miércoles, 27 de enero de 2010

Artistas (3)

La voz susurrante y débil recitaba algún verso de memoria, (U, cycles, vibrements divins des mers virides), en perfecto francés, atrapando con dulce (o fatigado, desfalleciente...) musitar una música natural y marina.
Entonces... me era posible [ver] el poema.
Provocaba yo discusiones falsas. Me enfangaba en lo turbio de las palabras, alentaba un estímulo pasajero en ella, en...
[Fantásticas pupilas... Gatos: El pentagrama de Schubert. T.B. pergeñó en... ¿Coimbra...? un retrato de Baudelaire (ojos y ojeras, labios, mirada, testa terrible...) a base de levísimas siluetas de gatos durmientes, saltarines, aburridos, traviesos, jocosos.]
En lo esencial, estábamos de acuerdo. Aunque yo estimara en primer término lo conciso, una imagen que sublevara el espíritu creando un espacio de sensaciones nuevas o raras, complacientes o exaltadas. Era absurdamente sincero en eso. ¿A qué mentir? Estábamos en el invierno extranjero una moribunda y un fracasado... Al final de todo: el viático ya, la mala unción, y ninguna ultísima virtud...
Cierto grado de complicidad con lo real y con todo lo humano. La ficción, la pintura o la raya; culmina la música:
"El arte tan sólo debía inspirar estados de emoción", conveníamos.
"Por sí mismo es artificio memorable, abusivo o un juguete estúpido."

Aleixandre.
Era un ejemplo: saber que se puede descifrar un conocimiento más fecundo y real del mundo a través de la magia callada de las expresiones que nacen de lo más irracional del alma y sus tensiones latentes. Los recursos que derivaban de una práctica normativa terminaban convirtiéndose por medio de la regla o el abuso constante en categorías de primera línea empobreciendo la verdadera materia del acto de la invención. Era como si finalmente prevalecieran los procedimientos técnicos sobre un habla inspirada y hermosa: la que germinaba verso a verso en la celebración del poeta de Velintonia. [Mayo, 98: los cuatro peldaños de piedra que conducen a la vieja morada: podridos por el tiempo, pero no el olvido, nunca. Quien muere vive, y dura.]

Crane.
Oía esa mañana soleada y fresca, clarísima, oía las gaviotas y el agua azul y las voces animadas de la actividad incesante en los muelles, oía el rechinar metálico en el viento que surcaba el vano del puente de Brooklyn. Muchos años antes (cien, o...), desde la misma pobre y luminosa habitación que ocupó el poeta, en 1924 su ingeniero paralítico vigilaba la construcción observando por el catalejo, midiendo, el cielo de oro limpio, el mar gris o azul, o el verde del East River...
Y otro bardo... ¿puro?, barbudo, viejo, blanco, ha visto las mejores y más nacientes auroras en Brooklyn, allí ha vivido, pero sólo cerca de su alma...

M.L.
Es especialmente desalentador. Titubeo a menudo ante las excelencias de una técnica vieja y ordenada. Impregna de una falsa cobertura de rigor algunos calculados productos. Sin embargo, admiro siempre una elección... sorprendente, nueva, aun tosca, precipitada.

No hay comentarios:

Publicar un comentario