domingo, 4 de noviembre de 2012

HESSE 86


¿Qué es un artista?
Unas manos. Eso es lo que eres. Pues has dejado atrás los espíritus (del bien y del mal).
Eres una especie de servidor. Siempre al servicio de alguien. Aún no te has descubierto a ti misma.
No fuiste libre hasta mucho después, en pleno renacimiento de tus poderes ocultos: ¿qué importa que me entiendan?, te dijiste. No deseabas en modo alguno encasillarte entre lo mitológico y lo simplemente artesano.
Una identidad griega es lo que necesitabas.
Eres una creadora. Eres Dios.
De la cueva al cielo: pero es tu mente, tus sueños, los que han arrumbado definitivamente las manos al limbo de la mecánica. 
Qué albricias, qué fiesta, ahora todo va a ser un juego del lenguaje… en pos de lo profundo.
Representa el mundo. Qué mas da el lenguaje o no-lenguaje que utilices. Estás en el mundo. Eres del mundo. Lo que hagas tiene, pues, otro dueño. Al que representa. Todo lo del mundo se legitima por sí mismo.
¿Hasta lo que no se ve?
W.:
Der menschliche Körper ist das beste Bild der menschliche Seele.
Fue una mera frase. Los años no pasan en balde.
La marioneta se ha venido abajo. Demasiados años, demasiadas muertes y engaños para tratar de dibujar el alma. Dibuja contra ella.
Puedes decirlo con más arte. El tuyo. Visible y comprensible. Plásticamente inobjetable.
¿Construyes una obra?
No, pienso.
Con la boca cerrada es imposible no dejar de hablar.
“Tengo la palabra en la punta de la lengua”.
“Tengo el pensamiento en la punta de la lengua”.
“No entiendes nada respecto a mi obra. Lo malo es que no puedo demostrar tu ignorancia”.
¿Cómo dibujarías el azul? ¿Y el verde? Puedes pintarlo, mostrarlo, pero ¿y dibujarlo? ¿Qué forma tienen los colores?
A estas alturas, 1970 parece un año, uno más, del siglo XXI. Incluidas sus trapisondas y enredos de aquél que pueden parangonarse con los actuales cuando esta escritura de limón se hace visible  con el calor de la llama y las ruinas de las postreras hogueras del arte.
Háblame de la escultura moderna.
No existe. Murió de muerte natural, entre escayolas de amarillo ruin y fríos y falsos bronces y mármoles cegados por su mismo brillo. Y prefiero creer que no tomas esto como un chascarrillo.
Hablemos de arte, pues.
Dijo: estructura efectiva.
Pero El Escribano Taimado, al pie del lecho de muerte de la Artista a Punto de Consagrarse, todo oídos, engaño y pluma en mano, entendió: estructura festiva. Eso fue todo un hallazgo. Que así sea escrito. Una errata feliz.

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