Por A.Sch.:
Que la catástrofe del mundo no me reconcilie
con mi tumor.
Muchos de los chispazos visuales que me vienen
a la mente pasado el tiempo lo hacen a través de sensaciones físicas: veo sin trabas la tremenda entrada de la
nave fabril abandonada en los arrabales de D. merced al olor a herrumbre que
recupero hoy durante mi paseo por las
inmediaciones del puerto; sé de aquel galimatías callejero de
las cercanías de los muelles por el inconfundible aroma de la madera mojada que antes y ahora asalta mi olfato; recordé
a L. en Hamburgo por aquel sabor de la mandarina española que anegaba
dulcemente el paladar…
“Serías una proustiana… ¡de materiales desmedidos!”A tener en cuenta:
Inventario Schwarze Spiegel:
hormigón quebrado (305)
poste amarillo y negro (306)
esqueleto (307)
luna (308)
libro Satanstoe (309)
ébano (309)
lata de conserva (311)
central telefónica inactiva (313)
80 balas (317)
cartel de color linóleo (318)
cañería (318)
érase un hombre a una bicicleta unido (318)
cien millones de hombres y mujeres en la tierra hubieran bastado para perpetuar su especie (319)
Rilke (319)
tronco de haya (320)
rojo vagón de carga (320)
mapa (326)
vigas de madera de 4, 6 y 8 pulgadas (327)
hierros y soga (328)
carbón (329)
piedra de balasto (330)
cráneo (332)
número B.1107 (332)
prohibido el paso (333)
telescopio (334)
aplique dorado (338)
papel cuadriculado (339)
sombrero puntiagudo (339)
biblioteca ( Hoffman, Ranke, Cooper…) (341)
hoja de acero (342)
bronce (343)
grabado Buen viaje (343)
cometa de papel (344)
palo de bambú (346)
excremento (346)
hilo de cobre (347)
20 estrellas (347)
aluminio (349)
ajedrez (349)
película fotográfica (360)
estación del ferrocarril (361)
mira telescópica 500 metros (362)
Poe (380)
Hemingway (380)
Wolfe (380)
Faulkner (380)
Lessing (390)
Jean Paul (390)
Döblin (390)
Schmidt (390)
Cervantes (390)
Adan y Eva (393)
¡Nunca para los lectores!
[La numeración entre paréntesis hace referencia al número de página de la edición Los hijos de nobodaddy, de Arno Schmidt, por la editorial Debolsillo (Barcelona, 2012). Traducción de Florián von Hoyer y Guillermo Piro.]
Que el catálogo de mis signos sea la herida
abierta…
La muerte del padre en Bourgeois: una brecha por donde entran los miedos, la precariedad, todo es para nada.
Lo sabes bien.
Décadas de un psicoanálisis que nada puede rastrear salvo las dificultades: al contrario que la araña, se diversifica, se pierde en una dispersión que tiene mucho de estética.
La pregunta: ¿Por qué maligno? ¿Hasta ahí hemos tenido que llegar?
Pues, ¿adónde has querido llegar tú?
(Sí, eres culpable.)
La Mujer del Sombrero ha dado paso a La Mujer
Calva.
Es un arte éste indetectable. Nadie tiene por
qué conocer su verdadera función. “Que cabello precioso, y que corte tan
esmerado y preciso”. La peluca: objeto mágico. No tapa la calvicie desgraciada, esconde desde su perfección artesana la quimio y la ristra de los médicos y los auxiliares que silban o bajan la vista a tu paso y las habitaciones blancas y los largos pasillos y las deprimentes antesalas y un rumor de fondo como si fuese el de las máquinas que han de triturarte.
Proyección en el Village, en la sala Pudovkin,
de dos films en dos pantallas yuxtapuestas: no tardas en darte cuenta que ya
sólo es posible trabajar en los límites.
Notas al margen: marginal.
¿Y si en el fondo todo se trata de un alea? Una
conspiración del inconsciente. Una obra abierta sugerida por el mismo material
que buscara mediante el artista inocente
su propio vocabulario exento de la razón humana. La piedra no hablaría como un
ser humano, y menos el acero, los plásticos…
Aunque se necesitan cuatro mil millones de años
para la consecución de un “azar” afortunado.(Si bien finalmente el ojo humano, ejecutor y controlador, terminaría contaminando un auténtico alea.)
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