sábado, 6 de febrero de 2010

GUION



La página impoluta ha sido medida, trazadas las diagonales, calculado el espacio para la disposición matemática de las viñetas, reglada su disposición, cortado los márgenes de los cuatro lados del rectángulo. Esa blancura queda pronto mancillada. Dos vectores animan la excursión que recorre inclemente su desnudez. Un vector secuencia la práctica artística desde la imaginación del oficiante, primero con el portaminas y la goma de borrar, luego con el pincel o la plumilla en la mano; el otro, acelerante, corporeiza la historia, la hace real, siendo como es una bidimensionalidad bastante precaria. Así, del guión que enciende la acción en la mente del dibujante acaecen viñeta y encuadre, el movimiento, la línea conducente a una conformación afortunada donde lo representacional, lo reconocible, vertebra la historia por entero, y donde la lectura puede ser sustituida incluso por la imagen enteramente. Nada se perdería: aquel papel trabajoso de palabras, descripciones y diálogos tan sólo ha servido para una traducción-recreación donde lo visual termina imponiéndose y desde donde se destierra la retórica, lo ocioso de lo verbal.

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