domingo, 17 de enero de 2010

Sonata 21 (1)

Ahora, en el solsticio de verano, tendría que arrancar matas al amanecer..., para que florezcan en lo más crudo del invierno, en el nadal blanco, serán flores de color amarillo, malva..., que encenderán la bruma de la mañana todavía incipiente.
(Franz Schubert burla su decepción... siempre. Es tan fácil... Sus corcheas trazan una ansiedad o la fatiga y simulan un canto, engañan nuestra emoción; un batallón de gatos invade el pentagrama: son divertidos, jocosos, aunque parecen salir de la noche más profunda.)
Fue... ¿D.G.? ¿C.J.? En cualquier caso, me hablaron mucho de los sonidos del piano: "Como una perfecta y severa máquina de escribir donde pulsar la zozobra o el alma exaltada." Y luego estuvo J... y un tal (sic). Todos acordaban lo mismo: se lanza sobre el teclado e improvisa, malo, bueno, regular... ¿Celebra... o blasfema? Se cuenta cosas: F.S. pensaba muy poco en sí mismo.
[Este hermano... de nadie... ¡hacer de su extravío... una reflexión, un arma arrojadiza...!]
Existe... Los demás tendrían que ser como estatuas, bellas o deformes, pero calladas... silentes figuras de piedra..., retratos de una rigurosa quietud, mudos estropicios de gesto glorioso, inmóvil en el tiempo... un dibujo que ya no ha de variar, bien enmarcado con passe-partout y madera de oro, una mueca eterna colgada en todos los museos. No mancillarían así la nobleza de un apellido, algún tipo de supuesta alcurnia. [La música se enfrenta a una estética común: ¿qué representa salvo...?]
Cantor desde los once años... Soprano hasta los quince... Bohemio y descuidado, se derrumba sobre la cama y amanece con los lentes debajo de la almohada.
... Este hombre inacabado... Y al paso de los años, ¡cuántas tardes pasará bebiendo el vino suave y leve del país mientras ve teñirse el cielo de rojo, añil y violeta... aún no aterrado por la idea de la muerte! Se sepultaba en las tabernas. La armaba: éste no puede poner fin a esa algarabía de notas que pugna en el interior de su cerebro jovial y escandaloso.
¿Qué música le embriaga cuando camina por la vereda al borde del agua, entre los grandes árboles y la verde floresta...? ¿Que no lo confundirá todo su mirada miope...?
(Errabundo hasta la muerte.)

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