viernes, 5 de febrero de 2010

Marina

Mirando un color antiguo. El azul muy desteñido,
que evoca el alba de todo. Así el tiempo se hace lento,
recobra azares, certezas, importantes reflexiones
a las que acompasa el mar desde la playa cercana.
Sobre el cristal de la mesa hay un libro rojo y oro
al alcance de la mano. Está abierta la ventana.
La brisa invade la casa, dora el sol el horizonte.
Los días ya no se llaman, las horas ya no se cuentan.
Sean leyendas y ritos, sea el porvenir la fábula.
Canta diosa...

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