jueves, 27 de enero de 2011

Una academia (29)

¿Todo puede ser un cuadro? Dibuja piedras. O nubes. O hierba de color azul, cielos de nubes grandes y verdes, cielos amarillos, un árbol rojo, el río de aguas de color castaño, como las cubiertas empastadas de los viejos libros de lomo negro y letras doradas... Todo eso es simple y complicado a la vez. Todo lo dibuja ella a instancias de él.
[Una... ¿pintura?] Dentro de esa concepción realista...
(Una vez, esperándola a ella: miraba el paisaje quieto como en un cuadro. El silencio absoluto: no se movía nada, ni una hoja, no se oía nada, ni la brisa, sólo se veía...)
Aspiraba Brell a que ella aprendiera a mirar. Que se alegrara de esa mirada nueva, pues todo podía ser áspero y severo, reconfortante y fértil, mágico y hermoso... si terminaba siendo una colorista arbitraria. No existían criterios (esa enojosa predeterminación) para el ojo... Si cosas has de ver que han de maravillarte.
[Han de ver los ciegos de dentro de cien años con ojos de silicio, una prótesis electrónica, algunos miles de células fotoeléctricas -¡incluso un 5% para las impresiones de color!- en un chip del demonio embutido en la pequeña incisión...] Mira la realidad: imagina lo que ves. Lo que es lo mismo: eres mucho más libre en la creación de lo que piensas. En tus leyes nada está vedado. Han nacido contigo.
Sin ataduras (las reglas de los otros) la vida se amplía, ensancha hasta el mismo límite del cielo. Puede que hasta lo toques (pero muy tenuemente, y puede que sólo una vez). La vida es nueva, es otra. Parece como si de las imágenes se hubiera desprendido un tul sutilísimo o el tafetán de la desmemoria y, de pronto, todo fuese más nuevo, más real, de más colorido y de mucho más brillo, naciente, virginal. Brell se lo asegura a ella. Pero ella siempre ve las cosas de la misma manera. Se lo dice a él, que balbucea una maldición.
(No es posible eso. A veces, si no te engañan los ojos, te engañas tú mismo. Nunca contemplas la imagen definitiva, absoluta, la de siempre. Eso sería estéril y frustrante. Todo varía en la vida de un ser humano, que es corta y estúpida. Sólo lo nuevo puede mudarse otra vez en el tiempo. El hombre como simple... humus que enriquece generaciones tan incompletas como las precedentes. Esa debe ser la auténtica finalidad seguramente. Lo piensa callado, sintiendo en la nuca una mirada de fuego.)

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