domingo, 18 de diciembre de 2011

HESSE 35

¿Cuáles son las proporciones correctas?
Un montón informe de trastos desafía cualquier escala vitrubiana: mirad, entre esos desechos se agazapa mi alma desnuda, todo aquello que me angustia o emociona: lo que en ello gozo o me torturo se halla ahí sepulto o insepulto entre los cables, los plásticos, los cristales y las telas… ¡los polímeros!
No eres un enunciado definitivo; con el tiempo terminas siendo una caricatura, unas líneas desgarbadas y feas, un rayajo gótico cargado de analogías ojivales y desprovisto de gracia.
Deconstrúyelo, entonces, desarma esa carne corrupta sostenida por huesos endebles. Tranfórmalo a ese cuerpo en abigarrado montón de materiales cuyo orden y concierto sólo a tu espíritu conciernan.
El Siglo XX es una solar donde arrojar todo aquello que expulsa el alma.
La belleza, bien es cierto, es sólo una relación… ¡pero de infinitas y variadas unidades simples!
Categóricas sí, pero arbitrarias.
Una dipendenza apenas perceptible, emboscada a lo largo y ancho y alto y bajo de ese amontonamiento o disposición objetual, detrás del cual se encuentra un ser humano.
Talleres de reflexión teórica:
adonde ningún ojo descubrirá el barro maleable, el torso monstruoso adivinado a través de la bolsa de plástico preservadora de la humedad: nada en estas iglesias del novicio depara lo humano, nada nos transporta a las sosegadas visiones de la estatuaria griega, cuando la levedad de la piedra tallada con mimo encomiable transmutaba en carne apetecible, en una piel tersa e inmaculada, en un reflejo del agua del color de la luna, de la pátina del deseo. ¿Qué manos modernas –se dicen como orantes- osarían replicar la clásica belleza de unas estatuas que, a despecho de su naturaleza canónica o ideal, se verían rebajadas a ejemplo estético de pusilánimes, a copistas sin talento? Ninguna alquimia contemporánea ha de mejorarlas en una apariencia inaugural que ha sido venerada siglo a siglo, ningún apócope ni remiendo hará de ellas materia superior.
Mejor dejarlas dormir en su sueño de siglos.
A otra cosa.
Para una teoría de los formatos de equiparación: pintura expandida y vídeo. Conceptos e idearios sobre el soporte plástico contemporáneo. Alternativas de una semántica de confrontación en el siglo XXI, logra leer en un cartel pegado junto a la puerta de entrada (¿a qué? ¿adónde? ¿hacia qué? ¿por qué?).
Hay un pequeño trabajo para ti, negro.
¿A cuánto por página?
Tú decides, pero no pases la raya roja. Lo malo es el tiempo.
¿Plazo?
Dos meses y medio.
Estará lista.
No esperaba menos de ti.
Además, tengo el título.
Magnífico.
Para un entendimiento poético de la instalación en espacios de adecuación plástica. Comportamiento y ejecución escultórica mediante un vocabulario matérico, espacial y objetual intuitivo: la moderna sintaxis del arte tridimensional.
Es perfecto.
Eso creo. Propende al esclarecimiento.
Afín al debate de los avisados, del entendido en la materia.
Pues manos a la obra.

Cuanto de bullshit tenga esta maldita reunión de objetos, será difícil saberlo. Quizás esta farfolla no responda sino a un autoengaño sublime y alimento visual para incautos. Un decorado quackery, aseados humbugs para soplagaitas bien vestidos de la Quinta o tipos marrulleros intelectuales del Village atrincherados en sus trenkas, sus libros de bolsillo, su cine europeo, su whisky de malta y sus botas de piel vuelta.
¿A eso aspira tu obra?
Existen pruebas suficientes para negar esa insidia, Escribidor.
Veamos eso, dijo Hesse casi inaudible, inconsciente, y me condujo a una habitación donde se apilaban cientos de objetos heteróclitos.
Me condujo a la confusión más absoluta: a lo sinnombre.

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