miércoles, 24 de febrero de 2010

Muerte de M. (fragmento 102)



Yo guardo con amor un libro viejo

Es silencio la lluvia, o las voces de antaño. Gloria al contador de huesos. Anegan la retina prendida en la ventana de gotas deslizantes aun antes que su boca y el hedor de la lengua los muebles del cadáver, el cuero y la madera de la casa cerrada, el rancio olor del aire de aquella arquitectura de papel. De estos días tan viejos (los tiempos se juntaron de la misma materia de la desolación) los sepultados libros bajo inocentes títulos hoy herencia del desprecio. Pero disfraza, invicta memoria, el polvo blanco del libresco gusano. Y de los ojos muertos la oscuridad sin nombre: allá donde te espera tan arrogante muerto. Engalana tu cólera. (Mientras pasas las páginas todavía, lecteur.)

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