y se hace oscuro, amanece… Tormentas, bonanzas, el naufragio definitivo, amanece, avanza el día, se hace oscuro…

Dos caballos desbocados, pensamientos al tuntún, a la buena del dios (el diablo en la calle, en  medio del remolino).

Ni siquiera somos ya animales… En cuanto la medicina perpetró el primer trasplante en un ser humano, el hombre dejó de evolucionar como especie animal.

¿Me pides certidumbre? ¿En esta época? ¿Con estos hombres y mujeres salidos de la caverna y todavía sin saberlo, sin conocer su origen cabalmente? Toda esta carne picada contemporánea sólo es comestible por la blusa blanca o la corbata a rayas, camisas de colores…

Dijo, cansado de discutir: Empezaré por el final: fin. (Variación sobre el mismo tema: Estoy cansado de discutir, así que empezaré por el final: fin.)

Andar sin rumbo, por supuesto, adónde te lleve no ya el antojo, sino una total abstracción de todo.

Estamos en la misma travesía hacia el mismo naufragio: y no hay salvavidas que valga.

Es preciso que se me adivine aunque no se me entienda.

¡No tener un Platón, un Arriano, un san Lucas o san Mateo que transcriba mis pensamientos, un amanuense a mano como César erguido a lomos de su caballo sin tener que andar garrapateando con la pluma en la mano!

Su hermano José David, el Negro, fue de una perseverancia pasmosa en relación al arte de fracasar sin paliativos. ¡Y siempre con una pluma en la mano! Minucioso, con una precisión admirable, desde muy joven encaminó sus pasos hacia el desastre absoluto. Todo lo que uno podría imaginar para alcanzar el fracaso total él lo llevó a cabo sin el menor titubeo, con una saña y desprecio de sí mismo encomiables. (Huye como el ángel de alas abatidas,  angelus novus, de algo que no vemos, el horror, el horror, los otros, las convenciones, el sistema, la relación cortesana...)

Respecto al otro, el Mártir…

Tierra es la España de mártires y héroes imperecedores, de grandes poetas y excelsos prosistas, de inmortales prohombres… (Y algunos sin esperarlo. En fin.)

Podrían escribirse tantas cosas, existen pocas pero jugosas instantáneas, fotografías pecaminosas:

¿1980? Los negros y blancos del dowtown iban cargados con un gigantesco radiocasette apoyado en el hombro como si fuese un bazuca, y de ese trasto se proyectaba una música estridente más letal que las bombas de un mortero. ¿Qué hacía un marxista español terriblemente concienciado (Fiodorov) y ya suicida en potencia en el Nueva York de los años ochenta entre blancos y negros, asiáticos, hispanos, un modo de vida ausente de atractivos para él y una agitación cultural que no entendía…? No vomitar lo que era, saber de naderías, los viajes de navegación al sinsentido, desentrañar la época…

El viento que viene del mar, fragante y fresco, limpio, la brisa (como azul) de levante que atraviesa muros y paredes, los desfiladeros de las calles y avenidas, y llega hasta ti puro, libre, ya en la primavera valenciana, tan mediterránea e indiferente a los paisajes de tierra adentro, mesetarios, del norte, del sur.

Y ahora, ¿qué?

Sobre todo, no pienses.

Su trabajo, del que se mofa secretamente; su matrimonio, del que hace tiempo que descree y refuta cualquiera de sus ventajas; sus hábitos públicos o secretos (comprar libros, beberse el mejor whisky escocés sin mixtificaciones, intentar follarse a la asociada veinteañera de Dibujo…) que aún le mantienen en vilo, todo ello, lejos del placer o una complacencia serena, ya no es nada más que una protección que despoja aquellas circunstancias y actividades de sus verdaderas esencias. Ahora, pues, ya es un falsario.

Bonita perspectiva.

¡Ah… pero su ojo de viejo marinero, pequeño y penetrante a diferencia del otro, tapado e inerte, inofensivo, todavía calibraba algún rédito!

Esos relojes que parecen no marcar las horas, sino la misma esencia del tiempo, tu inmenso tedio: inventa selvas, las mañanas marineras de la jungla más allá de la costa de la arena dorada y las aguas verdes, limpias y transparentes.

Los hechos que siguieron…

Sabrá nuestro lector…

(Una manera de de incrustarle en el futuro de las miles de páginas del destino.)

En este punto, la pluma que sostiene los dedos…

Comienza nuestra aventura…

He aquí que…

No tiene el narrador palabras para…

Las montañas, los valles y las nieves suizas y austríacas terminan siendo de un aburrimiento inaguantable:

Ve al sur.

La memoria… ¡la puta memoria! ¡Ojalá fuera pasto del más virulento síndrome de Korsakov!

¿Cuál es su nombre?

¿Mi nombre?

Sí, su nombre…

Disculpe, ¿cuál era la pregunta?, aunque, en realidad…  ¿qué es realidad?, ¿me ha preguntado algo…?, ¿qué es preguntar?, ¿qué es algo?,  ¿quién es usted?, ¿quién soy yo?, ¿qué pasa ahora? ¿qué es ahora?

