viernes, 29 de enero de 2010

Poéticas - M.M. (7)


El discurso seriado es una opción tan posible como cualquier otra inmersa en la lógica (o no-lógica) de nuestra contempo-raneidad, apela una plástica que se nutre no sólo de la fría disposición de su elemento icónico repetido, como si de una resonancia minimalista se tratara, una reminiscencia reciclada de aquella práctica del distanciamiento, conforma, asimismo, una sintaxis de reflexión donde el arte del pasado se imbrica con el del presente en una mutación que termina revistiéndose de modernidad. Como se ha explicado repetidamente, las significaciones semánticas de estas obras oscilan a niveles de códigos perceptivos y figuras de reconocimiento de códigos matemáticos elementales, por lo que sus últimos significados se ven reducidos a su mínima expresión de un modo paralelo a sus reducciones sintácticas. En definitiva, a una concepción profundamente depurada. En cierto modo, el ejemplo de la estética actual que informa la propuesta del artista remite en su formalismo lingüístico al constructivismo gestualista que presidía en la poética de sus obras de la década de los setenta, por lo que no hay que desdeñar un vínculo (muy sutil) con aquellas piezas que situaban el énfasis en los aspectos constructivos del proceso pictórico. En este sentido, cabría hablar de un "continuum", del mismo interés irrenunciable por el aspecto físico de la obra, de una evolución siempre implícita en su corpus plástico.

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