domingo, 31 de enero de 2010

JOSE GRAU, dibujante - 1914-1998 (1)




Lejos de ilustrar el texto, la narración en el comic se atrinchera en lo gráfico, desdeña la palabrería del novelón. Incluso la encerrada en el bocadillo o abocada a hurtadillas al pie de la viñeta tan sólo acentúa una acción, pues el texto se trata de una literatura en su mínima expresión, escritura estorbadora, de acompañamiento en las peripecias del héroe, de los capitanes y de los reyes. La concisión del guión acelera las tramas trepidantes (menos es más), y a veces incurre en un divertido y esclarecedor batiburrillo léxico, una onomatopeya graciosa y tremendamente efectiva (¡crash!, ¡paf!, ¡zzz!, ¡¡boooom!!, ¡aaaaaaggggh!, ¡toc-toc!).
Nada hay más cerca de lo cinematográfico, más libre y extravagante de argumento que las imágenes dibujadas con el pincel mal pagado de unas secuencias atrapadas e impresas en el peor papel de pulpa. Será después, en el tiempo, cuando esas páginas apaisadas tan sobadas por las pequeñas manos del niño, páginas que rápidamente se tornaron de un amarillo ajado, comiencen a adquirir su valor inapreciable, a acrisolarse con el oro lejano/perdido de la infancia.

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