He bajado de la montaña.
Brillaba la luna como una lágrima, a todas partes me seguía.
Un ejército de sombras guardaba el regreso a casa
donde esperaban el libro y la lumbre, la pluma, la página blanca,
el perro a la puerta y el caldero pegado a la llama,
el vaso, la jarra de vino rojo, la hogaza de pan,
el cuchillo y la cruz sobre la mesa.
sábado, 30 de octubre de 2010
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