viernes, 4 de junio de 2010

Poéticas - L.A.B. (27)


El cuerpo como sintagma, como recipiendario principal de un lenguaje visualizado desde una conformación plástica que asienta su mayor credibilidad en lo que de representacional conlleva la propuesta en relación al muestrario inagotable de la naturaleza, inclusive, asimismo, en aquellas proposiciones lindantes con la experimentación.
Es un hecho evidente que lo formal, la belleza o no-belleza de ese objeto único, desnudo corporal/desnudo artístico, prevalece sobre la invención “deconstructiva”. Estamos en realidad ante un pretexto más, independientemente de su valoración inicial como referente, para una plasmación artística. La única abstracción posible es nuestro estupor, el revuelo íntimo que nos provoca la tentativa de perfección en sí, más allá de lo visible e inteligible de la naturaleza, el asombro ante una forma de arte que, sin excluir nada, reinventa la mimesis a partir de presupuestos plurales en busca de una "belleza técnica".
La épica del desnudo, bien desde el severo escorzo, lo deformante o la lasitud subrayada por la dulce somnolencia del modelo, revela la impronta de un arte que invoca en todo momento su veracidad artística para, alejándose de la idealización, recabar un concepto más de armonía estética.

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