martes, 30 de marzo de 2010

JOSE GRAU, dibujante - 1914-1998 (11)


El comic, que también termina adentrándose en el futuro, no es extraño a los avatares de éste.
Pasado el tiempo, los avances tecnológicos de la reproducción y los propios de la representación semántica (pues los jóvenes creadores supeditan el relato a la prevalencia del medio sujeto a investigaciones plásticas y a la experimentación constante), en manos de los clásicos el tebeo retendrá el reglado de antaño, el espíritu tradicional de la aventura narrada a través del discurso lineal, muy cuidado de dibujo y ajeno a un lenguaje gráfico distorsionador. En manos de los viejos dibujantes, o de alguno de ellos, recuperarán la emoción de unas viñetas que lejos de configurarse como un exponente de las innovaciones de un lenguaje vanguardista insistirán en la plasmación de unos encuadres y secuenciación perfectamente legibles desde las incipientes normas y usos de tantas décadas atrás. El Encubierto de Valencia con su millar de viñetas al estilo clásico, realista a ultranza, se erige (tan sabio, tan consciente de sus presupuestos) como un paradigma impagable de aquellos viejos tiempos del tebeo de pulpa. Y más allá de su propia autonomía como obra artística, parece rendir un homenaje secreto a todos aquellos compañeros de otras épocas que semana a semana publicaban y enviaban a los quioscos sus series de aventuras a través de unas claves y un concierto estético que, a pesar de todo, no ha periclitado el ejercicio de la literatura de la imagen del siglo XXI y su actual evolución de modernidad como medio de expresión.

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