¿Qué está leyendo esta mañana nuestro héroe…?

Una biografía que intenta descifrar sobre todo al hombre Françoise Trufaut.

Háblenos del París del 68.

Por entonces, levantados sus adoquines de las calles abajo sólo había el hedor de sus alcantarillas y la mierda que en forma de arroyo aseado fluía por sus colectores, la misma mierda que cagaban los revolucionarios con un libro bajo el brazo durante sus andanzas, así que nada de cánticos celestiales ni playas del sur… Pronto, los obreros volvieron a las fábricas, los estudiantes a sus cafés de moda, a sus charlas reivindicativas, a su cultura transversal, a sus libros de bolsillo y al cine de moda.

Sartre dijo de la imaginación (mientras en la Chinoise se quemaban libros, esculturas y pinturas, hombres y mujeres… gatos, perros..) que… En fin.

Por entonces, Bocetito…: jugando a médicos y enfermeras a los ocho años quiso meterle eso en aquella rajita a una doctora de once. La doctora Lolita, alumna dominica ejemplar y vecinita complaciente del cuarto izquierda, se negaría en redondo llegar a aquel extremo, aunque si permitió que la manosease de arriba abajo, e incluso ella misma, asombrada, en plena hipnosis, llegó a acariciar con dedos inocentes el pene flácido como un pececillo del doctor Brell. Lo dejó a dos luces. A esa edad, él era rencoroso. Más tarde, a los trece años, en apuntes destinados a la definitiva redacción de su decimotercera novela inconclusa anotó lo siguiente, sin escrúpulos, sin considerar siquiera aquellos efímeros pero a la vez placenteros, iniciáticos, irrepetibles instantes: El cuerpo de una mujer puede ser de una belleza y seducción fatales, sus piernas, sus muslos, su trasero… No así su sexo, confuso y feo…

Paula, ensoñadora, inspirada por los metódicos sorbos del Martini: Un comando de individuos inteligentes viajeros de una civilización extraterrestre, poderosos y felices poseedores de una inimaginable teconología superior, mediante un artilugio enviado millones de años atrás han filmado desde el espacio toda la historia y evolución del ser humano hasta más atrás de nuestros días: los primates y los homínidos, los primeros balbuceos del homo sapiens, el alfabeto, los griegos, Roma, los feudos medievales, el Renacimiento, la guillotina, las guerras del siglo XX, el digital siglo XXI… Una película que en forma de pequeño pen drive contuviera en varios millares de geopbytes desde los diálogos socráticos hasta el Ulysses de Joyce, desde la imprenta hasta el pop del XX, desde Cervantes hasta el manga y la consola, las guerras mundiales, la candorosa conquista del espacio próximo a la Tierra, los desastres continuados del XXI… Imagínate, guionista, qué juerga visual.

Brell el Joven entresaca algún sentido de su cerebro durmiente: Epicteto: Es señal de filósofo esperar de sí mismo todo bien y todo mal…

Paula, (que nada suele recriminarse a sí misma, hasta ahí podíamos llegar), sigue inspirada aunque un poco teñida por la melancolía y, por una vez, piensa en lo que pudo y no pudo ser: cuánto le hubiera gustado a ella poblar las series (movie tv) en las que colaboraba de docenas de adolescentes pecosas con el cabello revuelto que se masturbaban a media tarde con un envase de desodorante de tamaño apropiado y textura satinada (lo que terminaría sucediendo más allá de ese presente (2008) y apareciendo de la forma más natural incluso en horarios de prime time).

Debería sacar la tableta del bolso, se dice la guionista, y anotar estas ocurrencias no del todo desdeñables… Lo que una debe hacer es acopiar material, otros lo ordenaran:

Paradoja: máscara-rostro- La máscara dice la verdad, mientras la voz trata de confundirnos. Rostro como máscara.

Ver función de la máscara en el teatro griego. (Anota y subraya la excelsa guionista de diálogos.)

Pureza y santidad (juramento médico).

Como esos tipos que se mueven de un lado a otro sin cesar, huyendo siempre hacia delante, mirando un poco por encima del hombro hacia atrás, por miedo a que la muerte les pise los talones, y no saben que la muerte la tienen frente a ellos al doblar una esquina o al abrir una puerta, esperándoles, ni siquiera les sale al encuentro, se limita a que se topen con ella (yo no he sido, tío, tú te lo has buscado). Así de simple…

Como la misma muerte: un sueño sin sueños.

La muerte. ¡Ah, qué cosa!

Esa realidad no necesita del hombre para manifestarse.

Ahora, casi siempre (a Brell, Nacho en la adolescencia y en la intimidad para ella) lo nota perezoso, de una indolencia irritante, todo lo resume declarando ante cualquier cosa o asunto que es indescriptible, y eso le faculta para seguir mano sobre mano.

Uno (una) vive hoy porque cree que es eterno, y esa eternidad tan figurada y falsa es el combustible que hace que esta mañana te levantes de la cama, que muevas las piernas, que hagas trabajar tus pulmones. El riesgo está al amanecer, escribía Kafka. ¡Qué sabio!

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